julio 31, 2016

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Selfi del Papa con

Selfi del Papa con los jóvenes que compartieron con él el almuerzo en el arzobispado de Cracovia

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Papa Francisco brinda consejos y “selfies” a jóvenes

Ameno almuerzo, con bromas, del Sumo Pontífice
CRACOVIA (EFE).— “Fue como comer con mi papá”, explicó Paula Mora, una de los 14 jóvenes que compartió el almuerzo con el papa Francisco en Cracovia, quienes recibieron muchos consejos, bromearon y, sobre todo, se tomaron selfies.

Los 14 jóvenes, uno de ellos una traductora, se convirtieron ayer en las grandes estrellas de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y la prensa de todo el mundo quiso hacerles una entrevista y es que no es para menos: no todos los días se come con un papa.

La organización de la JMJ eligió por sorteo entre los “voluntarios a largo plazo” —quienes han ayudado a los jóvenes que vienen de todo el mundo— a representantes por continente, de Polonia y una traductora para almorzar en el arzobispado con el Santo Padre, en una de las citas habituales en las últimas JMJ.

Sentados a la mesa, con un mantel blanco y algunos centros de flores amarillas —colores de la bandera vaticana— estaban los 14 chicos y chicas, procedentes de Nueva Zelanda, Ucrania, Vietnam, Canadá, Estados Unidos, Zimbabue, entre otros; el arzobispo de Cracovia, el cardenal Stanislaw Dziwisz, y el papa.

Al principio los jóvenes no abrieron la boca, ante los nervios, no saber el protocolo y el peso de la responsabilidad de estar ante el pontífice, pero Francisco rompió inmediatamente el hielo.

“A ver, ¿quién habla español?”, señaló Francisco, según explicó Marco Bulgarelli, un costarricense que todavía no cree lo que acaba de vivir.

“Al final levantaron la mano cinco personas y un polaco dijo que sabía algunas palabras y entonces el Papa decidió que por mayoría se hablaba español”, contó Bulgarelli, y empezó la conversación entre consejos y preguntas serias, algunas bromas y, sobre todo, una sesión final de fotos.

“Ha sido una experiencia maravillosa y única en la vida, nos estuvo preguntando sobre nosotros, lo que nos gustaba hacer, sobre nuestras vidas y luego nos dio consejos sobre cómo evangelizar y que lo primero es evangelizar con los actos y no con las palabras”, añadió.

El menú fue típicamente polaco: Pierogi, carne y postre, y a la pregunta de los chicos sobre cuál era su plato preferido, el Papa argentino les aseguró que tiene “un estómago de hierro” y puede comer de todo.

Y que sin el mate se puede vivir, “pero si un argentino le convida pues acepta con mucho gusto”.

Pero el papa también se puso serio cuando les habló de cómo rezar o de la importancia de confesarse y en otra confesión les explicó que “cuando se confiesa busca entre los pecados que tiene y aquel que más vergüenza le da es el primero que cuenta porque así siente antes el perdón de Dios”.

También se habló de Siria, donde los jóvenes cristianos de este país también están celebrando una pequeña JMJ a pesar de la guerra y las penurias.

Paula Mora, que ha venido a Cracovia como voluntaria desde el sur de Colombia, cuenta que sólo le pudo obsequiar al papa una pequeña imagen de la Virgen de Las Lajas, la patrona de su tierra, porque recibió la sorpresa aquí y no tenía nada más que regalar.

Aunque el verdadero regalo se lo hizo el papa cuando confirmó que el próximo año, aunque aún no conoce la fecha, viajará a Colombia.

El tema de los próximos viajes salió cuando Marco Bulgarelli, que viene de Costa Rica le preguntó cuándo viajaría a su país.

El papa contestó que sería muy difícil volver pronto a Latinoamérica ya que para el próximo año tenía previsto viajar a Colombia, “aunque aún no había fecha”.

Para Paula, este almuerzo que le ha “cambiado la vida”, fue como el que se tiene en casa con la familia y en el que tu padre te da consejos de vida. “Fue como comer con papá”, explicó a Efe esta colombiana, que resaltó la cercanía y la paz que emana del pontífice argentino.

Al final de la comida, todos le pidieron “una sesión de selfies” y el pontífice, con paciencia, pasó un buen rato con los chicos haciéndose fotos. “El papa hubiera continuado, pero los gendarmes nos dijeron que ya se tenía que ir”, explicaron.

El papa futbolero no pudo evitar preguntar a uno de los chicos, un seminarista de Brasil: “Entonces, quién era mejor Pelé o Maradona”. “A mí me gusta Messi, santidad”, zanjó la discusión.

De Siria

El Pontífice escuchó ayer durante la ceremonia de la vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud el testimonio de Rand Mittri, una joven de 26 años, que relató la terrible vida en Alepo, en Siria, “un país olvidado”.

Rand, a quien se le quebró la voz por la emoción, comenzó explicando que viene de Alepo, “una ciudad totalmente destrozada, en ruinas y donde hemos perdido el significado de nuestras vidas. Estábamos en una ciudad olvidada”.

La chica fue una de las tres jóvenes que habló ante el papa en esta ceremonia en el Campus de la Misericordia donde asistieron cientos de miles de jóvenes.

Aunque afirmó que es muy duro explicar lo que está sucediendo en su país, relató cómo viven “rodeados por la muerte”.

“Pero al igual que vosotros, cada mañana, cerramos nuestras puertas detrás de nosotros para salir al trabajo o la escuela. Pero en ese momento estamos atenazados por el miedo porque puede suceder que no volvamos a encontrar a nuestros hogares y nuestras familias, ya que los dejamos”.

“Es una sensación difícil y dolorosa saber que estás rodeada de muerte y asesinatos, y que no hay manera de escapar; no hay quien ayude”, dijo

Rand explicó que trabaja en el centro Don Bosco de Alepo ayudando, pero reconoció que es muy difícil “dar alegría y fe a los demás, mientras que se quiebran estas cosas en mi vida”.

Pero aseguró que sigue creyendo en Dios porque “a veces a través de nuestro dolor, nos enseña el verdadero significado del amor y que nadie va a ser capaz de robar esta verdadera alegría que hay en mí”.

Otro de los testimonios lo dio Miguel, de 34 años, de Asunción, Paraguay, que tiene 11 hermanos y fue “el único con problemas de drogadicción”.

Se drogó desde los 11 años y estuvo en la cárcel seis años “por un grave delito”, pero al salir de prisión un sacerdote amigo de la familia le invitó a conocer un lugar llamado “Fazenda de la Esperanza”, donde empezó a trabajar ayudando a otras personas.

La primera joven que habló ante el pontífice argentino fue una chica polaca, redactora de una revista de moda, con una vida en la que se pasaba de una fiesta a otra, y que cambió su vida después de confesarse.

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Homilía del Papa Francisco en Misa con sacerdotes y religiosos de Polonia

julio 31, 2016

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El Papa Franciaco

El Papa Franciaco dirige la homilía a sacerdotes y religiosos en Cracovia

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El pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Jn 20,19-31)

nos habla de un lugar, de un discípulo y un libro.

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CRACOVIA, 30 Jul. 16 / 03:52 am (ACI).- Este sábado el Papa Francisco presidió en el Santuario San Juan Pablo II en Cracovia, Polonia, la Misa con los sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas, en la que los exhortó a ser siempre una Iglesia en salida que lleve a los hombres la misericordia de Dios.

A continuación el texto completo de la homilía:

El pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Jn 20,19-31) nos habla de un lugar, de un discípulo y un libro.

El lugar es la casa en la que estaban los discípulos al anochecer del día de la Pascua: de ella se dice sólo que sus puertas estaban cerradas (cf. v. 19). Ocho días más tarde, los discípulos estaban todavía en aquella casa, y sus puertas también estaban cerradas (cf. v. 26). Jesús entra, se pone en medio y trae su paz, el Espíritu Santo y el perdón de los pecados: en una palabra, la misericordia de Dios.

En este local cerrado resuena fuerte el mensaje que Jesús dirige a los suyos: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (v. 21).

Jesús envía. Él desea desde el principio que la Iglesia esté de salida, que vaya al mundo. Y quiere que lo haga tal como él mismo lo ha hecho, como él ha sido mandado al mundo por el Padre: no como un poderoso, sino en forma de siervo (cf. Flp 2,7), no «a ser servido, sino a servir» (Mc 10,45) y llevar la Buena Nueva (cf. Lc 4,18); también los suyos son enviados así en todos los tiempos.

Llama la atención el contraste: mientras que los discípulos cerraban las puertas por temor, Jesús los envía a una misión; quiere que abran las puertas y salgan a propagar el perdón y la paz de Dios con la fuerza del Espíritu Santo.

Esta llamada es también para nosotros. ¿Cómo no sentir aquí el eco de la gran exhortación de san Juan Pablo II: «¡Abrid las puertas!»? No obstante, en nuestra vida como sacerdotes y personas consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos y en nuestros ámbitos.

Pero la dirección que Jesús indica es de sentido único: salir de nosotros mismos. Es un viaje sin billete de vuelta. Se trata de emprender un éxodo de nuestro yo, de perder la vida por él (cf. Mc 8,35), siguiendo el camino de la entrega de sí mismo.

Por otro lado, a Jesús no le gustan los recorridos a mitad, las puertas entreabiertas, las vidas de doble vía. Pide ponerse en camino ligeros, salir renunciando a las propias seguridades, anclados únicamente en él.

En otras palabras, la vida de sus discípulos más cercanos, como estamos llamados a ser, está hecha de amor concreto, es decir, de servicio y disponibilidad; es una vida en la que no hay espacios cerrados ni propiedad privada para nuestras propias comodidades.

Quien ha optado por configurar toda su existencia con Jesús ya no elige dónde estar, sino que va allá donde se le envía, dispuesto a responder a quien lo llama; tampoco dispone de su propio tiempo. La casa en la que reside no le pertenece, porque la Iglesia y el mundo son los espacios abiertos de su misión. Su tesoro es poner al Señor en medio de la vida, sin buscar otra para él.

Huye, pues, de las situaciones gratificantes que lo pondrían en el centro, no se sube a los estrados vacilantes de los poderes del mundo y no se adapta a las comodidades que aflojan la evangelización; no pierde el tiempo en proyectar un futuro seguro y bien remunerado, para evitar el riesgo de convertirse en aislado y sombrío, encerrado entre las paredes angostas de un egoísmo sin esperanza y sin alegría.

Contento con el Señor, no se conforma con una vida mediocre, sino que tiene un deseo ardiente de ser testigo y de llegar a los otros; le gusta el riesgo y sale, no forzado por caminos ya trazados, sino abierto y fiel a las rutas indicadas por el Espíritu: contrario al «ir tirando», siente el gusto de evangelizar.

En segundo lugar, aparece en el Evangelio de hoy la figura de Tomás, el único discípulo que se menciona. En su duda y su afán de entender —y también un poco terco—, este discípulo se nos asemeja un poco, y hasta nos resulta simpático.

Sin saberlo, nos hace un gran regalo: nos acerca a Dios, porque Dios no se oculta a quien lo busca. Jesús le mostró sus llagas gloriosas, le hizo tocar con la mano la ternura infinita de Dios, los signos vivos de lo que ha sufrido por amor a los hombres.

Para nosotros, los discípulos, es muy importante poner nuestra humanidad en contacto con la carne del Señor, es decir, llevarle a él, con confianza y total sinceridad, hasta el fondo, lo que somos.

Jesús, como dijo a santa Faustina, se alegra de que hablemos de todo, no se cansa de nuestras vidas, que ya conoce; espera que la compartamos, incluso que le contemos cada día lo que nos ha pasado (cf. Diario, 6 septiembre 1937).

Así se busca a Dios, con una oración que sea transparente y no se olvide de confiar y encomendar las miserias, las dificultades y las resistencias. El corazón de Jesús se conquista con la apertura sincera, con los corazones que saben reconocer y llorar las propias debilidades, confiados en que precisamente allí actuará la divina misericordia.

¿Qué es lo que nos pide Jesús? Quiere corazones verdaderamente consagrados, que viven del perdón que han recibido de él, para derramarlo con compasión sobre los hermanos.

Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros; corazones dóciles y transparentes, que no disimulen ante los que tienen la misión en la Iglesia de orientar en el camino. El discípulo no rechaza hacerse preguntas, tiene la valentía de sentir la duda y de llevarla al Señor, a los formadores y a los superiores, sin cálculos ni reticencias.

El discípulo fiel lleva a cabo un discernimiento atento y constante, sabiendo que cada día hay que educar el corazón, a partir de los afectos, para huir de toda doblez en las actitudes y en la vida.

El apóstol Tomás, al final de su búsqueda apasionada, no sólo ha llegado a creer en la resurrección, sino que ha encontrado en Jesús lo más importante de la vida, a su Señor; le dijo: «Señor mío y Dios mío» (v. 28).

Nos hará bien rezar cada día estas palabras espléndidas, para decirle: «Eres mi único bien, la ruta de mi camino, el corazón de mi vida, mi todo.

En el último versículo que hemos escuchado, se habla, en fin, de un libro: es el Evangelio, en el que no están escritos muchos otros signos que hizo Jesús (v. 30). Después del gran signo de su misericordia —podemos pensar—, ya no se ha necesitado añadir nada más.

Pero queda todavía un desafío, queda espacio para los signos que podemos hacer nosotros, que hemos recibido el Espíritu del amor y estamos llamados a difundir la misericordia.

Se puede decir que el Evangelio, libro vivo de la misericordia de Dios, que hay que leer y releer continuamente, todavía tiene al final páginas en blanco: es un libro abierto, que estamos llamados a escribir con el mismo estilo, es decir, realizando obras de misericordia.

Os pregunto: ¿Cómo están las páginas del libro de cada uno de vosotros? ¿Se escriben cada día? ¿Están escritas sólo en parte? ¿Están en blanco?

Que la Madre de Dios nos ayude en ello: que ella, que ha acogido plenamente la Palabra de Dios en su vida (cf. Lc 8,20-21), nos dé la gracia de ser escritores vivos del Evangelio; que nuestra Madre de misericordia nos enseñe a curar concretamente las llagas de Jesús en nuestros hermanos y hermanas necesitados, de los cercanos y de los lejanos, del enfermo y del emigrante, porque sirviendo a quien sufre se honra a la carne de Cristo.

Que la Virgen María nos ayude a entregarnos hasta el final por el bien de los fieles que se nos han confiado y a sostenernos los unos a los otros, como verdaderos hermanos y hermanas en la comunión de la Iglesia, nuestra santa Madre.

Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros guarda en el corazón una página personalísima del libro de la misericordia de Dios: es la historia de nuestra llamada, la voz del amor que atrajo y transformó nuestra vida, llevándonos a dejar todo por su palabra y a seguirlo (cf. Lc 5,11).

Reavivemos hoy, con gratitud, la memoria de su llamada, más fuerte que toda resistencia y cansancio.

Demos gracias al Señor continuando con la celebración eucarística, centro de nuestra vida, porque ha entrado en nuestras puertas cerradas con su misericordia; porque nos da la gracia de seguir escribiendo su Evangelio de amor.

https://www.aciprensa.com/noticias/video-y-texto-homilia-del-papa-francisco-en-misa-con-sacerdotes-y-religiosos-de-polonia-11651/

 


El maná de cada día, 31.7.16

julio 30, 2016

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario, Ciclo C

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Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos


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Antífona de entrada: Sal 69, 2. 6

Dios mío, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. Que tú eres mi auxilio y mi liberación: Señor, no tardes.


Oración colecta

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor Jesucristo.



PRIMERA LECTURA: Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad!
Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia. Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.


SALMO 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán.» Mil años en tu presencia son un ayer, que paso; una vela nocturna.

Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.

Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos.


SEGUNDA LECTURA: Colosenses 3, 1-5. 9-11

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.

Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.

En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.


Aclamación antes del Evangelio: Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


EVANGELIO: Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»

Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? »

Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»

Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: «¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.» Y se dijo: «Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mi mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida.»

Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?»

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»


Antífona de comunión: Sb 17, 20

Nos has dado pan del cielo, Señor, que brinda toda delicia y sacia todos los gustos.

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LECTURA ORANTE de la Palabra o LECTIO DIVINA

Ejercicio de la lectura orante del Evangelio de este domingo: Procura reflexionar y orar al Señor siguiendo según estos cinco pasos.

Paso 1. Disponerse: Empieza por disponerte, procura entrar en la onda del Señor… Trata de hacer silencio interior. ¿Vives entre muchos ruidos que impiden hacer oración? Pide al Espíritu Santo que te abra los ojos del corazón a la Palabra. Ahora ya puedes leer despacio el Evangelio:  

Entonces le dijo uno de la gente: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: «¿Que haré? No tengo donde almacenar la cosecha». Y se dijo: «Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?». Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

Paso 2. Leer: Vuelve a leer despacio y con mucha atención el Evangelio para comprender qué dice el texto. ¿Es contradictorio amasar riquezas para uno mismo y ser rico ante Dios? ¿Qué significa la palabra acumular?

Paso 3. Escuchar: ¿Qué es lo primero que te sugiere esta lectura? ¿Cuánta importancia das en tu vida al dinero, los bienes, los beneficios? ¿Qué quiere decir para ti “ser rico ante Dios”?

Paso 4. Orar: ¿Qué te hace decir al Señor el mensaje de esta lectura? ¿Qué parte del corazón te ocupan los ingresos y bienes materiales? ¿Habla con el Señor de la crisis que vivimos?

Paso 5. Vivir: ¿Crees de verdad  que hace más feliz dar que recibir? ¿Te ayuda esta lectura a revisar el valor que das al éxito económico en la vida? ¿Qué compartes con gente necesitada?

(Estas SEMILLAS de lectio divina sencilla del Evangelio de cada domingo es un servicio gratuito de la revista de animación a la lectura de la Biblia SEGUN TU PALABRA; http://www.semillas-edit.es).

VANIDAD DE VANIDADES

P. Raniero Cantalamessa, ofmcap
Homilética.org

El Evangelio del domingo arroja luz sobre un problema fundamental para el hombre: el del sentido de actuar y trabajar en el mundo, que Qohélet en la primera lectura [Eclesiastés] expresa en términos desconsoladores: «¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?».

Uno entre la gente pidió a Jesús que interviniera en un litigio entre él y su hermano por cuestiones de herencia. Como a menudo, cuando presentan a Jesús casos particulares (si pagar o no el tributo al César; si lapidar o no a la mujer adúltera), Él no responde directamente, sino que afronta el problema en la raíz; se sitúa en un plano más elevado, mostrando el error que está en la base de la propia cuestión.

Los dos hermanos están equivocados porque su conflicto no deriva de la búsqueda de la justicia y de la equidad, sino de la codicia. Entre ellos ya no existe más que la herencia para repartir. El interés acalla todo sentimiento, deshumaniza.

Para mostrar cuán errónea es esta actitud, Jesús añade, como es su costumbre, una parábola: la del rico necio que cree tener seguridad para muchos años por haber acumulado muchos bienes, y a quien esa misma noche se le pedirán cuentas de su vida.

Jesús concluye la parábola con las palabras: «Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios». Existe también una vía de salida al «todo es vanidad»: enriquecerse ante Dios.

En qué consiste esta manera diferente de enriquecerse lo explica Jesús poco después, en el mismo Evangelio de Lucas: «Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc 12, 33-34).

Hay algo que podemos llevar con nosotros, que nos sigue a todas partes, también después de la muerte: no son los bienes , sino las obras; no lo que hemos tenido, sino lo que hemos hecho.

Lo más importante de la vida no es por lo tanto tener bienes, sino hacer el bien. El bien poseído se queda aquí abajo; el bien hecho lo llevamos con nosotros.

Perdida toda fe en Dios, hoy con frecuencia muchos se encuentran en las condiciones de Qohélet, que no conocía aún la idea de una vida después de la muerte. La existencia terrena parece en este caso un contrasentido. Ya no se usa el término «vanidad», que es de sabor religioso, sino el de absurdo. «¡Todo es absurdo!».

El teatro del absurdo (Beckett, Ionesco), que floreció en las décadas posteriores a la guerra, era el reflejo de toda una cultura. Los que evitan la tentación de la acumulación de las cosas, como ciertos filósofos y escritores, caen en algo que tal vez es peor: la «náusea» ante las cosas. Las cosas, se lee en la novela La náusea de Sartre, están «de más», son oprimentes.

En el arte, vemos las cosas deformadas, objetos que se aflojan, relojes que cuelgan como el salchichón. Se le llama «surrealismo», pero más que una superación, es un rechazo de la realidad. Todo exhala putridez, descomposición.

¡El abandono de la idea del cielo ciertamente no ha hecho más libre y alegre la vida en la tierra!

El Evangelio del domingo nos sugiere cómo remontar esta peligrosa pendiente. Las criaturas volverán a parecernos bellas y santas el día en que dejemos de querer sólo poseerlas o sólo «consumirlas», y las restituyamos al objetivo para el que nos fueron dadas, que es el de alegrar nuestra vida aquí abajo y facilitarnos alcanzar nuestro destino eterno.

Hagamos nuestra una oración de la liturgia: «Enséñanos, Señor, a usar sabiamente los bienes de la tierra, tendiendo siempre a los bienes eternos».


El maná de cada día, 30.7.16

julio 30, 2016

Sábado de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

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Alabaré el nombre de Dios con cantos

Alabaré el nombre de Dios con cantos

 

PRIMERA LECTURA: Jeremías 26, 11-16.24

En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo: «Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis oído con vuestros oídos.»

Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo: «El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído.

Pero, ahora, enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros.

Yo, por mi parte, estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor os parezca. Pero, sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes.

Porque ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras.»

Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas: «Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.»

Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías, para que no lo entregaran al pueblo para matarlo.

SALMO 68

Escúchame, Señor, el día de tu favor.

Arráncame del cieno, que no me hunda; líbrame de los que me aborrecen, y de las aguas sin fondo. Que no me arrastre la corriente, que no me trague el torbellino, que no se cierre la poza sobre mí.

Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias.

Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.


Aclamación antes del Evangelio: Mt 5, 10

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.


EVANGELIO: Mateo 14, 1-12

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: «Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él.»

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.

El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.»

El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.

Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.


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PRECIOSA ES LA MUERTE DE LOS MÁRTIRES,
COMPARADA CON LA MUERTE DE CRISTO

De los sermones de san Agustín, obispo

Por los hechos tan excelsos de los santos mártires, en los que florece la Iglesia por todas partes, comprobamos con nuestros propios ojos cuán verdad sea aquello que hemos cantado: Mucho le place al Señor la muerte de sus fieles, pues nos place a nosotros y a aquel en cuyo honor ha sido ofrecida.

Pero el precio de todas estas muertes es la muerte de uno solo. ¿Cuántas muertes no habrá comprado la muerte única de aquél sin cuya muerte no se hubieran multipli­cado los granos de trigo?

Habéis escuchado sus palabras cuando se acercaba al momento de nuestra redención: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infe­cundo; pero si muere, da mucho fruto.

En la cruz se realizó un excelso trueque: allí se liquidó toda nuestra deuda, cuando del costado de Cristo, traspasado por la lanza del soldado, manó la sangre, que fue el precio de todo el mundo.

Fueron comprados los fieles y los mártires: pero la de los mártires ha sido ya comprobada; su sangre testimonia de ello. Lo que se les confió, lo han devuelto y han realizado así aquello que afirma Juan: Cristo dio su vida por nosotros; también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.

Y también, en otro lugar, se afirma: Has sido invitado a un gran banquete: considera atentamente qué manjares te ofrecen, pues también tú debes preparar lo que a ti te han ofrecido. Es realmente sublime el banquete donde se sirve, como alimento, el mismo Señor que invita al banquete.

Nadie, en efecto, alimenta de sí mismo a los que invita, pero el Señor Jesucristo ha hecho precisamente esto: él, que es quien invita, se da a sí mismo como comida y bebida. Y los mártires, entendiendo bien lo que habían comido y bebido, devolvieron al Señor lo mismo que de él habían recibido.

Pero, ¿cómo podrían devolver tales dones si no fue por concesión de aquel que fue el primero en concedérselos? Esto es lo que nos enseña el salmo que hemos cantado: Mucho le place al Señor la muerte de sus fieles.

En este salmo el autor consideró cuán grandes cosas había recibido del Señor; contempló la grandeza de los dones del Todopoderoso, que lo había creado, que cuando se había perdido lo buscó, que una vez encontrado le dio su perdón, que lo ayudó, cuando luchaba, en su debilidad, que no se apartó en el momento de las pruebas, que coronó en la victoria y se le dio a sí mismo como premio; consideró todas estas cosas y exclamó: ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación.

¿De qué copa se trata? Sin duda de la copa de la pasión, copa amarga y saludable, copa que debe beber primero el médico para quitar las aprensiones del enfermo. Es ésta la copa: la reconocemos por las palabras de Cristo, cuando dice: Padre, si es posible, que se aleje de mí ese cáliz.

De este mismo cáliz, afirmaron, pues, los mártires: Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. «¿Tienes miedo de no poder resistir?» «No», dice el mártir. «¿Por qué?» «Porque he invocado el nombre del Señor». ¿Cómo podrían haber triunfado los mártires si en ellos o hubiera vencido aquel que afirmó: Tened valor: yo he vencido al mundo?

El que reina en el cielo regía la mente y la lengua de sus mártires, y por medio de ellos, en la tierra, vencía al diablo y, en el cielo, coronaba a sus mártires. ¡Dichosos los que así bebieron este cáliz! Se acabaron los dolores y han recibido el honor.

Por tanto, queridos hermanos, concebid en vuestra mente y en vuestro espíritu lo que no podéis ver con vues­tros ojos, y sabed que mucho le place al Señor la muerte de sus fieles.
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Cardenal Burke: ‘El Islam quiere gobernar el mundo’

julio 29, 2016

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Cardenal Raymond Burke

Cardenal Raymond Burke

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El cardenal Raymond Burke ha advertido que

“cuando los musulmanes se convierten en mayoría tienen la obligación de someter a toda la población a la ley islámica”.

El Islam quiere gobernar el mundo entero

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Ante el aumento de ataques islamistas en suelo occidental, el cardenal Raymond Burke, patrono de la Soberana Orden de Malta, ha advertido que el Islam “quiere gobernar el mundo” y ha hecho un llamamiento a las naciones occidentales a reafirmar su origen cristiano para frenar su avance.

En declaraciones a Religion News Service, Burke ha criticado a quienes, con el buen propósito de ser tolerantes, tienden a pensar que el Islam es una religión como la fe católica o la fe judía, sin comprender que el Islam es “fundamentalmente una forma de gobierno”.

“El Islam es una religión que, según su propia interpretación, también debe convertirse en el Estado”, explica Burke en su libro Esperanza para el mundo. La diferencia entre Islam y cristianismo radica en que la primera tiene una clara ambición de gobernar, según este cardenal.

“Cuando se convierten en una mayoría en cualquier país, entonces tienen la obligación religiosa de gobernar ese país”, ha sostenido este cardenal, al tiempo que ha defendido que si lo que quieren los ciudadanos occidentales es ser gobernados por musulmanes, sólo deben continuar actuando como lo han hecho hasta el momento.

Burke también ha señalado el grave problema que afrontan países como Bélgica o Francia, donde “hay pequeños estados musulmanes” que constituyen zonas prohibidas para las autoridades gubernamentales. Ha advertido, además, que quienes no estén de acuerdo con ser sometidos por un gobierno islámico, tienen razones para tener miedo ante esta perspectiva.

Asimismo, este cardenal ha hecho referencia a enfrentamientos históricos como la batalla de Lepanto y la batalla de Viena, en los que las naciones cristianas lograron derrotar a las fuerzas musulmanas. “Estos hechos históricos se relacionan directamente con la situación de hoy en día. No hay duda de que el Islam quiere gobernar el mundo”, ha reflexionado Burke.

Como respuesta ante esta situación, Burke propone a las naciones occidentales reafirmar su origen y fundamentos cristianos, sin que suponga una limitación de la libertad religiosa. “Tenemos que decir que no, que nuestro país no debe convertirse en un estado musulmán”, ha defendido este cardenal que en su nuevo libro asegura que la Iglesia católica debería temer al Islam.

Burke: ‘El Islam quiere gobernar el mundo’

¿Es el islam un peligro para Occidente?

 


El maná de cada día, 29.7.16

julio 29, 2016

Santa Marta

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Santa Marta


Antífona de entrada: Lc 10, 38

Entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.


Oración colecta

Dios todopoderoso, tu Hijo aceptó la hospitalidad de santa Marta y se albergó en su casa; concédenos, por intercesión de esta santa mujer, servir fielmente a Cristo en nuestros hermanos y ser recibidos, como premio, en tu casa del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA: Jeremías 26, 1-9

Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías: «Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola.

A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerles a causa de sus malas acciones.

Les dirás: Así dice el Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra.»

Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en el templo del Señor. Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: «Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada?»

Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.

SALMO 68

Que me escuche tu gran bondad, Señor.

Más que los pelos de mi cabeza son los que me odian sin razón; más duros que mis huesos, los que me atacan injustamente. ¿Es que voy a devolver lo que no he robado?

Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.

Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.


ALELUYA: Jn 8, 12b

Yo soy la luz del mundo -dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.



EVANGELIO: Juan 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»

Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»

Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»

Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»

Ella le contestó: «Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»


Antífona de comunión: Jn 11, 27

Marta dijo a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.



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29 de julio
Santa Marta

Era hermana de María y de Lázaro; cuando hospedó al Señor en su casa de Betania, se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la resurrección de su hermano.


Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su propia casa
De los sermones de san Agustín, obispo

Las palabras del Señor nos advierten que, en medio de la multiplicidad de ocupaciones de este mundo, hay una sola cosa a la que debemos tender.

Tender, porque somos todavía peregrinos, no residentes; estamos aún en camino, no en la patria definitiva; hacia ella tiende nuestro deseo, pero no disfrutamos aún de su posesión. Sin embargo, no cejemos en nuestro esfuerzo, no dejemos de tender hacia ella, porque sólo así podremos un día llegar a término.

Marta y María eran dos hermanas, unidas no sólo por su parentesco de sangre, sino también por sus sentimientos de piedad; ambas estaban estrechamente unidas al Señor, ambas le servían durante su vida mortal con idéntico fervor.

Marta lo hospedó, como se acostumbra a hospedar a un peregrino cualquiera. Pero, en este caso, era una sirvienta que hospedaba a su Señor, una enferma al Salvador, una criatura al Creador. Le dio hospedaje para alimentar corporalmente a aquel que la había de alimentar con su Espíritu.

Porque el Señor quiso tomar la condición de esclavo para así ser alimentado por los esclavos, y ello no por la necesidad, sino por condescendencia, ya que fue realmente una condescendencia el permitir ser alimentado. Su condición humana lo hacía capaz de sentir hambre y sed.

Así, pues, el Señor fue recibido en calidad de huésped, él, que vino a su casa, y los suyos no lo recibieron; pero a cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, adoptando a los siervos y convirtiéndolos en hermanos, redimiendo a los cautivos y convirtiéndolos en coherederos.

Pero que nadie de vosotros diga: «Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su propia casa». No te sepa mal, no te quejes por haber nacido en un tiempo en que ya no puedes ver al Señor en carne y hueso; esto no te priva de aquel honor, ya que el mismo Señor afirma: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Por lo demás, tú, Marta –dicho sea con tu venia, y bendita seas por tus buenos servicios–, buscas el descanso como recompensa de tu trabajo. Ahora estás ocupada en los mil detalles de tu servicio, quieres alimentar unos cuerpos que son mortales, aunque ciertamente son de santos; pero ¿por ventura, cuando llegues a la patria celestial, hallarás peregrinos a quienes hospedar, hambrientos con quienes partir tu pan, sedientos a quienes dar de beber, enfermos a quienes visitar, litigantes a quienes poner en paz, muertos a quienes enterrar?

Todo esto allí ya no existirá; allí sólo habrá lo que María ha elegido: allí seremos nosotros alimentados, no tendremos que alimentar a los demás. Por esto, allí alcanzará su plenitud y perfección lo que aquí ha elegido María, la que recogía las migajas de la mesa opulenta de la palabra del Señor. ¿Quieres saber lo que allí ocurrirá? Dice el mismo Señor, refiriéndose a sus siervos: Os aseguro que los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.

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Arzobispo de San Antonio rechaza presencia de Hillary Clinton en universidad católica

julio 28, 2016

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Arzobispo

Arzobispo de San Antonio, Mons. José H. Gómez

 

Arzobispo de San Antonio rechaza

la presencia de Hillary Clinton en universidad católica

«Por tratarse de un personaje público que defiende abiertamente el aborto».

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Para la Iglesia Católica el aborto es «un ‘crimen abominable’ y un tema no-negociable».

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SAN ANTONIO, 13 Feb. 08 / 11:33 am (ACI).-

El Arzobispo de San Antonio, Mons. José H. Gómez, rechazó la anunciada e inminente presencia de la precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton, en una universidad católica de su jurisdicción, por tratarse de un personaje público que defiende abiertamente el aborto.

Mons. Gómez y sus obispos auxiliares, Mons. Patrick J. Zurek y Mons. Thomas J. Flanagan (retirado), publicaron una declaración en respuesta a la presencia de Clinton en la Universidad St. Mary.

«Ha sido para mí una sorpresa recibir la noticia de que la Senadora Hillary Clinton se presentará en la Universidad St. Mary. No he sido informado ni consultado por la universidad antes de que decidieran permitir que la Senadora Clinton hable en la universidad», indicó Mons. Gómez.

El Arzobispo explicó que «las instituciones católicas tienen el deber de enseñar y promover los valores católicos en todas las circunstancias. Esto es especialmente importante cuando las personas miran a nuestras universidades católicas en búsqueda de liderazgo y claridad sobre los discursos políticos, normalmente complicados y contradictorios».

Mons. Gómez precisó que «el historial de votación de la Senadora Clinton así como de algunos de los demás candidatos a la presidencia no es consistente con las enseñanzas de la Iglesia Católica en lo que se refiere al importante tema de la vida».

«No es mi intención decir a las personas por quién deben votar. Sin embargo, exhorto a los católicos a que entiendan las enseñanzas de la Iglesia de manera integral en lo que se refiere a los temas públicos de gran importancia hoy. Ruego a los profesores y al equipo de pastoral de la Universidad St. Mary que sigan cumpliendo con su deber de educar a sus alumnos en su responsabilidad política, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia Católica«, agregó.

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Hilary

Hilary Clinton

En este sentido, precisó que «nuestras instituciones católicas deben promover una clara comprensión de nuestras profundas convicciones sobre un tema como el aborto, un acto que la Iglesia llama un ‘crimen abominable’ y un tema no-negociable».

Clinton está visitando el sur de Texas para conseguir el voto latino después de haber perdido en las elecciones primarias del Potomac y estar por debajo de Barack Obama en el número de delegados necesarios para consagrarse como la candidata presidencial del Partido Demócrata.


El maná de cada día, 28.7.16

julio 28, 2016

Jueves de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

28 y 29 de julio, Fiestas Patrias del Perú

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Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano

Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano



PRIMERA LECTURA: Jeremías 18, 1-6

Palabra del Señor que recibió Jeremías: «Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra.»

Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. Le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.

Entonces me vino la palabra del Señor: «¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? –oráculo del Señor–. Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel.»


SALMO 145, 1b-2. 3-4. 5-6

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.

Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él.


Aclamación antes del Evangelio: Hch 16, 14b

Ábrenos el corazón, Señor, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.


EVANGELIO: Mateo 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes ¿Entendéis bien todo esto?»

Ellos les contestaron: «Sí.»

Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende el reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. »

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.



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Y después de este destierro, muéstranos a Jesús

Cuando el alma se va adentrando en los caminos de intimidad con Dios su vida se va volviendo un constante deseo del cielo. Si poco deseas el cielo, poco amas; si mucho lo deseas, mucho amas.

Pero no quieras esperar tanto: comienza ya a hacer de tu vida ese poco de cielo que quepa en tanto barro. El cielo es Dios y Dios está en ti. ¿Cómo dices que no puedes gustar, en tus afanes y en el duro trajín del día a día, ese poco de Dios escondido que late amoroso en los repliegues de tu alma?

Ahí, en lo más profundo de ti mismo, eres capaz de deseos y amores infinitos. No quieras ahogarte con el lastre pesado de este mundo, aun en esas situaciones duras y difíciles que atraviesas. Tu barro está hecho para el cielo, porque el cielo un día se hizo carne de tu barro.

Cuando te pese el cansancio de esta vida y te agobien sus dificultades y miserias, cuando caigas cansado de esa lucha en la que sólo la derrota te queda por compañera, mira al cielo y pon allí tu más fuerte deseo. Verás que todos esos trabajos se vuelven livianos y llevaderos, que todo se hace poco, y casi nada, comparado con el todo que es tu Dios y tu cielo.

Mira que todo pasa y que, al final, tus años se van marchando como instantes, deshojados en la mano de tu vida. Y allí, al final, el cielo, sólo el cielo será nuevo regazo, en el que goces sin fin, sin horizonte. De aquella eternidad saliste y a ella has de volver para siempre. Aprende a vivir este intervalo de la vida con la íntima certeza de que ese cielo te acompaña en todo y siempre.

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Francisco, en el vuelo a Polonia: «Estamos en guerra, pero no hablo de guerra de religión»

julio 27, 2016

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El Papa Francisco junto al presidente de Polonia y su esposa

El Papa Francisco junto al presidente de Polonia y su esposa

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El Papa llega a Cracovia recordando al «santo sacerdote» asesinado ayer en Francia

Francisco, en el vuelo a Polonia: «Estamos en guerra, pero no hablo de guerra de religión»

Bergoglio se encontró, antes de partir, con niños enfermos y 15 jóvenes refugiados

Hay guerra por intereses, hay guerra por el dinero, hay guerra por los recursos de la naturaleza, hay guerra por el dominio de los pueblos, esto es la guerra 

Por Jesús Bastante, 27 de julio de 2016 

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El Papa Francisco ya está en Polonia. Pocos minutos antes de las cuatro de la tarde, el vuelo de AirItalia aterrizó en el aeropuerto «San Juan Pablo II» de Cracovia, donde le esperaban el presidente de Polonia, Andrzej Duda, su esposa, y el cardenal Dziwisz, así como dos niños que le hicieron entrega de un ramo de flores.

El Papa estaba relajado, seguramente porque antes, en el breve saludo a periodistas en el avión, habló, y fue rotundo: «Estamos en guerra, una guerra en serio y no hablo de guerra de religión. Todas las religiones queremos la paz«.

Con el recuerdo del asesinato del sacerdote francés Jacques Hamel, Bergoglio apuntó que «la palabra que se repite es seguridad, pero la verdadera palabra es guerra». El Papa recordó que «desde hace tiempo que decimos que el mundo está en una guerra de a pedazos«.

Evocó las dos primeras Guerras Mundiales, «con sus métodos», y destacó que la guerra actual «quizás no es tanto orgánica, sí organizada, pero es guerra».

«Este santo sacerdote murió justo en el momento en el que se recogía en las oraciones por la Iglesia», subrayó el Pontífice, quien también recordó a «cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños! Pensemos en Nigeria, por ejemplo…

Ah, pero eso es África». Aquí, en Cracovia, las medidas de seguridad son impresionantes, y el Papa ha sido casi introducido en un coche negro, rodeado de patrullas policiales.

«Es guerra, no tengamos miedo de decir esta verdad, el mundo está en guerra porque ha perdido la paz«, agregó. Sobre la JMJ, Francisco mostró su esperanza en que los jóvenes «nos digan algo que nos dé un poco de esperanza en este momento».

«Hay guerra por intereses, hay guerra por el dinero, hay guerra por los recursos de la naturaleza, hay guerra por el dominio de los pueblos, esto es la guerra», concluyó el Papa. «Alguien puede pensar que estoy hablando de guerra de religiones. No. Todas las religiones queremos la paz. La guerra la quieren los otros. ¿Entendido?«, insistió.

Antes de partir para Cracovia, Francisco se dirigió a la Basílica de San Pedro, en donde se detuvo a orar en la tumba de San Juan Pablo II. Sucesivamente, el Pontífice saludó a un grupo de niños enfermos con sus familias, acompañados por los miembros de la Asociación Peter Pan.

Asimismo, al salir de la residencia Santa Marta en el Vaticano, a las 13.30 horas, para emprender su viaje hacia Cracovia, el obispo de Roma recibió el saludo de quince jóvenes refugiados, nueve chicos y seis chicas, de diversas nacionalidades, llegados desde hace poco tiempo a Italia y aún sin documentos que les permitan ir al extranjero.

Comienza un viaje que se promete totalmente nuevo a lo que se preveía. El asesinato del sacerdote y la obsesión por la seguridad marcarán, a buen seguro, una jornada que debía estar marcada por la esperanza y la alegría. Veremos cómo este Papa logra, si puede, darle la vuelta. Una vez más.

http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2016/07/27/francisco-en-el-vuelo-a-polonia-estamos-en-guerra-pero-no-hablo-de-guerra-de-religion-religion-iglesia-cracovia.shtml


El maná de cada día, 27.7.16

julio 27, 2016

Miércoles de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

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Los mandamientos del Señor son más preciosos que el oro fino



PRIMERA LECTURA: Jeremías 15, 10.16-21

Ay de mí, ¡madre mía!, ¿por qué me diste a luz? Soy hombre que trae líos y contiendas a todo el país. No les debo dinero, ni me deben; ¡pero todos me maldicen! Cuando me llegaban tus palabras, yo las devoraba. Tus palabras eran para mí gozo y alegría, porque entonces hacías descansar tu Nombre sobre mí, ¡oh Yavé Sabaot!

Yo no me sentaba con otros para bromear, sino que, apenas tu mano me tomaba, yo me sentaba aparte, pues me habías llenado de tu propio enojo. ¿Por qué mi dolor no tiene fin y no hay remedio para mi herida? ¿Por qué tú, mi manantial, me dejas de repente sin agua?

Entonces Yavé me dijo: «Si vuelves a mí, yo te haré volver a mi servicio. Separa el oro de la escoria si quieres ser mi propia boca. Tendrán que volver a ti, pero tú no volverás a ellos. Haré que tú seas como una fortaleza y una pared de bronce frente a ellos; y si te declaran la guerra, no te vencerán, pues yo estoy contigo para librarte y salvarte. Te protegeré contra los malvados y te arrancaré de las manos de los violentos.»


SALMO 58, 2-18

Dios es mi refugio en el peligro.

Líbrame de mi enemigo, Dios mío, protégeme de mis agresores; líbrame de los malhechores, sálvame de los hombres sanguinarios.

Mira que me están acechando  y me acosan los poderosos. Sin que yo haya pecado ni faltado, Señor, sin culpa mía, avanzan para acometerme.

Estoy velando contigo, fuerza mía, porque tú, oh Dios, eres mi alcázar; que tu favor se adelante, oh Dios, y me haga ver la derrota del enemigo.

Yo cantaré tu fuerza, por la mañana aclamaré tu misericordia: porque has sido mi alcázar y mi refugio en el peligro.

Y tañeré en tu honor, fuerza mía, porque tú, oh Dios, eres mi alcázar.Dios mío, misericordia mía.


Aclamación antes del Evangelio: Jn 15, 15b

A vosotros os llamo amigos -dice el Señor-, porque todo lo que oído a mi Padre os lo he dado a conocer.


EVANGELIO: Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»


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INCLINA MI CORAZÓN A TUS PRECEPTOS

Del tratado de san Roberto Belarmino, obispo,
sobre la ascensión de la mente hacia Dios

Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia; ¿quién, que haya empezado a gustar, por poco que sea, la dulzura de tu dominio paternal, dejará de servirte con todo el corazón? ¿Qué es, Señor, lo que mandas a tus siervos? Cargad –nos dices– con mi yugo. ¿Y cómo es este yugo tuyo? Mi yugo –añades– es llevadero y mi carga ligera. ¿Quién no llevará de buena gana un yugo que no oprime, sino que halaga, y una carga que no pesa, sino que da nueva fuerza? Con razón añades: Y encontraréis vuestro descanso.

¿Y cuál es este yugo tuyo que no fatiga, sino que da reposo? Por supuesto aquel mandamiento, el primero y el más grande: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón. ¿Que más fácil, más suave, más dulce que amar la bondad, la belleza y el amor, todo lo cual eres tú, Señor, Dios mío?

¿Acaso no prometes además un premio a los que guar­dan tus mandamientos, más preciosos que el oro fino, más dulces que la miel de un panal? Por cierto que sí, y un premio grandioso, como dice Santiago: La corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. ¿Y qué es esta corona de la vida? Un bien superior a cuanto podamos pensar o desear, como dice san Pablo, citando al profeta Isaías: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.

En verdad es muy grande el premio que proporciona la observancia de tus mandamientos. Y no sólo aquel man­damiento, el primero y el más grande, es provechoso para el hombre que lo cumple, no para Dios que lo impone, sino que también los demás mandamientos de Dios per­feccionan al que los cumple, lo embellecen, lo instruyen, lo ilustran, lo hacen en definitiva bueno y feliz.

Por esto, si juzgas rectamente, comprenderás que has sido creado para la gloria de Dios y para tu eterna salvación, com­prenderás que éste es tu fin, que éste es el objetivo de tu alma, el tesoro de tu corazón. Si llegas a este fin, serás dichoso; si no lo alcanzas, serás un desdichado.

Por consiguiente, debes considerar como realmente bueno lo que te lleva a tu fin, y como realmente malo lo que te aparta del mismo. Para el auténtico sabio, lo prós­pero y lo adverso, la riqueza y la pobreza, la salud y la en­fermedad, los honores y los desprecios, la vida y la muerte son cosas que, de por sí, no son ni deseables ni aborrecibles. Si contribuyen a la gloria de Dios y a tu felicidad eterna, son cosas buenas y deseables; de lo contrario, son malas y aborrecibles.