Cinco nuevos diáconos oar

enero 31, 2011

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Cinco jóvenes agustinos recoletos

reciben la ordenación diaconal

en la iglesia de Santa Rita de Madrid
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Monseñor César Franco con los cinco nuevos diáconos: José Asunción, Wilmer, Juan José, Tomás y Gustavo

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24-01-2011 España
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Monseñor César Franco, obispo auxiliar de Madrid, ordenó diáconos a Gustavo Ávila, Wilmer Moyetones, Juan José Alfaro, Tomás Ortega y José Asunción Sánchez el día 22 de enero en la iglesia de Santa Rita de Madrid. Los ordenados se vieron rodeados por representantes de la familia agustino-recoleta: frailes, misioneras agustinas recoletas y fraternidades seglares agustino-recoletas.

El hombre no puede vivir sin ritos ni en el ámbito laical ni en el religioso como bien lo testifica la historia de diversas maneras, y mucho menos ante acontecimientos que considera de gran importancia para la vida de la persona o de la sociedad.

Miguel Flores, Marciano Santervás y Javier Legarra en el rito de la profesión de fe-juramento de los candidatos al diaconado

La Iglesia católica valora la ordenación sacerdotal como uno de los momentos importantes de la vida eclesial y de los candidatos a recibir el sacerdocio, por lo que tiene establecido su propio ritual, bello y significativo.

En este contexto es como se entiende que los cinco jóvenes mencionados, ya de víspera y ante la comunidad de la Casa de Formación San Agustín de Las Rozas-Los Negrales (Madrid), hicieran la profesión de fe yprometieran cumplir con fidelidad las responsabilidades anejas al ministerio del diaconado que recibirían al día siguiente de manos del obispo.

Los cinco candidatos recitan la profesión de fe

El día 22, a las cinco de la tarde, comenzó la ceremonia de la ordenación diaconal dentro de la celebración eucarística. Cuarenta sacerdotes, agustinos recoletos, agustinos y diocesanos, concelebraron con monseñor César Franco.

Formada la doble fila de ministros, comenzó la procesión hacia el presbiterio, mientras el coro de los formandos interpretaba el canto “Sígueme” del agustino recoleto José Manuel González Durán.

Wilmer Moyetones hace el juramento con la mano sobre los evangelios

A la derecha del obispo se situó José Ramón Pérez, vicario general, como representante de toda la Orden de Agustinos Recoletos. Ángel Pérez Garrido actuó como maestro de ceremonias.

Tomás Ortega lee la segunda lectura de la misa

En el templo unos trescientos fieles siguieron la ceremonia. El monitor se encargó de explicar los momentos más importantes de la celebración.

El obispo acepta a los candidatos presentados

Después de la proclamación del evangelio y la presentación de los candidatos a la ordenación diaconal el obispo pronunció la homilía en la que, a partir de las lecturas escogidas por los cinco jóvenes, expuso con claridad los elementos básicos del orden de los diáconos, llamados a configurarse y a expresar en su vida a Cristo servidor de Dios y de los hombres; de aquí la dedicación a servir a los pobres; de aquí la vida de oración por la recitación a diario de la liturgia de las horas; de aquí el servicio de la Palabra; de aquí el servicio al altar; de aquí el compromiso del celibato para que, a imitación de Cristo, el diácono pueda dedicarse al servicio libremente. Cristo fue sacerdote en cuanto servidor. El diácono, que recibe el tercer grado del sacramento del orden, seguirá los pasos de Cristo hasta el anonadamiento.

Vista de los concelebrantes

Aleccionados los candidatos y la asamblea, comenzaron los ritos de ordenación que se desarrollaron fielmente, según las rúbricas: Prestación de obediencia al obispo diocesano y a los superiores legítimos, oración de la asambleacantando las letanías de los santos mientras los candidatos permanecen tumbados en tierra, imposición de las manos por el obispo y en silencio a uno por uno de los ordenandos, oración cosagratoriavestición de los nuevos diáconos con la estola y dalmática, y entrega del evangeliario. Todos estos ritos terminan con el beso del obispo a cada diácono, que expresa la acogida de los diáconos en su ministerio.

Si hubo un momento que de alguna manera sobrecogió a la asamblea fue cuando los cinco jóvenes se tumbaron cuan largos eran al pie de las gradas del presbiterio mientras todos vueltos hacia el altar entonaban las letanías de los santos, impetrando al Señor su misericordiaa los santos su intercesión a favor de los ordenandos.

Concluido el ritual de la ordenación, los nuevos diáconos comenzaron a ejercer sus funciones, sirviendo al altar y distribuyendo la comunión a los fieles.

La asamblea canta las letanías de los santos mientras los candidatos permanecen postrados

Durante la hora y media que duró la celebración, el silencio y la participación fueron una constante que contribuyeron a crear un clima ‘sagrado’.

El coro de la Casa de Formación San Agustín de Las Rozas-Los Negrales, bajo la batuta del maestro de canto José Bernardo Álvarez, imprimió una calidad, belleza y solemnidad ‘extra’ a toda la celebración tanto en los cantos a una sola voz como en las dos piezas cantadas a tres voces: “Dona nobis pacem” (K. György) y “Cerca de ti, Señor”, que deleitaron a todos.

Vista de los cinco nuevos diáconos

Durante la procesión de vuelta a la sacristía el coro interpretó el canto “Hermano entre los hombres” de Kairoi.

Después de la misa, parabienes y felicitaciones a los nuevos diáconos y multitud de fotos, aunque no hubiera reporteros de oficio, antes de pasar al salón parroquial para degustar un abundante refrigerio preparado por la empresa de restauración ARAMARK y poder seguir conversando.

Wilmer Moyetones distribuyendo la comunión en la misa

El salón se puso en bote, como en ninguna otra ocasión. Hacia las ocho de la tarde el salón quedó vacío, pero el espíritu de todos no menos que el cuerpo, había quedado lleno, sobre todo el de los cinco nuevos diáconos: Gustavo, Wilmer, Juan José, TomásJosé Asunción, recoletos de tres provincias: San Nicolás de Tolentino, San AgustínSan José.

José Bernardo Álvarez dirigiendo al coro en la misa

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Tomado de agustinosrecoletos.org


Domingo IV del Tiempo Ordinario

enero 30, 2011

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Las Bienaventuranzas, el corazón del Evangelio

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PRIMERA LECTURA: Sofonías 2, 3; 3, 12-13

Buscad al Señor, los humildes, que cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá podáis ocultaros el día de la ira del Señor.

«Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos.»

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SALMO 145, 7. 8-9a. 9bc-10

R. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
Él hace justicia a los oprimidos,
Él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

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SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 1, 26-31

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder.

Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.

Y así -como dice la Escritura- «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».
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EVANGELIO: Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

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CRISTO NOS HA LLAMADO A SU REINO Y GLORIA

De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Esmirniotas

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Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia de Dios Padre y del amado Jesucristo establecida en Esmirna de Asia, la que ha alcanzado toda clase de dones por la misericordia de Dios, la que está colmada de fe y de caridad y a la cual no falta gracia alguna, la que es amadísima de Dios y portadora de san­tidad: mi más cordial saludo en espíritu irreprochable y en la palabra de Dios.

Doy gracias a Jesucristo Dios, por haberos otorgado tan gran sabiduría; he podido ver, en efecto, cómo os mantenéis estables e inconmovibles en vuestra fe, como si estuvierais clavados en cuerpo y alma a la cruz del Señor Jesucristo, y cómo os mantenéis firmes en la caridad por la sangre de Cristo, creyendo con fe plena y firme en nuestro Señor, el cual procede verdaderamente de la estirpe de David, según la carne, es Hijo de Dios por la voluntad y el poder del mismo Dios, nació verdadera­mente de la Virgen, fue bautizado por Juan para cumplir así todo lo que Dios quiere; finalmente, su cuerpo fue verdaderamente crucificado bajo el poder de Poncio Pila­to y del tetrarca Herodes (y de su divina y bienaventu­rada pasión somos fruto nosotros), para, mediante su re­surrección, elevar su estandarte para siempre en favor de sus santos y fieles, tanto judíos como gentiles, reunidos todos en el único cuerpo de su Iglesia.

Todo esto lo sufrió por nosotros, para que alcanzára­mos la salvación; y sufrió verdaderamente, como también se resucitó a sí mismo verdaderamente.

Yo sé que después de su resurrección tuvo un cuer­po verdadero, como sigue aún teniéndolo. Por esto, cuan­do se apareció a Pedro y a sus compañeros, les dijo: To­cadme y palpadme, y daos cuenta de que no soy un ser fantasmal e incorpóreo. Y, al punto, lo tocaron y creyeron, adhiriéndose a la realidad de su carne y de su espíritu. Esta fe les hizo capaces de despreciar y vencer la misma muerte. Después de su resurrección, el Señor comió y bebió con ellos como cualquier otro hombre de carne y hueso, aunque espiritualmente estaba unido al Padre.

Quiero insistir acerca de estas cosas, queridos herma­nos, aunque ya sé que las creéis (Caps. 1-4, 1).

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San Millán: Inauguración de la Iglesia restaurada

enero 29, 2011

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El P. Ángel Nieto, prior del monasterio, saluda a los presentes

El esplendor de la iglesia

del monasterio de

San Millán de la Cogolla

brilla de nuevo

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27-01-2011 España

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El 25 de enero se ha celebrado la inauguración de la restauración de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora del monasterio de Yuso de San Millán con asistencia de las máximas autoridades de la Autonomía de La Rioja, de la Fundación Caja Madrid y de la Orden de Agustinos Recoletos.

Vista del público en el salón de la Lengua

El 25 de mayo de 2005 los agustinos recoletos firmaban en el monasterio de Yuso un acuerdo con las fundaciones Caja Madrid y San Millán para la restauración integral de la iglesia de la Asunción con un presupuesto de 4,6 millones de euros. Cada una de las fundaciones aportaría dos millones y la Provincia de San José de la Orden de Agustinos Recoletos los 600.000 euros restantes. Cuatro años han durado las obras, en las que se han resuelto problemas de estructura y se han reparado daños de siglos para revalorizar su estética y su valor expresivo.

Momento de la celebración eucarística

Cuatro años largos han durado las obras iniciadas en 2005. Ya anteriormente, en los años 2003 y 2004, se acometió la restauración de las bóvedas de la nave central y de toda la cubierta del templo. Las obras actuales han consistido en la restauración de la obra de fábrica con los daños causados con los siglos transcurridos, drenaje y consolidación así como la limpieza y restauración de retablos, pinturas, frescos, púlpitos, rejas y contraportadas laterales.

Los concelebrantes en la sacristía del monasterio de Yuso

Y todo ello se ha acompañado de un plan para la difusión y conocimiento del proyecto. Los talleres educativos sobre arquitectura, paisaje, conservación de bienes muebles y arqueología han permitido a más de 3.600 alumnos de distintos colegios conocer de cerca una obra de restauración a través de un aula didáctica preparada para ello en la propia iglesia del monasterio. La aparición de las ruinas del antiguo monasterio románico que data del año 1067 suscitó una polémica sobre el cubrimiento o no de los vestigios arqueológicos; al final se optó por su cubrimiento, dedicando un aula especial a mostrar los restos más interesantes.

Fieles asistentes a la misa

Había llegado la hora de mostrar ya los magníficos resultados de una obra tan concienzudamente llevada a cabo por los técnicos y obreros. Los responsables de las tres instituciones implicadas –Fundación San Millán, Fundación Caja Madrid y la Orden de Agustinos Recoletos– querían sorprender a todos los amigos y admiradores presentando los resultados de un esfuerzo tan notable. La fecha señalada fue el 25 de enero. Y la respuesta de habitantes, de amigos y de admiradores de San Millán sorprendió a los mismos organizadores. El presidente de la Autonomía riojana, don Pedro Sanz, llegó rodeado de consejeros y asesores; don Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, de su director general y otos directivos y técnicos; el padre general de la Orden de Agustinos Recoletos, Miguel Miró, con su vicario general José Ramón Pérez, dos exgenerales –Javier Pipaón y Javier Guerra– y provinciales y superiores de España y más de cuarenta religiosos de diversas casas.

Vista general de la iglesia

El obispo de la diócesis, monseñor Juan José Omella, se hizo presente con sacerdotes de parroquias cercanas. Y naturalmente los habitantes de San Millán con sus autoridades al frente, orgullosos de recuperar como parroquia la iglesia de dimensiones catedralicias del monasterio.

A las 12 del mediodía estaba señalado el acto de presentación en el Salón de la Lengua, ya con solera por tantos actos institucionales vinculados a actos de las academias de la lengua de las naciones hispanohablantes y por sesiones de congresos. Rebosaba de asistentes mucho antes de la hora. El padre prior del monasterio, Juan Ángel Nieto, abrió la sesión narrando los afanes y las vicisitudes de la obra desde que en diciembre de 2004 se celebró la primera reunión para programar el proyecto hasta conseguir, tras tantos esfuerzos, el éxito que presentaba. Ismael Ojeda, provincial de San José, relató en grandes y precisas pinceladas el largo recorrido de los agustinos recoletos en San Millán desde que en 1887 tres frailes recoletos –Toribio Minguella, Íñigo Narro y el hermano Barea– llegaban a un edificio víctima de la desamortización hasta el momento presente.

Relicario y tabernáculo

Don Rodrigo Rato, por su parte, se congratuló de lo conseguido, como acababa de constatarlo en su visita previa, y resaltó el compromiso de Caja Madrid con el legado cultural de España, siendo la empresa privada que más dinero y esfuerzo dedica a ese fin. Don Pedro Sanz se lanzó, con aire de evidente satisfacción, a mostrar cómo se cumplía algo que tuvo su punto de partida último en la declaración de la UNESCO de los monasterios de Suso y de Yuso como Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1997 al comprometerse La Rioja a convertir San Millán en su signo de identidad y en foco de cultura universal y a realizar el esfuerzo necesario para ello, para que La Rioja no fuera sólo la tierra del vino sino también de la Lengua española.

Altar de santa Escolástica

La iglesia renovada se convirtió a continuación en lugar majestuoso para la celebración de una misa de acción de gracias, con el brillo recién estrenado de retablos y lámparas, armonizada con los cantos guiados, con el complemento de todos los presentes, por la Coral de la catedral de la Redonda de Logroño, que interpretó en exquisito gregoriano la popular Misa de Ángeles. Monseñor Omella, acompañado de más de cuarenta concelebrantes, exclamó en su homilía: ¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! Y expresó esa alegría no solo porque las obras habían dejado la iglesia magníficamente renovada y daba gozo contemplarlo, sino porque había un alma que la vitalizaba: la comunidad recoleta y los feligreses de San Millán, evitando que se convierta solamente en un museo, en un lugar turístico.

Cuadro de san Ildefonso

A continuación los asistentes pudieron pasar a visitar detalladamente los mil y un detalles de la espléndida obra de restauración y tomar un tentempié en un salón de la hospedería aneja al monasterio.

San Millán es una comunidad viva de agustinos recoletos; ellos han sido los guardianes y propulsores de toda iniciativa de una manera humilde y tenaz, sabiendo mejorar el tesoro que recibieron. El Monasterio de Yuso tiene vida propia, encarnada en los religiosos que viven en él. Viven como comunidad, atienden parroquias, y además han aumentado los visitantes. Se multiplican para acoger a todos: peregrinos del Camino de Santiago, estudiosos en busca de las raíces de la Lengua Castellana y del Euskera, espíritus inquietos en busca del remanso de paz que se encuentra en su Casa de Espiritualidad y turistas de todo el mundo en busca de la belleza y la cultura salvaguardada por estos frailes.

Retablo de San Millán

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Tomado de agustinosrecoletos.org

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Iglesia de San Millán de la Cogolla

enero 28, 2011


ENERO 2011. ESPAÑA.

LOS AGUSTINOS RECOLETOS
ABREN DE NUEVO
LA IGLESIA DE SAN MILLÁN,
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Con un presupuesto de 4,6 millones de euros y después de más de tres años de trabajos, el martes, 25 de enero, se presenta al público la última gran obra de restauración promovida por estos religiosos y por la Fundación San Millán: la iglesia del Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla (La Rioja, España).

En 1878 la Orden de Agustinos Recoletos se hacía cargo de un enorme monasterio totalmente ruinoso y en continuo expolio. Casi 120 años después, en 1997, la UNESCO lo declaraba Patrimonio de la Humanidad.

22-01-2011. J.A. Nieto y R. Nieto / OAR

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En 1878 la Orden de Agustinos Recoletos se hacía cargo de un enorme monasterio totalmente ruinoso y en continuo expolio. El 25 de mayo de 2005 los agustinos recoletos firmaban en el monasterio de Yuso un acuerdo con las fundaciones Caja Madrid y San Millán para la restauración integral de la iglesia de la Asunción con un presupuesto de 4,6 millones de euros.

Cada una de las fundaciones aportaría dos millones y la Provincia de San José de la Orden de Agustinos Recoletos los 600.000 euros restantes. Las obras comenzaban en noviembre de 2007 y han terminado en enero de 2011.

La restauración integral de la iglesia de la Asunción ha resuelto los diversos problemas de conservación que afectaban tanto a la materia y estructura de la fábrica como a su valor estético y a su capacidad expresiva. Los daños causados por la humedad eran realmente serios.

En los años 2003 y 2004 se acometió la restauraron de las bóvedas de la nave central y de toda la cubierta del templo. Las obras actuales han consistido en el drenaje perimetral en la cabecera de la iglesia, el saneamiento y restauración del suelo, la demolición del revestimientos de hormigón de las columnas de la nave central fruto de intervenciones anteriores, la total restauración de los nervios y bóvedas de las naves laterales y del lucernario del crucero, y el retejado selectivo.

También se han limpiado y restaurado todos los retablos, los púlpitos, las rejas, las contraportadas laterales, el cortavientos de la puerta principal, la arcada del coro alto, los frescos de las capillas de San Agustín, de Montserrat y de las Reliquias, y la capilla Parroquial.

En los años 2003 y 2004 se acometió la restauraron de las bóvedas de la nave central y de toda la cubierta del templo. La restauración ha ido acompañada de un plan para la difusión y conocimiento de este importante proyecto. Desde 2007 los talleres educativos sobre arquitectura, paisaje, conservación de bienes muebles y arqueología han permitido a más de 3.600 alumnos de distintos colegios conocer de cerca una obra de restauración a través de un aula didáctica preparada para ello en la propia iglesia del monasterio.

Inauguración

El martes 25 de enero se presenta a la prensa la iglesia de la Asunción totalmente restaurada. Volverá a ser usada como iglesia parroquial del pueblo de San Millán de la Cogolla y volverá a incluirse en la visita guiada para el turismo. Seguidamente el obispo de la diócesis, Juan José Omella, presidirá la primera eucaristía en este grandioso templo que ha recuperado su antiguo esplendor.

El prior general y el vicario general de la Orden de Agustinos Recoletos se han desplazado desde Roma para asistir a la inauguración. El gobierno autonómico de La Rioja estará representado por su presidente, Pedro Sanz, el consejero de Educación, Cultura y Deportes, el director general de Cultura y la coordinadora de la Fundación San Millán. Por parte de la entidad financiera Caja Madrid acudirán su presidente, Rodrigo Rato, y el director de la Fundación Caja Madrid. Asistirá también el director del departamento de Conservación del Patrimonio Histórico Español.

Volverá a ser usada como iglesia parroquial del pueblo de San Millán de la Cogolla y volverá a incluirse en la visita guiada para el turismo. Dificultades

Las principales dificultades han surgido con la aparición de las ruinas del antiguo monasterio románico que data del año 1067. Esto suscitó una polémica sobre el cubrimiento o no de los vestigios arqueológicos. De hecho, la intervención planificada era mucho más discreta y se pensaba que la ejecución tardaría sólo unos meses. Finalmente la duración se ha prolongado casi dos años.

Toda la iglesia es un gran cementerio. Desde su primitiva consagración, en el siglo XI, y hasta finales del XIX, se utilizó para este fin. Han sido miles los esqueletos que han aparecido durante la restauración. Todos ellos han sido exhumados e incinerados. La comunidad celebró una ceremonia para devolver las cenizas al lugar de la iglesia en el que habían sido encontrados los cuerpos.

La arqueología también ha aportado descubrimientos de gran trascendencia para la historia del arte. Ha sido la primera vez que se ha hecho una excavación del conjunto de la iglesia como tal. Hasta la fecha únicamente se habían llevado a cabo pequeñas “catas”. Posiblemente estemos hablando de la primera gran iglesia del románico español, anterior incluso a la catedral de Jaca, aunque aún falta la opinión definitiva de los expertos.

En un principio también se había presupuestado la intervención en la torre de la iglesia, pero los trabajos arqueológicos agotaron el presupuesto.

Otras obras

La restauración del Refectorio (antiguo comedor monacal) está muy avanzada. En esta ocasión, los religiosos han contado con la financiación económica de la empresa Ferrovial que ha invertido alrededor de medio millón de euros.

El año pasado se estrenó la iluminación exterior e interior del monasterio de Yuso, un proyecto en el que colaboró la Fundación Iberdrola con 120.000 euros.

Aumentan los visitantes, las actividades son cada vez más numerosas y los agustinos recoletos multiplican su tarea para acoger a todos. Los agustinos recoletos calculan que, hasta la fecha, el Gobierno Regional de La Rioja ha invertido en el monasterio en torno a los 16 millones de euros.

Monasterio vivo

El encargo de guardar para la Humanidad este monasterio se inició en 1878 cuando tres frailes agustinos recoletos llegaron al valle de San Millán para hacerse cargo del monasterio de Yuso. Lejos queda aquel edificio que encontraron, un enorme recinto totalmente ruinoso y en continuo expolio.

Hoy el Monasterio de Yuso tiene vida propia, encarnada en los religiosos que viven en él. Desde que en 1997 la UNESCO declarase el conjunto monacal de Yuso y Suso Patrimonio de la Humanidad, los quehaceres de la comunidad se han multiplicado.

Aumentan los visitantes, las actividades son cada vez más numerosas y los agustinos recoletos multiplican su tarea para acoger a todos: peregrinos del Camino de Santiago, estudiosos en busca de las raíces de la Lengua Castellana y del Euskera, espíritus inquietos en busca del remanso de paz que se encuentra en su Casa de Espiritualidad y turistas de todo el mundo en busca de la belleza y la cultura salvaguardada por estos frailes.

http://www.agustinosrecoletos.com/news/view/323


Saludo a las Madres Mónicas, 27 enero 2011

enero 27, 2011

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SALUDO A LAS MADRES CRISTIANAS
SANTA MÓNIC
A
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27 de enero de 2011

Invierno gélido augura primavera florida y plena


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Queridas Madres Mónicas: Con mucho gusto les envío este primer saludo del año, 27 de enero de 2011. Reciban con él todas las bendiciones divinas sobre sus personas y sus hogares. Dios se siga glorificando en sus vidas como esposas y como madres. Se lo repito: No las merecemos, pero las seguimos necesitando como un regalo maravilloso de Dios para nuestras familias y nuestra Iglesia. No aflojen su coraje para mantenerse fieles a su noble vocación.

Me alegra pensar que la fiesta de la Navidad y el comienzo de año hayan sido una magnífica oportunidad para expresar y sentir la fe cristiana. Empezamos el nuevo año con ilusión y con el entusiasmo y esperanza que nos regala el Santo Espíritu de Cristo el Señor, nuestro salvador. Les deseo un año lleno de santidad y de experiencias gratificantes. Cuenten con mi aprecio, oraciones y cuanto les parezca conveniente.

Por mi parte les comparto algo que seguramente casi todas ya saben: El Señor me ha encomendado, de manera sorpresiva, la animación de los religiosos de la comunidad provincial presente en España, Venezuela y Perú. El que ejercía de prior provincial, P. José Ramón, fue trasladado a Roma para prestar servicios de gobierno a favor de la Orden Agustinos Recoletos.

Desde ese momento, a un servidor le tocó asumir la responsabilidad de gobierno en la provincia San José. Con cierto temor y a la vez mucha confianza en el Señor y en los hermanos he asumido ese servicio de gobierno y animación. Les agradezco sus oraciones y estímulo que he recibido de muchas madres mónicas.

Hasta ahora me ha tocado preocuparme de lo más inmediato y urgente, como la preparación del próximo capítulo provincial que tendrá lugar en el próximo mes de julio en San Millán de la Cogolla. Seis meses antes nuestras leyes ordenan enviar un informe completo sobre el estado de la provincia y convocar elecciones de delegados al capítulo y de candidatos a prior provincial. Hemos celebrado la asamblea anual de los religiosos de España en Salamanca el pasado diciembre.

El nuevo año lo he comenzado visitando las comunidades de la vicaría de Venezuela adonde me desplacé el día 2 del presente para participar en el encuentro de religiosos jóvenes de la Provincia, celebrado en Palmira. El día 8 nos unimos a Fray Wílmer Moyetones y a su familia de Yaritahua en su profesión solemne celebrada en Barquisimeto. Una fiesta linda. Hasta el día 16 permanecí en Venezuela visitando a todos los hermanos y conociendo las fortalezas y necesidades de la vicaría.

De regreso a España, he participado con otros religiosos en el Aula Agustiniana que reúne en Madrid a representantes de 51 colegios agustinianos de España; en la ordenación de diácono de Fray Wílmer junto con otros cuatro jóvenes agustinos recoletos celebrada el día 22 en la parroquia Santa Rita de Madrid.

Y en estos momentos les escribo desde San Millán de la Cogolla, donde está nevando, y adonde nos hemos desplazado una treintena de religiosos de diversas provincias para asistir a la inauguración de las obras realizadas en el templo parroquial del Monasterio de Yuso. Seguro que muchas de ustedes han estado al tanto de estos acontecimiento por los diversos de comunicación a los que tienen acceso, sobre todo a través de las páginas web de la Orden y de las provincias y de los blogs dirigidos por nuestros religiosos.

Les manifiesto todo esto, con mucha alegría, para que se sientan en comunión con la familia agustino-recoleta, y también, de alguna manera corresponsables con un servidor en esta misión de animación de la comunidad provincial San José. Sé que ustedes, como madres mónicas, ejercen una oración ininterrumpida de intercesión, no sólo a favor de sus esposos y de los hijos, sino también en beneficio de toda la Iglesia. En muchos lugares, las madres mónicas hacen cadenas de oración por diversas necesidades personales, familiares y hasta eclesiales. Permítanme un hueco en sus intenciones para poder llevar a cabo la misión encomendada, tal y como el Señor lo quiere.

Estimadas hermanas, necesitamos estar y sentirnos unidos todos en la edificación de una Iglesia renovada y de una familia más cristiana, porque Cristo vive y quiere reinar en un mundo nuevo que deseamos construir, que estamos ya edificando. La comunidad provincial San José y toda la Orden se sienten llamadas por el Señor a una renovación personal e institucional a fin de responder a los retos de la nueva Evangelización. Contamos con su ayuda.

Muchas gracias, queridas madres mónicas, por la atención que les merezca la presente. Estoy seguro de que sabrán responder generosamente a este llamado de oración y de comunión, como lo han hecho hasta el presente. Que el Señor siga estando grande con ustedes. Con estima personal. Hasta el próximo febrero. Que este mes sea lleno de gracia y bendición de parte del Señor a través de la intercesión de santa Mónica, madre de san Agustín. Amén.

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Mensaje de S.S. Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

enero 26, 2011

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Estilo cristiano de presencia en el mundo digital

Internet debe estar

al servicio de la persona
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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 24 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el Mensaje del Papa para la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, hecho público  por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, con motivo de la fiesta de san Francisco de Sales, patrón de los escritores y periodistas católicos.

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Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital

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Queridos hermanos y hermanas:

Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, deseo compartir algunas reflexiones, motivadas por un fenómeno característico de nuestro tiempo: la propagación de la comunicación a través de internet.

Se extiende cada vez más la opinión de que, así como la revolución industrial produjo un cambio profundo en la sociedad, por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los trabajadores, la amplia transformación en el campo de las comunicaciones dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy. Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión.

Se presentan a nuestro alcance objetivos hasta ahora impensables, que asombran por las posibilidades de los nuevos medios, y que a la vez exigen con creciente urgencia una seria reflexión sobre el sentido de la comunicación en la era digital.

Esto se ve más claramente aún cuando nos confrontamos con las extraordinarias potencialidades de internet y la complejidad de sus aplicaciones. Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano.

Transmitir información en el mundo digital significa cada vez más introducirla en una red social, en la que el conocimiento se comparte en el ámbito de intercambios personales. Se relativiza la distinción entre el productor y el consumidor de información, y la comunicación ya no se reduce a un intercambio de datos, sino que se desea compartir. Esta dinámica ha contribuido a una renovada valoración del acto de comunicar, considerado sobre todo como diálogo, intercambio, solidaridad y creación de relaciones positivas. Por otro lado, todo ello tropieza con algunos límites típicos de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia.

De modo especial, los jóvenes están viviendo este cambio en la comunicación con todas las aspiraciones, las contradicciones y la creatividad propias de quienes se abren con entusiasmo y curiosidad a las nuevas experiencias de la vida. Cuanto más se participa en el espacio público digital, creado por las llamadas redes sociales, se establecen nuevas formas de relación interpersonal que inciden en la imagen que se tiene de uno mismo. Es inevitable que ello haga plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser. La presencia en estos espacios virtuales puede ser expresión de una búsqueda sincera de un encuentro personal con el otro, si se evitan ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual. El anhelo de compartir, de establecer «amistades», implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio «perfil» público.

Las nuevas tecnologías permiten a las personas encontrarse más allá de las fronteras del espacio y de las propias culturas, inaugurando así un mundo nuevo de amistades potenciales. Ésta es una gran oportunidad, pero supone también prestar una mayor atención y una toma de conciencia sobre los posibles riesgos. ¿Quién es mi «prójimo» en este nuevo mundo? ¿Existe el peligro de estar menos presentes con quien encontramos en nuestra vida cotidiana ordinaria? ¿Tenemos el peligro de caer en la dispersión, dado que nuestra atención está fragmentada y absorta en un mundo «diferente» al que vivimos? ¿Dedicamos tiempo a reflexionar críticamente sobre nuestras decisiones y a alimentar relaciones humanas que sean realmente profundas y duraderas? Es importante recordar siempre que el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida.

También en la era digital, cada uno siente la necesidad de ser una persona auténtica y reflexiva. Además, las redes sociales muestran que uno está siempre implicado en aquello que comunica. Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales. Por eso, puede decirse que existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro. Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él. Asimismo, tampoco se puede anunciar un mensaje en el mundo digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia. En los nuevos contextos y con las nuevas formas de expresión, el cristiano está llamado de nuevo a responder a quien le pida razón de su esperanza (cf. 1 P 3,15).

El compromiso de ser testigos del Evangelio en la era digital exige a todos el estar muy atentos con respecto a los aspectos de ese mensaje que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red. Hemos de tomar conciencia sobre todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la «popularidad» o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento.

La verdad del Evangelio no puede ser objeto de consumo ni de disfrute superficial, sino un don que pide una respuesta libre. Esa verdad, incluso cuando se proclama en el espacio virtual de la red, está llamada siempre a encarnarse en el mundo real y en relación con los rostros concretos de los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida cotidiana. Por eso, siguen siendo fundamentales las relaciones humanas directas en la transmisión de la fe.

Con todo, deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana. La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia, Aquél en quien todas las cosas alcanzan su plenitud (cf. Ef 1, 10). La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), a quienes mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con ellos, tratando con delicadeza que manifestaran lo que tenían en el corazón.

La Verdad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales. Los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás. Por el contrario, los creyentes animan a todos a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas. Esta tensión espiritual típicamente humana es precisamente la que fundamenta nuestra sed de verdad y de comunión, que nos empuja a comunicarnos con integridad y honradez.

Invito sobre todo a los jóvenes a hacer buen uso de su presencia en el espacio digital. Les reitero nuestra cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, cuya preparación debe mucho a las ventajas de las nuevas tecnologías. Para quienes trabajan en la comunicación, pido a Dios, por intercesión de su Patrón, san Francisco de Sales, la capacidad de ejercer su labor conscientemente y con escrupulosa profesionalidad, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica.

Vaticano, 24 de enero 2011, fiesta de san Francisco de Sales.

BENEDICTUS PP. XVI

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Protagonista del milagro atribuido a Juan Pablo II revela detalles de su curación

enero 25, 2011

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San Millán recupera su esplendor

enero 24, 2011

Monasterio de San Millán de la Cogolla

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Después de tres años de oscuridad, el martes llega la nueva luz al templo de San Millán de la Cogolla

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Tomado de larioja.com

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«Lunes, a 28 de junio de 1540 seyendo pontifice Paulo tercio e reynando en España el emperador Carlos e su madre doña Juana e seyendo Abbad de Sant Millan Fray Pedro de Arenzana, el dicho día se acabó la iglesia nueva e se puso la postrimera piedra en la capilla segunda de sobre el coro de la nao mayor, la qual piedra puso el dicho abad con sus manos e la bendixo con mucha solemnidad».

Así nos relata el teniente de cura Fray Pedro Martínez en el libro de bautizados la colocación de la última piedra de la iglesia que los mismos benedictinos comenzaron 36 años antes. La solemnidad que celebrarán los agustinos recoletos el próximo martes, 25 de enero, será menos ceremoniosa pero no menos emotiva, ya que han sido tres duros años de trabajos los que tienen como resultado la rehabilitación del viejo templo del emilianense monasterio de Yuso.

Como en su tiempo los benedictinos contaron con la ayuda de los monarcas y acaudalados señores feudales, ahora los «reyes» de las subvenciones son los políticos y las fundaciones de bancos y cajas.

Yuso, gracias al esfuerzo de la Fundación San Millán de la Cogolla, consiguió aunar los esfuerzos del Gobierno de La Rioja y la Fundación Caja Madrid, que aportaron 2 millones de euros cada uno para comenzar el 12 de noviembre del 2007 los trabajos imprescindibles para detener el deterioro que lentamente corroía, literalmente en el caso de la piedra de las columnas del templo, una de las joyas monásticas riojanas y universales.

Se picaron los paramentos, se levantaron las losas de piedra del suelo y se hicieron catas arqueológicas para encontrar, y posteriormente tapar con polémica incluida, el majestuoso templo románico que, en palabras de los arqueólogos encargados de las catas, «pudo ser de las más grandes iglesias románicas de España», comparable en belleza con San Martín de Frómista o la catedral de Jaca.

Principales reformas

Se pintaron los techos deteriorados por las humedades; se cambió la iluminación de retablos y el sistema eléctrico del templo; se restauraron los bienes muebles, colocándolos en su enclave original –como era el caso de las figuras-relicario que peregrinaron por diversas estancias del monasterio hasta su retorno junto al tabernáculo de la iglesia–, se eliminaron las añadiduras, algunas de infausto recuerdo, que dañaban e inclusive aceleraban la degradación de la piedra; la parte musical también tuvo su espacio en la rehabilitación integral del templo con la limpieza del órgano barroco de estilo español, con una impresionante trompetería, que resonará seguramente en la ceremonia de reapertura del templo el próximo martes 25 de enero.

Durante estos tres años las obras han estado parcialmente abiertas para que los visitantes del monasterio pudiesen ver, a menor escala que en la catedral vitoriana, cómo se desarrollaban los trabajos de rehabilitación. Los escolares han podido aprender cómo se edificaban las iglesias y cuáles eran las técnicas constructivas de los maestros canteros para los arcos y columnas. En total han sido más de 3.600 alumnos los que han pasado por las aulas didácticas, que han fomentado entre los estudiantes riojanos la sensibilización por el patrimonio y la conservación y restauración de las obras arquitectónicas, artísticas y naturales en San Millán de la Cogolla.

Últimos talleres

Los talleres impartidos por la Fundación Caja Madrid acogerán el martes desde las 11 de la mañana a los últimos alumnos, que serán los 17 estudiantes del colegio público Padre Joaquín Peña, perteneciente al CRA Entrevalles, y que por vivir en San Millán de la Cogolla y Berceo están siempre presentes como parte de su educación, acompañados por sus profesores, en los actos significativos que ocurren en el monasterio de Yuso.

Han sido más de 16 millones de euros los invertidos en San Millán desde que en 1997 se elaborase el Plan Director del monasterio de Yuso, y que con la restauración del viejo refectorio monástico marcará el punto final de los trabajos señalados en el proyecto de restauración integral del ‘Escorial riojano’. Si bien quedarán pendientes de restauración la torre y el lucernario del templo, que aunque en un principio estaban contemplados en la rehabilitación integral de la iglesia han tenido que posponerse ante las diversas variaciones y modificaciones que el proyecto original sufrió por la ampliación del estudio arqueológico en la iglesia monástica.

Con la reapertura de la iglesia se recupera, y pocas veces se ha significado este detalle, principalmente la parroquia del pueblo de San Millán de la Cogolla, que durante estos años ha utilizado una pequeña ermita, demasiado pequeña para actos multitudinarios, viviendo un ‘exilio forzoso’ con la esperanza de utilizar la iglesia que los vio nacer, vivir y morir a ellos y sus seres queridos dando sentido de continuidad al deseo primario de los benedictinos, creando una iglesia para gloria de Dios y muestra a los hombres de la belleza divina.

Junto al culto se recupera también uno de los espacios vitales en la visita al monasterio de Yuso, ya que desde el claustro procesional se accede al templo por la puerta plateresca como inigualable marco de una vista catedralicia de una iglesia abacial construida con tres naves de igual altura y unas impresionantes columnas exentas que no soportaron las inundaciones acaecidas en julio de 1595.

La iglesia que ahora veremos fue reconstruida en su muro noroeste por los arquitectos Juan Pérez de Solarte y Pedro de la Torre, que rebajaron los arcos laterales, creando las capillas actuales.

Dentro de la iglesia podremos ver en su máxima belleza las pinturas que el monje benedictino Juan Rizzi, hijo del boloñés Antonio Rizzi –que pintó para Felipe II en la obra del Escorial–, y que muestra las enormes influencias de la escuela toledana y el manierismo heredado por su maestro Mayno, discípulo del Greco.

La batalla de Hacinas y la ayuda de san Millán al conde castellano Fernán González disputan el espacio a la advocación mariana de la Asunción, donde dicen las viejas leyendas se puede encontrar al pintor autorretratado junto a su gran amigo y mecenas el abad emilianense Fray Ambrosio Gómez, que lo convenció para venir hasta Yuso para pintar los 23 lienzos que se conservan actualmente en San Millán, más algunos otros que se perdieron por el paso del tiempo, algunos de grandioso tamaño, en los apenas tres años que vivió en la abadía riojana.

Una de las joyas recuperadas en la reciente obra es la capilla de san Agustín y sus hermosas pinturas murales realizadas en temple y óleo, que se encontraban oscurecidas desde hace siglos por el humo de las velas, y dañadas por las filtraciones provenientes de los tejados.

El coro de nogal, la puerta del trascoro y su óculo atravesado por el sol del equinoccio como ejemplo de la correcta alineación del templo, el plateresco arco escarzano y su atrevida bóveda del coro alto o el hermoso púlpito atribuido a la escuela del mismísimo Berruguete adornan la iglesia.

Todo ello engrandecerá la visita de una de las joyas que el turismo riojano recupera para la temporada más dura en años, marcada por la crisis económica, y que se iniciará en abril con la Semana Santa.


Domingo III del Tiempo Ordinario

enero 23, 2011

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Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres

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PRIMERA LECTURA: Isaías 8, 23b-9, 3.

En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.

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SALMO 26

El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.  Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

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SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 1, 10-13. 17

Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir.

Hermanos, me he enterado por los de Cloe que hay discordias entre vosotros.  Y por eso os hablo así, porque andáis divididos, diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo.»

¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo?

Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.

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EVANGELIO: Mateo 4, 12-23

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea.  Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí.  Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.

El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»

Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.

Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre.  Jesús los llamó también.

Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.

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CRISTO ESTÁ PRESENTE EN SU IGLESIA

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De la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, del Concilio Vaticano II

Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la misa, tanto en la persona del ministro, ofreciéndose aho­ra por ministerio de los sacerdotes el mismo que enton­ces se ofreció en la cruz, como, sobre todo, bajo las espe­cies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los sa­cramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cris­to quien bautiza. Está presente en su palabra, pues, cuan­do se lee en la Iglesia la sagrada Escritura, es él quien ha­bla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, pues él mismo prometió: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

En verdad, en esta obra tan grande, por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa, la Iglesia, que invoca a su Señor y por él tributa culto al P eterno.

Con razón, pues, se considera a la liturgia como el ejer­cicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sen­sibles significan y realizan, cada uno a su manera, la santificación del hombre; y así el cuerpo místico de Je­sucristo, es decir, la cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro.

En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es la acción sagrada por excelencia, cuya eficacia no es igualada, con el mismo título y en el mismo grado, por ninguna otra acción de la Iglesia.

En la liturgia terrena participamos, pregustándola, de aquella liturgia celestial que se celebra en la ciu­dad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo, ministro del santuario y de la tienda verdadera, está sentado a la derecha de Dios; con todos los coros celestiales, cantamos en la liturgia el himno de la gloria del Señor; veneramos la memoria de los santos, esperando ser admitidos en su asamblea; aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo hasta que aparezca él, vida nuestra; entonces también nosotros apareceremos, juntamente con él, en gloria.

La Iglesia, por una tradición apostólica que se remonta al mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el miste­rio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón día del Señor o domingo. En este día, los fieles de­ben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la eucaristía, celebren el memorial de la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús, y den gra­cias a Dios, que, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una espe­ranza viva. Por esto, el domingo es la fiesta primordial, que debe inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No deben anteponérsele otras solemnidades, a no ser que sean realmente de suma importancia, puesto que el do­mingo es el fundamento y el núcleo de todo el año li­túrgico (Nums. 7-8. 106).

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Santidad del matrimonio y de la familia

enero 22, 2011

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Familia cristiana, iglesia doméstica.

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De la Constitución pastoral Gaudium et spes,

sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano II

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El hombre y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne, con la íntima unión de perso­nas y de obras se ofrecen mutuamente ayuda y servicio, experimentando así y logrando, más plenamente cada día, el sentido de su propia unidad.

Esta íntima unión, por ser una donación mutua de dos personas, y el mismo bien de los hijos exigen la plena fidelidad de los esposos y urgen su indisoluble unidad.

Cristo, el Señor, bendijo abundantemente este amor mul­tiforme que brota del divino manantial del amor de Dios y que se constituye según el modelo de su unión con la Iglesia.

Pues, así como Dios en otro tiempo buscó a su pueblo con un pacto de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por el sacramento del matrimonio. Permanece, además, con ellos para que, así como él amó a su Iglesia y se entregó por ella, del mismo modo, los es­posos, por la mutua entrega, se amen mutuamente con perpetua fidelidad.

El auténtico amor conyugal es asumido por el amor di­vino y se rige y enriquece por la obra redentora de Cristo y por la acción salvífica de la Iglesia, para que los esposos sean eficazmente conducidos hacia Dios y se vean ayuda­dos y confortados en su sublime papel de padre y madre.

Por eso, los esposos cristianos son robustecidos y como consagrados para los deberes y dignidad de su estado, gracias a este sacramento particular; en virtud del cual, cumpliendo su deber conyugal y familiar, imbuidos por el espíritu de Cristo, con el que toda su vida queda impreg­nada de fe, esperanza y caridad, se van acercando cada vez más hacia su propia perfección y mutua santificación, y así contribuyen conjuntamente a la glorificación de Dios.

De ahí que, cuando los padres preceden con su ejemplo y oración familiar, los hijos, e incluso cuantos conviven en la misma familia, encuentran más fácilmente el cami­no de la bondad, de la salvación y de la santidad. Los es­posos, adornados de la dignidad y del deber de la pater­nidad y maternidad, habrán de cumplir entonces con dili­gencia su deber de educadores, sobre todo en el campo religioso, deber que les incumbe a ellos principalmente.

Los hijos, como miembros vivos de la familia, contribu­yen a su manera a la santificación de sus padres, pues, con el sentimiento de su gratitud, con su amor filial y con su confianza, corresponderán a los beneficios recibidos de sus padres y, como buenos hijos, los asistirán en las adver­sidades y en la soledad de la vejez (Num. 48).

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