El maná de cada día, 29.6.23

junio 29, 2023

San Pedro y san Pablo, apóstoles. Solemnidad

Misa del día

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San Pedro y San Pablo (El Greco)

Antífona de entrada

Estos son los que mientras estuvieron en la tierra, con su sangre plantaron la Iglesia: bebieron el cáliz del Señor y lograron ser amigos de Dios.

Oración colecta

Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la celebración de la fiesta de san Pedro y san Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA: Hechos de los Apóstoles 12, 1-11

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua.

Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.

La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.»

Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.»

Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»

Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.

Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

SALMO 33, 2-3.4-5.6-7.8-9

El Señor me libró de todas mis ansias.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él.

SEGUNDA LECTURA: 2 Timoteo 4, 6-8.17-18

Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente.

He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.

El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Aclamación antes del Evangelio: Mt 16, 18

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.

EVANGELIO: Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»

Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Antífona de Comunión: Mt 16, 16. 18

Pedro dijo a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

ESTOS MÁRTIRES, EN SU PREDICACIÓN, DABAN TESTIMONIO DE LO QUE HABÍAN VISTO

De los sermones de San Agustín, obispo

El día de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.

San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Ahora te digo yo: Tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. YCristo le replicó: «Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas.

Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro». «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo».

El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única.

De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.

En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles.

No te entristezcas, apóstol; responde una vez, respon­de dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor.

A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro.

En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa aunque fueran martirizados en días diversos Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros por la sangre de los apóstole­s. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.


Pierangelo Sequeri: «La familia es la vanguardia del nuevo cristianismo»

junio 27, 2021

El Papa Francisco abraza a una familia durante la audiencia general del 8 de enero de 2020. Foto: AFP / Andreas Solaro

Pierangelo Sequeri: «La familia es la vanguardia del nuevo cristianismo»

ENTREVISTA / El presidente del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia asegura que «el futuro de la Iglesia depende de las familias», pero «no hay nuevos instrumentos»

Victoria Isabel Cardiel C. 

El Papa Francisco ha convocado para este 2021 un año especial dedicado a la familia con el objetivo de continuar el camino abierto por Amoris laetitia. Será inaugurado el 19 de marzo, solemnidad de san José, y concluirá con la celebración del X Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en Roma en junio de 2022.

Han pasado casi cinco años de la publicación de la exhortación del Papa Amoris laetitia. ¿Qué ha cambiado desde entonces en la Iglesia?

Todavía no ha cambiado mucho. Pero la Iglesia ahora sabe que el cambio es irrefutable. Antes, en las parroquias, la familia era el terreno sólido sobre el que construir otras cosas. Pero esto ya no es así.

San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco han concentrado sus esfuerzos en la necesaria atención eclesial a la familia, porque han entendido que la familia es la vanguardia del nuevo cristianismo. Pero se está retrasando su implementación porque la Iglesia todavía no está preparada.

¿De ahí que el Papa haya decidido dedicar un año a las familias?

El Papa sabe perfectamente que el futuro de la Iglesia depende de las familias. El problema es que no hay nuevos instrumentos. Se siguen usando las metodologías del pasado, como la asistencia a las familias más necesitadas o la atención pastoral.

Son necesarios mecanismos más creativos para pasar de la teoría a la práctica. Los aparatos son insuficientes para realizar la forma del cristianismo del futuro.

¿Puede poner un ejemplo práctico?

La participación de los laicos en la vida eclesial debe ser una realidad, no solo algo limitado que se reduce a pasar el cepillo en las Misas del domingo. Los sacerdotes en general son muy generosos y mantienen una buena relación con las familias, pero a veces no son humildes.

Los laicos saben más de la vida cotidiana de una familia y es justo que se lo recuerden. La función de los sacerdotes es precisamente dar luz al Evangelio, pero tienen que aceptar que hay cosas que se les escapan, porque ellos no tienen familia.

Está bien que den consejos sobre la educación de los hijos o las relaciones matrimoniales, pero deben dejar espacio a quienes lo viven en su día a día. Las familias no pueden simplemente imitar la espiritualidad de los sacerdotes, sino que tienen que ser valientes y llevar su propia espiritualidad a la Iglesia.

¿Cuáles son los principales retos que afrontan las familias?

Hay problemas sin duda de índole material como la crisis económica. O la falta de compromiso de la política con las familias. Pero la principal dificultad es el oscurecimiento de la familia en favor de la pareja de enamorados.

La teología eclesiástica ha incorporado un cierto romanticismo que hoy se ha convertido en un objeto de consumo superficial. Esto se daba ya en la política y en la economía, donde se manejan campañas para hacer de la vida y el bienestar de la pareja la finalidad de todo.

Hemos pensado que resolviendo la pareja todo el resto estará en orden como consecuencia, pero no es así. La felicidad de la pareja no es una clave de lectura exclusiva. Por ejemplo, no tenemos una idea clara de cómo es la felicidad en la red de constelaciones familiares.

Aquí la Iglesia tiene una oportunidad de mostrar su concepción de familia.

El confinamiento ha permitido a muchas familias pasar más tiempo juntos, pero dicen los expertos que también ha agravado la violencia en el hogar.

No estoy de acuerdo en que haya aumentado la violencia doméstica. Sencillamente se ha concentrado en un periodo de tiempo. El confinamiento ha eliminado las válvulas de escape y ha impuesto a muchas mujeres estar encerradas con sus maltratadores, pero esa violencia ya existía previamente en la relación.

Estaba en la raíz, solo que durante la pandemia ha explotado más frecuentemente. No podemos usar la pandemia como coartada, la violencia doméstica se combate con un programa de 360 grados. No solo con la denuncia, la justicia o la asistencia, sino con programas constantes y generales de atención a la familia.

El Papa dice Fratelli tutti, y eso se traduce también en una buena comunidad de vecinos que monitoreen la temperatura afectiva de los que están cerca.

En esta segunda ola, los mayores brotes de contagio de coronavirus siguen dándose en las residencias de mayores. ¿Qué solución ve?

A los ancianos se les ha pedido un suplemento de clausura durante la pandemia. Pero no podemos aceptar como normal que, cuando una persona llega a cierta edad, sea excluido de forma sistemática del círculo familiar.

Hay situaciones en las que el anciano necesita asistencia médica 24 horas y es difícil hacerlo en casa. Pero la total privación del contexto doméstico para el anciano, que se acaba convirtiendo en un átomo de la sociedad separado de la familia, de ninguna manera es aceptable.

Hay que encontrar otros modos que garanticen al anciano los cuidados que no puede hacer la familia. Esto pasa por incrementar la red domiciliar de asistencia.

¿Qué diría que falta a las políticas familiares?

Ni a la política ni a la economía les interesan las familias. Una familia ahorra, mientras que los individuos solos tienden al consumo. Sí, hay políticas asistenciales que ayudan a las familias en dificultad, pero subsiste un mecanismo perverso, fruto de una cultura ególatra, que insta a realizarse como individuo y no como familia.

No hay políticas que apoyen el equilibrio y la armonía que tiene que haber entre el cuidado de los vínculos familiares y la realización del individuo. Parece que son opciones excluyentes.

Sin embargo, son muchas los aspectos positivos que las familias aportan a la sociedad…

El problema de la sociedad hoy es que no hay modelos válidos de integración entre la realización del individuo y del bien común. Y esto justo se aprende en el núcleo familiar, que es una verdadera escuela de los afectos.

En la familia aprendemos que hay formas positivas de sacrificio. Es decir, que la limitación del propio deseo hace feliz al otro. La familia es una inyección de sociabilidad frente al individualismo.

El sacerdote italiano Pierangelo Sequeri aprendió a leer partituras cuando todavía era un niño. Hijo de músicos, nació en Milán en 1944, y fue ordenado sacerdote en 1968. Cuatro años más tarde se doctoró en Teología. Ha trabajado como docente en varias universidades. Sus trabajos de investigación se destacan por tender puentes entre la teología, la filosofía, la psicología, la estética y la música. En 2009, Benedicto XVI lo incluyó en la Comisión Teológica Internacional. Desde 2016 es el presidente del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia, un centro a la vanguardia académica en propuestas de pastoral familiar

Pierangelo Sequeri: «La familia es la vanguardia del nuevo cristianismo»


Hace 2021 años que nació el Mesías… ¿y qué ha pasado?

enero 8, 2021

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Esta es el agua unida al Espíritu con la que Cristo fue bautizado, sobre la que descendió el Espíritu Santo y se escuchó una voz: Este es mi Hijo.

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Hace 2021 años que nació el Mesías… ¿y qué ha pasado?

«Después de dos mil años de cristianismo, la evangelización se halla todavía en sus comienzos» (Redemptoris missio, 30).

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Estamos culminando la celebración del nacimiento del Mesías, la Navidad, y ¿qué ha pasado en cada uno de nosotros? Da pena que se acabe tan pronto, pues la hemos sentido como una experiencia única: Casi no hemos tenido tiempo de saborear cada detalle de la celebración del Misterio. Sin agotar una perspectiva del Acontecimiento, ya teníamos encima otra «manifestación» del Misterio, que, por cierto, nos ha resulta inabarcable…

A pesar de todo, seguiremos, con el buen gusto de boca, a la expectativa de lo que la Madre Iglesia nos vaya deparando en la Liturgia… Pero no pasaremos página sin aprovechar algunas perlas que nos ofrece la espiritualidad de la Navidad y la contemplación del Misterio de la Encarnación, de los desposorios de Dios con la Humanidad, del regalo inconmensurable de la filiación divina ofrecida a todos los hombres de buena voluntad.

Apreciados lectores, os comparto unas preces y un extracto de un sermón de la Epifanía, tomados de la Liturgia de las Horas de estos días. Que alimenten vuestra debilidad y satisfagan vuestra sed de Dios. Además, añadiré dos textos del Magisterio de san Juan Pablo II.

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El agua y el Espíritu

Jesús fue a donde Juan y recibió de él el bautismo. Cosa realmente admirable. La corriente inextinguible que alegra la ciudad de Dios es lavada con un poco de agua. La fuente inalcanzable, que hace germinar la vida para todos los hombres y que nunca se agosta, se sumerge en unas aguas pequeñas y temporales.

El que se halla presente en todas partes y jamás se ausenta, el que es incomprensible para los ángeles y está lejos de las miradas de los hombres, se acercó al bautismo cuando él quiso. Se abrió el cielo, y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».

El amado produce amor, y la luz inmaterial genera una luz inaccesible: «Este es el que se llamó hijo de José, es mi Unigénito según la esencia divina».

Este es mi Hijo, el amado: aquel que pasó hambre, y dio de comer a innumerables multitudes; que trabajaba, y confortaba a los que trabajaban; que no tenía dónde reclinar su cabeza, y lo había creado todo con su mano; que padeció, y curaba todos los padecimientos; que recibió bofetadas, y dio al mundo la libertad; que fue herido en el costado, y curó el costado de Adán.

Pero prestadme cuidadosamente atención: quiero acudir a la fuente de la vida, quiero contemplar esa fuente medicinal.

El Padre de la inmortalidad envió al mundo a su Hijo, Palabra inmortal, que vino a los hombres para lavarlos con el agua y el Espíritu: y, para regenerarnos con la incorruptibilidad del alma y del cuerpo, insufló en nosotros el espíritu de vida y nos vistió con una armadura incorruptible.

Si, pues, el hombre ha sido hecho inmortal, también será dios. Y si se ve hecho dios por la regeneración del baño del bautismo, en virtud del agua y del Espíritu Santo, resulta también que después de la resurrección de entre los muertos será coheredero de Cristo.

Por lo cual, grito con voz de pregonero: Venid, las tribus todas de las gentes, al bautismo de la inmortalidad. Ésta es el agua unida con el Espíritu, con la que se riega el paraíso, se fecunda la tierra, las plantas crecen, los animales se multiplican; y, en definitiva, el agua por la que el hombre regenerado se vivifica, con la que Cristo fue bautizado, sobre la que descendió el Espíritu Santo en forma de paloma.

Y el que desciende con fe a este baño de regeneración renuncia al diablo y se entrega a Cristo, reniega del enemigo y confiesa que Cristo es Dios, se libra de la esclavitud y se reviste de la adopción, y vuelve del bautismo tan espléndido como el sol, fulgurante de rayos de justicia; y, lo que es el máximo don, se convierte en hijo de Dios y coheredero de Cristo.

A él la gloria y el poder, junto con el Espíritu Santo, bueno y vivificante, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

https://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/oficio_lectura/fechas/enero_8.htm

Preces

Celebremos la misericordia de Cristo, que ha venido al mundo para que la creación se viera liberada de la esclavitud de la corrupción y pudiera entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios; seguros, pues, de este amor que Dios nos tiene, digamos:

Por tu nacimiento, líbranos, Señor, de todo mal.

Tú, Señor, que existiendo, desde siempre has querido asumir una vida nueva al hacerte hombre, renuévanos a nosotros por el misterio de tu nacimiento.

Tú que, sin dejar de ser Dios como el Padre, quisiste hacerte hombre como nosotros, haz que nuestra vida alcance su plenitud por la participación en tu vida divina.

Tú que al venir al mundo has querido ser luz de los paganos y maestro de todos los
hombres, haz que tu palabra sea antorcha para nuestros pasos.

Palabra de Dios, que te hiciste carne en el seno de María Virgen y viniste al mundo, dígnate habitar siempre por la fe en nuestros corazones.

Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.

Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres y que su amor se extienda por toda la tierra, pidamos al Padre que su reino venga a nosotros:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.

Oremos:

Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.- Amén.

https://www.liturgiadelashoras.info/hoy/rezar-laudes.html

Y concluyo con dos textos del Magisterio de san Juan Pablo II que nos abren el horizonte de la Iglesia y de la Humanidad que esperan todavía la salvación del Niño Dios que acabamos de adorar y de contemplar con gozo y alabanzas a Dios.

Pueblos todos, abrid las puertas a Cristo! Su Evangelio no resta nada a la libertad humana, al debido respeto de las culturas, a cuanto hay de bueno en cada religión. Al acoger a Cristo, os abrís a la Palabra definitiva de Dios, a aquel en quien Dios se ha dado a conocer plenamente y a quien el mismo Dios nos ha indicado como camino para llegar hasta él.

El número de los que aún no conocen a Cristo ni forman parte de la Iglesia aumenta constantemente; más aún, desde el final del Concilio, casi se ha duplicado. Para esta humanidad inmensa, tan amada por el Padre que por ella envió a su propio Hijo, es patente la urgencia de la misión.

Por otra parte, nuestra época ofrece en este campo nuevas ocasiones a la Iglesia: la caída de ideologías y sistemas políticos opresores; la apertura de fronteras y la configuración de un mundo más unido, merced al incremento de los medios de comunicación; el afianzarse en los pueblos los valores evangélicos que Jesús encarnó en su vida (paz, justicia, fraternidad, dedicación a los más necesitados); un tipo de desarrollo económico y técnico falto de alma que, no obstante, apremia a buscar la verdad sobre Dios, sobre el hombre y sobre el sentido de la vida.

Dios abre a la Iglesia horizontes de una humanidad más preparada para la siembra evangélica. Preveo que ha llegado el momento de dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva evangelización y a la misión ad gentes. Ningún creyente en Cristo, ninguna institución de la Iglesia puede eludir este deber supremo: anunciar a Cristo a todos los pueblos. (Redemptoris Missio, n. 3).

La actividad misionera está aún en sus comienzos

Nuestra época, con la humanidad en movimiento y búsqueda, exige un nuevo impulso en la actividad misionera de la Iglesia. Los horizontes y las posibilidades de la misión se ensanchan, y nosotros los cristianos estamos llamados a la valentía apostólica, basada en la confianza en el Espíritu ¡El es el protagonista de la misión!

En la historia de la humanidad son numerosos los cambios periódicos que favorecen el dinamismo misionero. La Iglesia, guiada por el Espíritu, ha respondido siempre a ellos con generosidad y previsión.

Los frutos no han faltado. Hace poco se ha celebrado el milenario de la evangelización de la Rusia y de los pueblos eslavos y se está acercando la celebración del V Centenario de la evangelización de América. Asimismo se han conmemorado recientemente los centenarios de las primeras misiones en diversos Países de Asia, África y Oceanía.

Hoy la Iglesia debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misión ad gentes, como en la nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo.

Hoy se pide a todos los cristianos, a las Iglesias particulares y a la Iglesia universal la misma valentía que movió a los misioneros del pasado y la misma disponibilidad para escuchar la voz del Espíritu (Redemptoris Missio, n. 30).



 


Los sacerdotes casados de rito latino, una realidad desde hace tiempo

marzo 9, 2020

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El Papa Francisco con familias de sacerdotes retirados ANSA

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Los sacerdotes casados de rito latino, una realidad desde hace tiempo

En contra de la intencionada omisión en ‘Querida Amazonía’

La dispensa del celibato sacerdotal se concede como una “gracia” extraordinaria concedida por el Romano Pontífice en el Código de derecho canónico
Los sacerdotes dispensados pueden considerarse una reserva más asequible, examinando caso por caso, de ministros de la eucaristía que la posibilidad futura de la ordenación de los viri probati

La exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonía” despertó gran interés mediático por las novedades en la disciplina de los sacramentos que propuso el Sínodo de los obispos en octubre de 2019. Teólogos latinoamericanos se apresuraron a anunciar que el papa Francisco haría propias las novedades planteadas por los obispos en el documento conclusivo.

Finalmente, el papa omitió intencionalmente referirse a las cuestiones disputadas a pesar de las mayorías logradas en el aula.

No obstante el silencio intencionado del papa Francisco, reconocidos teólogos anuncian ahora que se trata de una nueva hermenéutica en el Magisterio, según la cual, las Iglesias locales tendrán en lo sucesivo un mayor peso decisorio y Roma no será la única y decisiva palabra como ha sucedido en la tradición milenaria del rito latino. El tiempo dirá si esta vez tienen la razón.

De todos modos, aunque la ordenación de los “viri probati” para la Amazonía quedó por el momento “en el tintero” y en los sueños de una victoria pírrica de los padres sinodales, los sacerdotes casados de rito latino son una realidad desde hace tiempo.

En efecto, la dispensa del celibato sacerdotal se concede como una “gracia” extraordinaria concedida por el Romano Pontífice en el Código de derecho canónico que en el canon 290 anota que “Una vez recibida válidamente, la ordenación sagrada nunca se anula”, aunque el presbítero dispensado pierda el estado clerical con sus privilegios y obligaciones.

La continuidad de la validez de la ordenación sacerdotal es reconocida por el Código más adelante en el canon 976: “Todo sacerdote, aun desprovisto de facultad para confesar, absuelve válida y lícitamente a cualquier penitente que esté en peligro de muerte de cualesquiera censuras y pecados, aunque se encuentre presente un sacerdote aprobado”.

El Código menciona en el canon 293 incluso la posibilidad del regreso al estado clerical de los dispensados por medio de un rescripto de la Sede Apostólica.

De modo que en la normativa actual de la Iglesia los sacerdotes dispensados pueden considerarse una reserva más asequible, examinando caso por caso, de ministros de la eucaristía que la posibilidad futura de la ordenación de los viri probati (Subrayado del editor).

Canónicamente, la posibilidad existe, aun cuando en la práctica los retirados del ministerio sean tratados en algunos círculos eclesiásticos como los “Lapsi” de los primeros siglos que abjuraron de su fe ante la presión de las autoridades romanas y que eran rechazados por las comunidades cristianas.

Habría que distinguir aquí entre el rechazo manifiesto a la fe de la posibilidad humana de formar una familia bendecida por Dios en el matrimonio (Gn 2, 18-23).

Este es el caso de los sacerdotes dispensados y casados de rito latino, en plena comunión con la Iglesia; admitidos por gracia de Dios por medio del ministerio petrino a los sacramentos.

Una realidad que ya existe y que no depende de un sínodo, pero de la que nadie habla. Una reserva presente en todo el mundo que la Iglesia podría usar no sólo coyunturalmente en la Amazonia sino en todas las selvas de cemento que esperan ansiosas la reevangelización y los sacramentos.

La readmisión de sacerdotes dispensados y casados al ministerio podría efectuarse a discreción de los señores obispos y con permiso de la sede apostólica investigando caso por caso, como reconocimiento de la doble vocación al matrimonio y al ministerio sacerdotal en los fieles de la Iglesia que ya cuentan con ambos sacramentos.

Habría que ver cada caso porque las condiciones de la salida del ministerio son particulares. Algunos han salido resentidos y han terminado abjurando como los Lapsi de la fe católica, adhiriéndose a otras denominaciones religiosas más por necesidad laboral que por convencimiento interior.

Otros han “quemado las naves” y consideran su paso por el ministerio sacerdotal como una “narrativa ya superada por otras narrativas”. También hay quienes consideran que les interesa ahora “sólo la espiritualidad, no las religiones”, etc., etc.

De todos modos, valdría la pena que la Iglesia universal y las iglesias locales en la “nueva hermenéutica” revisaran a fondo la cuestión. Sacerdotes casados adscritos a parroquias o a comunidades en un laboratorio anterior a la posibilidad de ordenar “viri probati”.

Así, por el momento no habría que ordenar presbíteros a los diáconos permanentes a quienes la Iglesia reconoce la singularidad de su ministerio, ni alterar la norma del celibato sacerdotal para la mayoría del clero que sigue siendo fuente fecunda de gracia en la Iglesia de Cristo dentro de la diversidad de ministerios.

https://www.religiondigital.org/opinion/sacerdotes-casados-latino-realidad-tiempo-dispensados-sacramentos_0_2210478951.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook


Los obispos consuman el cambio: Juan José Omella, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal; Osoro, vicepresidente.

marzo 4, 2020

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Omella y Osoro, los hombres del Papa Francisco en España.

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Los obispos consuman el cambio: Juan José Omella, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal; Osoro, vicepresidente.

Se abre una nueva etapa para el episcopado de nuestro país, liderada por Omella, con el apoyo indudable del Consejo de Cardenales (en el que se encuentra su gran aliado, Carlos Osoro) y la plena aquiescencia de Roma, personificada en el nuevo Nuncio, Bernardito Auza.
El cardenal de Barcelona, además, jugará un papel importante como mediador en el conflicto catalán, que ha entrado en una nueva fase.
La relación con el Gobierno, sin duda, mejorará. Y en breve se reunirá tanto con la vicepresidenta Calvo como como el presidente Sánchez.

Juan José Omella es, desde esta mañana, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal española. Siete años después, al fin, los obispos españoles asumen la ‘línea Francisco’ y eligen al que, sin lugar a dudas, es el elegido por Bergoglio para liderar la transición en la Iglesia española.

La fuerza del sector rouquista, esta vez, no ha podido imponer a su candidato, y aunque la votación de sondeo no dejó nada claro, como adelantó RD, lo cierto es que, por una vez, se impuso la cordura y se optó por la mejor solución.

Se abre una nueva etapa para el episcopado de nuestro país, liderada por Omella, con el apoyo indudable del Consejo de Cardenales (en el que se encuentra su gran aliado, Carlos Osoro) y la plena aquiescencia de Roma, personificada en el nuevo Nuncio, Bernardito Auza.

Y, posteriormente, saltó otra sorpresa, si cabe más grande: Carlos Osoro será vicepresidente. Francisco llega para quedarse en España.

El prelado ha recibido la noticia con tranquilidad, sabedor de que su candidatura era la lógica, pese a los intentos de última hora de los sectores ultraconservadores -episcopales y mediáticos- por descabalgarle. Su elección, además, marcará un antes y un después en las relaciones con el Gobierno.

El cardenal de Barcelona, por otro lado, jugará un papel importante como mediador en el conflicto catalán, que ha entrado en una nueva fase.

Transición en el episcopado

Su cercanía con Roma hará, además, posible la necesaria transición entre el modelo de obispo tradicional en España y los deseos de Francisco. En estos dos próximos años, más de una treintena de diócesis quedarán vacantes.

El papel que jugará Omella (miembro de la Congregación de Obispos) junto a Osoro (el tiket que RD anunció en diciembre ha funcionado), Blázquez y Cañizares, y el nuncio Auza, será fundamental para cambiar el rostro de la Iglesia española.

Entre los retos, abordar la ‘mayoría de edad’ de los laicos españoles, como quedó demostrado en el reciente Congreso de Laicos. Su auxiliar, Toni Vadell, que pronunció la ponencia final, será un factor importante en esta tesitura.

También, el ‘aggiornamento’ en la relación con la sociedad y los medios de comunicación. La relación con el Gobierno, sin duda, mejorará. Y en breve se reunirá tanto con la vicepresidenta Calvo como como el presidente Sánchez.

Una breve biografía*

Juan José Omella nace en la localidad de Cretas, provincia de Teruel y archidiócesis de Zaragoza, el 21 de abril de 1946. Estudió en el Seminario de Zaragoza y en Centros de Formación de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén. El 20 de septiembre de 1970 recibía la ordenación sacerdotal.

En su ministerio sacerdotal, trabajó como Coadjutor y como Párroco y entre 1990 y 1996 como Vicario Episcopal en la diócesis de Zaragoza. Durante un año fue misionero en Zaire.

El 15 de julio de 1996 fue nombrado Obispo auxiliar de Zaragoza. Fue ordenado Obispo el 22 de septiembre de ese mismo año. El 27 de octubre de 1999 fue nombrado Obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, de la que tomó posesión el 12 de diciembre de 1999.

Entre el 24 de agosto de 2001 y el 19 de diciembre de 2003 fue Administrador Apostólico de Huesca y entre el 19 de octubre de 2001 y el 19 de diciembre de 2003, también Administrador Apostólico de Jaca.

El día 8 de abril de 2004 es nombrado Obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Tomó posesión de la diócesis el 29 de mayo del mismo año.

El 6 de noviembre de 2015 se hizo público su nombramiento como Arzobispo de Barcelona, sede de la que tomó posesión el 26 de diciembre del mismo año.

El 31 de mayo de 2013 fue investido Prior Honorario de la Virgen de Valvanera por el Capítulo de Caballeros debido a su labor con la peregrinación de la Virgen por los diferentes municipios riojanos con motivo del Año de la Fe.

Miembro de la Congregación para los Obispos desde noviembre de 2014, tras ser renovado en diciembre de 2017. El 23 de diciembre de 2017, el Santo Padre lo nombró también miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.

Creado cardenal por el papa Francisco el 28 de junio de 2017.

*Elaborada por la CEE

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Austen Ivereigh lanza “Pastor Herido”, un completo análisis del pontificado de Francisco

noviembre 3, 2019

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“Mi editorial me pregunta en algún momento: ¿Qué pasó con la reforma? Y este es un intento de describir qué ha pasado en los últimos 6 años”.

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Austen Ivereigh lanza “Pastor Herido”, un completo análisis del pontificado de Francisco

Uno de los mayores expertos sobre el Papa Francisco es el periodista británico Austen Ivereigh.

Su libro “El Gran Reformador” fue uno de los primeros y más completos que se escribieron tras la elección papal. Ahora regresa con un apasionante análisis sobre su pontificado: “Pastor Herido”.

AUSTEN IVEREIGH
Autor, “Pastor Herido”

“Mi editorial me pregunta en algún momento: ¿Qué pasó con la reforma? Y este es un intento de describir qué ha pasado en los últimos 6 años”.

El libro es un relato de la estrategia del Papa Francisco para cambiar la Iglesia y para cambiar el mundo. Lo presenta como un director espiritual que guía sin forzar a las personas.

AUSTEN IVEREIGH
Autor, “Pastor Herido”

“Pastor Herido”, porque yo he llegado a entenderlo más como el director espiritual de una Iglesia muchas veces herida, digamos; pero él está conduciendo un proceso de conversión que comienza con la aceptación de nuestras heridas. Entonces, para mí, la conversión principal que él está llevando a acabo en la Iglesia es una conversión de cultura, de mentalidad, de corazón, y yo creo que los frutos son muy evidentes.

A lo largo de las páginas descubre episodios poco conocidos sobre el día a día en el Vaticano, en los que no falta drama, tensión y humor. Por ejemplo, las resistencias que el Papa se ha encontrado por el camino.

AUSTEN IVEREIGH
Autor, “Pastor Herido”

Hay una resistencia que es muy fuerte y muy vocífera, precisamente porque a lo que él está invitando es a la conversión, es a la misericordia, al amor incondicional de Dios, y esto afecta a gente que quiere adueñarse de la religión

Y puede parecer que ganen porque hacen mucho ruido, pero yo creo que lo que va a durar de este pontificado es lo que estamos viendo, los frutos espirituales, la humildad y sobre todo la dirección misionera y pastoral de la Iglesia y para mí creo que esto continuará más allá de este pontificado.

El libro es también una ventana al futuro de la Iglesia pues Austen Ivereigh ve a Francisco como el primero de una larga serie de pontificados.

Lo describe como un “pastor herido” de una Iglesia humilde que no teme mirar sus propias heridas, que pide perdón, y que lleva misericordia al mundo. Y esa es solo una de las reformas del Papa Francisco.

Austen Ivereigh lanza “Pastor Herido”, un completo análisis del pontificado de Francisco


Homilía de mons. Julián Barrio en la Solemnidad del Apóstol Santiago

julio 25, 2019

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El amor de Cristo nos urge a trasmitir la alegría del Evangelio “que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Él”, como escribe el papa Francisco.

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Homilía de mons. Julián Barrio en la Solemnidad del Apóstol Santiago

“Los  católicos tenemos que vivir hoy con alegría y gratitud la misión de anunciar el nombre y las promesas de Dios como fuente de vida y de salvación”, convencidos de que, “la propuesta cristiana nunca envejece” (EG 11), y no es un espectáculo sino entrega de la vida en la cruz.

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El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, presidió hoy, Solemnidad del Apóstol Santiago, la Eucaristía en la catedral de Compostela. En su homilía ha recordado la actualidad del testimonio cristiano, tarea heredada del Apóstol: “muchas personas buscan la verdad y esto confirma nuestra misión”.

El prelado compostelano reconoce “el cambio cultural que está generando la descristianización y el deterioro de la vida personal, familiar y social”, pero anima con gran esperanza a “manifestar la identidad cristiana con humildad, coherencia y responsabilidad”, retomando los valores del Evangelio que el Patrón de España asoció a nuestra historia.

Mons. Barrio reconoce la liberación que supone el mensaje cristiano, el cual permite ser “dueño y no esclavo de las cosas de este mundo” y brindarse al “amor y la fraternidad”.

Texto de la Homilía

Excmo. Sr. Delegado Regio
Queridos Sr. Cardenal y Sres. Obispos
Queridos Capitulares
Queridas Autoridades
Queridos sacerdotes, Vida Consagrada y laicos
Miembros de las Órdenes de Santiago
Miembros de la Archicofradía del Apóstol Santiago
Televidentes y Radioyentes
Peregrinos llegados a Santiago

“¡Santo Apóstol Santiago, haz que desde aquí resuene la esperanza!” En esta solemnidad se nos llama a renovar el compromiso de seguir construyendo la ciudad de Dios en medio de la ciudad de los hombres, abriendo nuestro corazón a la alabanza.

El amor de Cristo nos urge a trasmitir la alegría del Evangelio “que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Él”, como escribe el papa Francisco.

En esta misión agradecemos a Dios el don de la fe, “manantial perenne de esperanza y de caridad”, que “nos da la humilde certeza de que la vocación del ser humano a la esperanza no es absurda sino razonable y realizable. Jesucristo resucitado es la razón de nuestra esperanza, realizable por el poder y la gracia de Dios”[1].

Muchas personas buscan la verdad y esto confirma nuestra misión. “La fe siempre tiene algo de ruptura arriesgada y de salto porque implica la osadía de ver lo auténticamente real en aquello que no se ve” (Benedicto XVI). El apóstol Pablo dirá: “Creí por eso hablé”.

La transmisión de la fe y de los valores cristianos es un desafío “porque vivimos encerrados en un mundo que parece ser del todo obra humana y no nos ayuda a descubrir la presencia y la bondad de Dios Creador y Padre”[2].

Testimoniar nuestra condición de hijos de Dios encuentra dificultad en la mentalidad del hombre que cuando se idolatra a sí mismo, definiendo la vida y el sentido de la misma, se absolutiza, destruyendo o poniendo en peligro la naturaleza y la humanidad.

La descristianización y el deterioro moral de la vida personal, familiar y social, están generando un cambio cultural en el que “nos vemos invadidos por un modo de vida en el que la referencia a Dios es considerada como una deficiencia en la madurez intelectual y en el pleno ejercicio de la libertad“[3].

Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.  “Los  católicos tenemos que vivir hoy con alegría y gratitud la misión de anunciar el nombre y las promesas de Dios como fuente de vida y de salvación”[4], convencidos de que, a pesar de las propias debilidades, “la propuesta cristiana nunca envejece” (EG 11), y no es un espectáculo sino entrega de la vida en la cruz.

El martirio del Apóstol Santiago nos indica que la cruz forma parte de nuestra vida. “Llevamos siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal” (2 Cor 4,10.12).

Testigo de la pasión de Cristo y  partícipe de la gloria que se va revelar” (1 Pe 5,1), la Iglesia peregrina sabiendo que el Señor manifiesta su fuerza precisamente en nuestra fragilidad.

Él es quien construye su Iglesia “que no puede replegarse frente a quienes sólo ven confusión, peligros o amenazas, o de quienes pretenden cubrir la variedad y complejidad de situaciones con una capa de ideologismos gastados o de agresiones irresponsables”[5]. La fuerza viene de Dios no de las vasijas de barro que somos nosotros.

Al venerar al Patrón de España, que  da contenido a nuestra historia por su misión evangelizadora, recordamos que los valores del Evangelio han informado nuestra cultura, punto de referencia en la construcción de un mayor progreso integral y viva esperanza del hombre.

En medio de la incertidumbre hemos de manifestar nuestra identidad cristiana con humildad, coherencia y responsabilidad, viéndonos necesitados tanto de verdad como de libertad.

“La historia y la realidad actual de nuestra sociedad es muestra de la fecundidad cultural y social del cristianismo”[6], que ha favorecido la concordia, la justicia, y la caridad.

Tal vez la camisa de fuerza de los prejuicios impida reconocer a Dios “que cuida de sus criaturas y hace salir el sol para todos, buenos y malos; el que sale cada día al camino para ver si vuelve el hijo que se ha ido de casa; el que acoge sin resentimiento alguno a quien regresa a Él”[7].

También estos son tiempos de gracia en los que podemos descubrir los valores porque Dios no nos ha retirado su providencia.

En la bondad de Dios encuentra fundamento nuestra dignidad y libertad en toda circunstancia, también en la antesala de la muerte en la que “el valor inmenso de la persona enferma ha de encontrar una respuesta hecha de respeto, comprensión y ternura, porque el valor sagrado de la vida del enfermo no se oscurece nunca sino que brilla con más esplendor precisamente en su sufrimiento y en su desvalimiento”, como dice el papa Francisco.

Los apóstoles daban testimonio de la  resurrección de Cristo “de la que brota una creación nueva, que penetra continuamente en nuestro mundo, lo transforma y lo atrae a sí”[8].

Esta convicción conlleva un estilo de vida significado por el amor y la entrega a los demás, tratando de construir lo propio sin olvidar lo ajeno de quienes  están  cercanos o lejanos, y sabiendo que “el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir”.

“La Iglesia no pone nunca su esperanza ni encuentra su apoyo en ninguna institución temporal, pues sería poner en duda el señorío de Jesucristo, su único Señor”[9], y “la esperanza cristiana no favorece un falso espiritualismo ni nos lleva a desinteresarnos de los problemas reales o a menospreciar las cosas de la tierra. La verdad es que el cristiano, liberado para Dios y para su prójimo, está en condiciones de ser dueño y no esclavo de las cosas de este mundo, adquiriendo así una libertad nueva para el amor y la fraternidad. Quien espera de verdad la vida eterna valora las cosas de este mundo a la luz de la vida que espera y trata de irlas conformando constantemente a la vida reconciliada y fraterna que espera más allá de cualquier logro histórico”[10].

Sr. Oferente, con confianza acollo a vosa ofrenda para poñela no Altar. Agradezo moito a súa felicitación no vinte e cinco aniversario da miña ordenación episcopal. Apóstolo Santiago,  pídoche que protexas ao Papa Francisco e á Igrexa que peregrina en España para que nos manteñamos fieis a Cristo.

Encomendo coa túa intercesión os froitos do Sínodo dos Xoves, a todo-los pobos de Hispanoamérica de maneira especial a aqueles que están pasando por grandes dificultades, a os pobos de España, de xeito especial ao pobo galego, tamén ás familias para que vivan a ledicia do amor polo camiño da santidade que é o rostro máis belo da Igrexa, como di el papa Francisco.

Amigo do Señor, lembro con afecto e na oración a quenes outros anos celebraban esta festa connosco, confiando que gocen xa da felicidade eterna. Temos presentes as persoas que perderon a súa vida nas vísperas da túa festa de hai cinco anos na cidade polo accidente ferroviario. Encomendoche tamén a quenes morreron por calquera forma de violencia sempre irracional.

Intercede polos nosos gobernantes para que saiban encontrar, en diálogo sereno e respectuoso coa verdade, solucións aos problemas políticos, sociais e culturais; e por todas aquelas persoas que están ofrecendo os seus mellores esforzos para responder ás esixencias do ben común.

Co teu patrocinio, Santo Apóstolo, pido que o Señor bendiga ás súas Maxestades e á Familia Real, e tamén á Vosa Excelencia, Sr. Oferente, a súa familia e aos seus colaboradores. Amén.

[1] CEE, La fidelidad de Dios durar siempre. Mirada de fe al siglo XX, 1999, 20.

[2] CEE, Orientaciones morales ante la situación actual de España. Instrucción pastoral, 2006, 12.

[3] Ibid., 9.

[4] Ibid., 44.

[5] Aparecida, Documento, nº 11.

[6] Orientaciones morales…, 46.

[7] CEE, Dios es amor. Instrucción pastoral en los umbrales del tercer milenio, 1998, 31.

[8] Ibid.,  34.

[9] CEE, Orientaciones…, 24.

[10] CEE, Testigos del Dios vivo, 1985, 23.

Versión en galego

Homilía de mons. Julián Barrio en la Solemnidad del Apóstol Santiago


Homilía del Papa Francisco en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo

junio 29, 2019

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El Papa Francisco en la Misa de San Pedro y San Pablo. Foto: Daniel Ibáñez / ACI

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Homilía del Papa Francisco en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo

Redacción ACI Prensa, 29 junio 2019

El Papa Francisco celebró la Misa en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo en la Basílica Vaticana y bendijo los palios que serán entregados a los nuevos Arzobispos metropolitanos nombrados entre el 30 de junio de 2018 al 1 de junio de 2019.

En su homilía, el Santo Padre destacó que “el palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros” y que es “signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla”.

Además, el Pontífice recordó que en la ceremonia estaba presente la tradicional Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla que es motivo de alegría y a quienes saludó con afecto.

“Su presencia nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida”, explicó el Papa.

A continuación, la homilía completa del Papa Francisco:

Los apóstoles Pedro y Pablo están ante nosotros como testigos. No se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma. Aquí dieron testimonio de Él, hasta el final, entregando su vida como mártires. Si vamos a las raíces de su testimonio, los descubrimos como testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús.

Testigos de vida. Aun cuando sus vidas no fueron cristalinas y lineales, ambos eran de ánimo muy religioso: Pedro, discípulo de la primera hora (cf. Jn 1,41), Pablo incluso «defensor muy celoso de las tradiciones de los antepasados» (Ga 1,14). Pero cometieron grandes equivocaciones: Pedro llegó a negar al Señor, Pablo persiguió a la Iglesia de Dios.

Ambos fueron puestos al descubierto por las preguntas de Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» (Jn 21,15); «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hch 9,4). Pedro se entristeció por las preguntas de Jesús, Pablo quedó ciego por sus palabras. Jesús los llamó por su nombre y cambió sus vidas.

Y después de todos estos sucesos confió en ellos, en dos pecadores arrepentidos. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé?

Hay una gran enseñanza en todo esto: el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho. Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin.

Porque el Señor no hace milagros con quien se cree justo, sino con quien se reconoce necesitado. Él no se siente atraído por nuestra capacidad, no es por esto que nos ama. Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones.

Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios. Pedro se lo dijo a Jesús de inmediato: «Soy un pecador» (Lc 5,8). Pablo escribió que él era «el menor de los apóstoles, no digno de ser llamado apóstol» (1 Co 15,9).

Mantuvieron durante su vida esta humildad, hasta el final: Pedro crucificado boca abajo, porque no se consideraba digno de imitar a su Señor; Pablo, encariñado con su nombre, que significa “pequeño”, y desapegado del que recibió cuando nació, Saúl, nombre del primer rey de su pueblo.

Comprendieron que la santidad no consiste en enaltecerse, sino en abajarse, no se trata de un ascenso en la clasificación, sino de confiar cada día la propia pobreza al Señor, que hace grandes cosas con los humildes. ¿Cuál fue el secreto que los sostuvo en sus debilidades? El perdón del Señor.

Redescubrámoslos, por tanto, como testigos de perdón. En sus caídas descubrieron el poder de la misericordia del Señor, que los regeneró. En su perdón encontraron una paz y una alegría irreprimibles. Con todo el desastre que habían realizado, habrían podido vivir con sentimientos de culpa: ¡Cuántas veces habrá pensado Pedro en su negación! ¡Cuántos escrúpulos tendría Pablo, por el daño que había hecho a tantas personas inocentes!

Humanamente habían fallado; sin embargo se encontraron con un amor más grande que sus fracasos, con un perdón tan fuerte como para curar sus sentimientos de culpa. Sólo cuando experimentamos el perdón de Dios renacemos de verdad. Es el perdón el que nos permite comenzar de nuevo; allí nos encontramos con nosotros mismos: en la confesión.

Testigos de vida, testigos de perdón, Pedro y Pablo son ante todo testigos de Jesús. En el Evangelio de hoy Él hace esta pregunta: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Las respuestas evocan personajes del pasado: «Juan el Bautista, Elías, Jeremías o algunos de los profetas». Personas extraordinarias, pero todas muertas.

Pedro, en cambio, responde: «Tú eres el Cristo» (cf. Mt 16,13.14.16). Cristo, es decir el Mesías. Es una palabra que no se refiere al pasado, sino al futuro: El Mesías es el esperado, la novedad, el que trae al mundo la unción de Dios. Jesús no es el pasado, sino el presente y el futuro. No es un personaje lejano para recordar, sino Aquel a quien Pedro tutea: Tú eres el Cristo.

Para el testigo, Jesús es más que un personaje histórico, es la persona de la vida: es lo nuevo, no lo ya visto; es la novedad del futuro, no un recuerdo del pasado. Por consiguiente, un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús.

Porque el testigo, después de todo, lo único que anuncia es que Jesús está vivo y es el secreto de la vida. En efecto, vemos que Pedro, después de haber dicho tú eres el Cristo, agrega: «el Hijo de Dios vivo» (v. 16). El testimonio nace del encuentro con Jesús vivo.

También en el centro de la vida de Pablo encontramos la misma palabra que rebosa del corazón de Pedro: Cristo. Pablo repite este nombre una y otra vez, casi cuatrocientas veces en sus cartas. Para él, Cristo no es sólo el modelo, el ejemplo, el punto de referencia, sino la vida.

Escribe: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1,21). Jesús es su presente y su futuro, hasta el punto de que juzga el pasado como basura ante la sublimidad del conocimiento de Cristo (cf. Flp 3,7-8).

Ante estos testigos, preguntémonos: “¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas.

Pero de esta forma, nos quedamos sólo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere “reporteros” del espíritu, mucho menos cristianos de fachada. Él busca testigos, que le digan cada día: “Señor, tú eres mi vida”.

Encontrando a Jesús, experimentando su perdón, los apóstoles fueron testigos de una nueva vida. No pensaron más en sí mismos, sino que se entregaron completamente. No se quedaron satisfechos con medias tintas, sino que se decidieron por la única medida posible para aquellos que siguen a Jesús: la de un amor sin límites. Se «derramaron en libación» (cf. 2 Tm 4,6).

Pidamos la gracia de no ser cristianos tibios, que viven a medias, que dejan enfriar el amor. Encontremos nuestras raíces en la relación diaria con Jesús y en la fuerza de su perdón. Jesús te pregunta también a ti como hizo con Pedro: “¿Quién soy yo para ti?”, “¿Me amas?”.

Dejemos que estas palabras entren en nosotros y enciendan el deseo de no sentirnos nunca satisfechos con lo mínimo, sino de apuntar al máximo, para ser también nosotros testigos vivos de Jesús.

Hoy se bendicen los palios para los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año. El palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros; es signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla.

Según una hermosa tradición, comparte también con nosotros la alegría de hoy una Delegación del Patriarcado Ecuménico, a la que saludo con afecto. Vuestra presencia nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles.

Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida.

https://www.aciprensa.com/noticias/homilia-del-papa-francisco-en-la-solemnidad-de-san-pedro-y-san-pablo-69462


Éstas son las ‘claves pastorales’ que el Papa ofreció a los obispos argentinos

junio 11, 2019

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El Papa con obispos argentinos en Visita ad límina

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Éstas son las ‘claves pastorales’ que el Papa ofreció a los obispos argentinos

«Sean hombres de oración, que sean hombres que tengan siempre la oración como lo principal en sus vidas»

El Papa invitó «profundamente a los obispos a vivir también el trabajo por la cultura del encuentro, tan necesaria en nuestro país»

El encuentro que el papa Francisco mantuvo hace un mes con los obispos argentinos de la región Buenos Aires, que integran el segundo grupo en visita ad límina, se dio en un clima de “fraternidad, diálogo y cercanía” y en el que los prelados pudieron profundizar con su compatriota el Pontífice varios temas que hacen a la realidad pastoral de la Argentina.

En declaraciones a AICA, el director de la Oficina de Comunicación de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), presbítero Máximo Jurcinovic, detalló los puntos abordados en la audiencia de más de dos horas de los obispos con el Santo Padre.

El portavoz episcopal dijo que por su conocimiento de la arquidiócesis de Buenos Aires, de la que fue pastor antes de su elección pontificia, y de las diócesis de la región metropolitana, Francisco pudo “alentar y acompañar en muchísimos de los desafíos pastorales que los obispos le fueron presentando”.

“Los obispos también le comentaron la importancia de esta visita ad límina, porque en los dicasterios han visto que se ha aceptado mucho la creatividad de la Conferencia Episcopal, al plantearles los distintos caminos pastorales de la Argentina”, puntualizó, y agregó: “Han visto la visita a los dicasterios como un lugar para poder compartir, para poder expresarse, para poder ser fieles a aquello que la Iglesia hoy nos pide”.

La necesidad de profundas cercanías

El sacerdote destacó que el Papa les habló a los obispos porteños y bonaerenses de la necesidad de que haya “profundas cercanías”, y entre otras enumeró: “Cercanía con los curas, cercanía con los pobres, cercanía con los jóvenes”. 

Asimismo, indicó que el Pontífice les pidió a los obispos que “sean hombres de oración, que sean hombres que tengan siempre la oración como lo principal en sus vidas”.

Y añadió: “También les habló de la sinodalidad, de esta necesaria experiencia que tiene que atravesar la Iglesia de hoy, de poder entrar en diálogo para discernir claramente los valores del Evangelio en esta sociedad y poder hacer más eficaz lo que significa la evangelización”.

Los fieles deben sostener a la Iglesia

En otro momento del intercambio, contó el vocero episcopal, Francisco destacó la figura del fallecido monseñor Carmelo Giaquinta, quien fue el primero en impulsar desde el episcopado los trabajos para la reforma económica de la Iglesia a través del Plan Compartir.

En este sentido, precisó, el Papa animó a los obispos a “seguir llevando adelante este trabajo de la reforma económica, para poder crecer en la conciencia de que a la Iglesia la tienen que mantener sus fieles”.

El sacerdote subrayó que al profundizar sobre el tema, el Papa les repitió: “La Iglesia necesita seguir avanzando en este camino de sostenerse por sus propios fieles”.

Laudato si’ y cultura del encuentro

El portavoz episcopal indicó que, en otro momento del encuentro, Francisco hizo hincapié en “el importante desafío de seguir ahondando en el camino y la enseñanza de la encíclica Laudato si’”. “La ecología es una problemática universal que también debe tener su eco en la Iglesia argentina”, les recordó.

El padre Jurcinovic dijo que el Papa invitó “a los obispos a vivir también el trabajo por la cultura del encuentro, tan necesaria en nuestro país. Una cultura del encuentro que abarque todo el país”. En este punto, dijo, el Pontífice “manifestó la necesidad de seguir creciendo en una Argentina cada día más federal y con los obispos siendo servidores de esa cultura del encuentro”.

El ejemplo de Enrique Shaw

“El papa Francisco compartió esta necesidad de seguir buscando ejemplos que pudieran ayudar a vivir una economía social de mercado, y ahí él puso la imagen de Enrique Shaw, como alguien que pudo vivir esta dimensión de buscar una economía que pueda tener los principios del Evangelio”, indicó el sacerdote.

El vocero episcopal consignó, además, que el Papa pidió a los obispos “fortalecer su presencia cercana a las familias, para iluminar y acompañar el camino de la vida de las familias, estar atento y presente en sus necesidades, tanto ellos como los sacerdotes”.

“También compartieron el tema de las vocaciones sacerdotales, y la necesidad de poder seguir acompañando con el testimonio a los jóvenes, para que puedan vivir la fe con alegría y ellos mismos ser los obispos testigos de esta alegría”.


Reig Pla: «Hermanos obispos, están dañando a nuestros hijos, a los COF, y no lo podemos consentir»

abril 9, 2019

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Reig Pla explicó a los feligreses de Alcalá cómo animó a los obispos a defender la libertad de la Iglesia y a sus hijos, los que acuden a los COF

Reig Pla explicó a los feligreses de Alcalá cómo animó a los obispos a defender la libertad de la Iglesia y a sus hijos, los que acuden a los COF

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Reig Pla: «Hermanos obispos, están dañando a nuestros hijos, a los COF, y no lo podemos consentir»

Este sábado 6 de abril, el obispo de Alcalá de Henares se dirigió a cientos de fieles que le acompañaban en la catedral complutense para expresarle su apoyo y para participar con él en el rezo del Rosario y en la Santa Misa.

El obispo Juan Antonio Reig Pla explicó a los fieles lo que había comentado el jueves 4 de abril a los obispos de toda España reunidos en asamblea plenaria, en Madrid, analizando la campaña del digital ElDiario.es contra el Centro de Orientación Familiar (COF) de Alcalá y el acompañamiento que hace a personas que están a disgusto con sus sentimientos de atracción por el mismo sexo.

Como hace con frecuencia, el obispo de Alcalá, proclamó su homilía improvisando sin papeles ni texto escrito.

«Están dañando a nuestros hijos, esto no lo podemos consentir»

«Empecé diciéndoles: queridos hermanos obispos, no pido nada para mi persona, rezo con vosotros los Salmos, digo ‘solo en Dios descansa mi alma’, no en la Conferencia Episcopal. Mi descanso es Dios. Pero están dañando a nuestros hijos. Están dañando una misión de la iglesia, como son los Centros de Orientación Familiar, y esto no lo podemos consentir», denunció.

«No se trata en ningún momento de ir contra nadie. Pero sí de salvaguardar la libertad de la Iglesia, de salvaguardar la libertad religiosa, y de empeñarnos, si es necesario, hasta el martirio, por servir a aquellos que sufren y esperan una palabra de esperanza de nosotros los pastores de la Iglesia. No los podemos abandonar», añadió.

«¿Qué hacemos en el Centro de Orientación Familiar? Atendemos a los que libremente vienen a buscar ayuda, sea personal, sea matrimonial, sea familiar, y cualquier tipo de situación que necesite una palabra de consuelo, de ayuda, pastoral, espiritualmente, seguir el acompañamiento, esté en la situación que esté».

Dos milagros: uno con obispos, otro con los jóvenes atendidos

«Esto de los obispos es un milagro» -dijo Reig Pla, refiriéndose, parece, al pronunciamiento episcopal de apoyo del día siguiente, viernes- «que ha hecho la Virgen de Fátima, porque estábamos rezando el rosario de la Virgen de Fátima».

«Y ha habido un segundo milagro: que los jóvenes atendidos en nuestro Centro de Orientación Familiar han salido a manifestar su testimonio, y eso en España es una novedad absoluta. Porque el tema de la educación en la afectividad, en la masculinidad, en la feminidad, es un tabú en España. Que haya jóvenes y adultos valientes  que salgan a dar testimonio del bien que la Iglesia les hace al ayudarles en madurar su masculinidad, feminidad y vocación al amor es algo nuevo. Como decía el profeta Isaías: nuestro Dios abre caminos en el mar».

«Hoy, mañana y siempre, este obispo reclamará una única cosa: la libertad religiosa para predicar la Buena Noticia de que el Señor está con nosotros, que abre caminos en el mar», ha añadido.

Dios y el perdón, para cambiar corazones

«Dios es el único que puede restaurar el corazón, ni siquiera los profesionales de la salud», ha comentado también.

«El Centro de Orientación Familiar trabaja con muchas claves: una de ellas es el perdón, también para aquel que te ha causado heridas realmente fuertes, que quizá fue tu padre, o un hermano, o que hayan abusado de ti en la infancia… Aunque sea auxiliado con las ciencias humanas, si no es con el poder de Dios que crea un corazón nuevo, las cosas no terminan de arreglarse», ha proseguido.

Frente a una sociedad que no perdona, el obispo ha puesto el ejemplo del perdón transformador de Jesús.

«Los demás te dicen ‘hay que apedrearla por adúltera’. […] Pero Jesús mira a la pecadora y no le dice ‘no pasa nada, no te preocupes’. La miró, su mirada atraviesa el alma. Y le dice: ¿’mujer, nadie te ha condenado?, vete y no peques más’. ¿Qué tiene la mirada de Jesucristo que transforma el corazón de las personas? También nosotros perdonamos a los que nos persiguen, a los que nos acosan, porque no saben lo que hacen, no conocen bien lo que hacemos en la Iglesia y en el Centro de Orientación Familiar».

Libertad de espíritu para hacer cosas grandes

A veces la gente me dice: «¿usted no sufre con estas cosas? Pues como toda persona, yo no soy de granito, no soy una roca que no se pueda conmover. Pero el Señor es toda mi esperanza. Y cuando uno vive así, ya tiene la libertad de espíritu para hacer cosas grandes».

También ha especificado que el encuentro de oración no fue iniciativa suya, sino de los fieles de la diócesis.

A los seminaristas les ha dicho: «no abandonéis nunca al rebaño, estad dispuestos a sufrir por él, a dar la vida por ellos».

Y ha concluido diciendo: «Vosotros sois las entrañas de vuestro pastor». Tenéis que rezar para que vuestro obispo esté dispuesto hasta el martirio a dar la vida por vosotros».

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