Nuestra Señora de la Almudena, Patrona de la Archidiócesis de Madrid.

noviembre 9, 2023

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Habitaré en medio de ti, y comprenderás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti.

PRIMERA LECTURA

Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá vida dondequiera que llegue la corriente

Lectura de la profecía de Zacarías 2,14-17

Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti, oráculo del Señor. Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos, y serán Pueblo mío.

Habitaré en medio de ti, y comprenderás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El Señor tomará posesión de Judá sobre la tierra santa y elegirá de nuevo a Jerusalén.

Calle toda carne ante el Señor, cuando se levante en su santa morada.

Salmo responsorial: Jdt 13,18bcde.19
R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

El Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra. R.

Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo,
que tu alabanza estará siempre
en la boca de todos los que se acuerden
de esta obra poderosa de Dios. R.

SEGUNDA LECTURA
Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

Lectura del libro del Apocalipsis 21, 3-5a

Escuché una voz potente que decía desde el trono:

«Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos, y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.»

Y el que estaba sentado en el trono dijo… «Todo lo hago nuevo.»

EVANGELIO
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.

Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Nuestra Señora de la Almudena

Hoy, en la Archidiócesis de Madrid, celebramos la Fiesta de la Virgen de la Almudena, nuestra patrona. Una antigua tradición señala que cuando los cristianos huyeron de la ciudad escondieron la imagen de la Virgen que, siglos más tarde cuando pudieron regresar a sus hogares, fue recuperada milagrosamente.

Esta historia nos hace pensar en una Madre que siempre nos está esperando para que podamos, a su alrededor, constituir un hogar. De hecho, si ella esperó entonces a sus hijos, también ahora desea que nos congreguemos junto a ella alrededor de su Hijo formando parte de esa gran familia que es la Iglesia.

Una autora alemana señalaba que la mujer es como la memoria del hombre. De manera plena la Virgen es la memoria de los cristianos. En el evangelio de san Lucas se señala por dos veces que María guardaba todos los acontecimientos de su Hijo en su corazón y los meditaba.

Si el guardar indica el afecto cuidadoso de la Madre que no desea que nada se pierda, el hecho de meditar indica la actualidad de la relación con su Hijo y la fecundidad de esa actitud.

Podemos unirlo a la presencia de la Virgen junto a la cruz de su Hijo. También estaba allí para que no se perdiera nada de la sangre de su Hijo y para que la entrega sacrificial de la cruz fuera eficaz. A través del corazón de María, la entrega de Cristo sigue siendo fecunda, engendrando nuevos hogares que se incorporan al hogar que se forma en torno a María.

Pero también la Virgen nos enseña cómo formar verdaderamente este hogar. Ella es la presencia cercana y amorosa en torno a la cual sentimos en primer lugar la gracia de la acogida. Quien recibió en sus entrañas al Verbo eterno y, a través de ella se introdujo en el tiempo, nos lleva también a una relación con Dios. Nos introduce en la relación con su Hijo.

Al hacerlo es para nosotros fuente de consuelo, refugio, amparo… tantas cosas de las que en este tiempo de pandemia y de crisis sociopolítica y religiosa nosotros tenemos necesidad, especialmente en estas circunstancias que nos hacen percibir con mayor crudeza nuestra fragilidad e indigencia.

En estos tiempos de desorientación, su mirada amorosa nos atrae, y sabemos que en ella podemos alcanzar la serenidad que buscamos, porque ella tiene lo más grande, la Consolación de Dios. Efectivamente, de sus brazos podemos recibir a Cristo, que nos ofrece con su corazón de madre. Al don del Hijo se añade el modo como se nos entrega, a través de su madre.

Cuando nos paramos a contemplar la imagen, es difícil no dejarse arrastrar por la ternura que envuelve la imagen y que es una llamada a abrir nuestro corazón, y a llamarla, desde los balbuceos de nuestra incapacidad: ¡Madre! Porque su Hijo quiere que también sea nuestra madre, que la que Él ha colmado de gracia, sea el canal para que su amor llegue hasta todos nosotros; un amor transformante que nos hace ser verdaderamente hijos.

Tras la acogida, introducidos en esa relación filial, y en el hogar de la Iglesia somos conducidos a vivir como ella. A vivir un amor concreto hacia los que tenemos más cerca, aquí en Madrid. Somos llamados a extender ese hogar a nuestro alrededor, difundiendo el amor de Cristo a discreción y con generosidad. Ese amor que es la única respuesta a las necesidades y anhelos más profundos de todos los hombres.

http://www.purisimaconcepcionquart.es/comentario/9-11-2012/


«Los versículos pacíficos del Corán son anulados por los violentos… El verdadero Islam es guerrero»

noviembre 1, 2023

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Samir Khalil, jesuita egipcio, experto islamólogo

«Los versículos pacíficos del Corán son anulados por los violentos… El verdadero Islam es guerrero»

Continuamos recuperando en ReligionEnLibertad una serie de análisis y entrevistas del islamólogo y sacerdote jesuita egipcio Samir Khalil Samir (El Cairo, 1938), profesor en el Instituto Pontificio Oriental de Roma y en la Universidad San José de Beirut que preside la Asociación Internacional de Estudios Árabes cristianos.

En esta entrevista de 2016 concedida a Juan Francisco Pacheco para el blog de análisis  www.unomasdoce.com, explica cómo una primera fase no violenta en la creación del Islam por parte de su fundador, Mahoma, fue sustituida después por una fase violenta, los diez últimos años de Mahoma dedicados a la guerra, en la que aparecen los versículos violentos del Corán, que, según los fundamentalistas, tienen prioridad sobre los pacíficos.

¿Cree usted que el Islam pueda ser llamado como religión de paz?

– Radicalmente no lo es, pero el Islam no se puede reducir a la violencia. El Islam es un proyecto global: político, económico, cultural, costumbres, espiritual-religioso, etc. Y puesto que es así puede acudir a la violencia. Por ejemplo: comenzando con la idea de que es el proyecto mejor que Dios ha propuesto a la humanidad.

Si no tengo el principio de la libertad de conciencia absoluta, entonces llego a la conclusión de que el bien lo tengo que imponer a los demás. Sin embargo el principio cristiano es que el bien se propone, no se impone; y cada cual es libre de rechazar la religión. Cada uno de nosotros somos libres para rechazar el bien.

Pero esto el Islam no lo entiende porque es un proyecto político y dice: “El bien hay que imponerlo con cualquier medio”. También he de decir que la solución no es la eliminación de la religión como en la Revolución Francesa.

¿Debemos considerar el Islam como una religión violenta?

– Efectivamente: el Corán está lleno de violencia. Al respecto, he escrito un pequeño libro de 80 páginas en francés titulado “Violencia y no Violencia en el Corán y en el Islam”. No es un libro contra el Islam: se cita tanto el aspecto violento y el aspecto no violento. Y explico por qué hay versículos violentos y otros no violentos.

En la primera parte de la vida de Mahoma, él no tenía ningún poder: comenzaba un proyecto. Y era no violento porque no tenía ningún ejército. Se trata del primer periodo de La Meca desde el 610 al 622 y en esta época los versículos revelados están abiertos. Luego él huye a Medina y muere en el 632.

En este tiempo él crea el Islam como comunidad. Antes, sin embargo, el Islam era un proyecto, un ideal. Es en este momento cuando comienza a hacer alianzas y a hacer guerras. Y al relacionarse con los judíos, toma muchas costumbres del judaísmo: las tres oraciones durante el día, un día de ayuno, etc.

Hay un momento en el que comienza el aspecto violento según los expertos: mueren entre 600 y 800 personas. Y esclaviza a mujeres y niños. Y llegan versículos que proponen la violencia.

Por tanto: hay un contraste entre el primer periodo que es más pacífico y más atractivo y un segundo periodo que es más violento y más guerrero.

Hay contradicciones entre un versículo pacífico y otro violento. El Corán lo reconoce. Hay versículos que contradicen otros versículos. Por eso hay versículos que anulan a otros. Los últimos desautorizan a los primeros y los últimos son más violentos.

Los fundamentalistas dicen que el versículo llamado de la espada ha cancelado más de 1000 versículos opuestos. Es una manera de decir que el verdadero Islam es el guerrero. Por tanto: quien actúa con violencia, es conforme al ideal del Islam.

Se puede concluir que el Islam es una religión que contiene la violencia y la no violencia. Pero la vida de Mahoma ha llevado al Islam a preferir la violencia a la no violencia.

– ¿Cómo se considera la libertad de conciencia en el Islam?

– La libertad de conciencia es algo clave y ha sido firmada en la declaración universal de los Derechos Humanos de 1948 y también hay países musulmanes firmantes.

Yo hice un curso de 24 horas acerca de la libertad religiosa en el Islam y se sabe que ellos redactaron tres documentos: uno en París, otro en El Cairo y otro en una ciudad cuyo nombre no recuerdo. Fue una declaración islámica de los derechos humanos. Aunque no tiene sentido la declaración islámica de los derechos humanos porque el ser humano no es, de por sí, musulmán, budista, cristiano, etc. sino que es ser humano en general.

Cuando hablo de ser humano no tengo que hablar de religión porque el ser humano es tal en todas las religiones. Ese es el camino a seguir. Y esta es la grave laguna en el Islam. La idea básica es esta: el Islam es la última religión revelada y por tanto es la mejor religión.

Y esto es un principio que yo rechazo. Esto está equivocado porque todas las civilizaciones dan pasos hacia atrás éticamente hablando, también el Islam.

El fundamento es el siguiente: puesto que es la última religión revelada, todos deberían abrazar esta religión. Todo se fundamenta sobre falsas premisas; de ahí que el Islam diga que todos los medios son buenos para obtener un fin bueno; pero también esto es discutible: no te puedo obligar a hacer el bien.

– ¿Ve futuro de paz cercano en Siria?

– Es muy difícil porque hay flujos externos en Siria e Iraq como por ejemplo de Arabia Saudí; también porque lo que ha pasado es una acción en contra de los chiitas; especialmente en Siria porque desde hace 45 años dominan los alauitas que son una rama del chiismo y que son minoría.

El conflicto no es entre cristianos y musulmanes, sino que es un conflicto dentro del Islam. La diferencia es que en Siria hay una destrucción que en Iraq no existe; por ejemplo hay más de 8 millones de personas que carecen de casa y trabajo; entre ellos hay musulmanes, cristianos, chiitas y otros.

Los sirios necesitarán un gran esfuerzo para comenzar una reconciliación entre ellos, pero antes hay que reconstruir porque la destrucción lo impide.

– ¿Qué tipo de propuestas considera usted como abordar la paz?

– Si queremos hacer un discurso racional: lo primero es parar la guerra. La historia requiere un doble aspecto; uno es militar porque de lo contrario ISIS va a continuar y una acción dialogante para ver qué ocurrirá con la nación de Siria.

Occidente ha decidido antes que nada que Bashar al-Assad tiene que dejar de ser presidente; por esta razón no va a permitir ningún tipo de acuerdo.

Hay que tener en cuenta que existe un gobierno alauita; sin olvidar que el 75% de la población que es sunita. Por otro lado tenemos a los radicales: los fundamentalistas de ISIS, de Al Qaeda. Y detrás de estos dos grupos está Arabia Saudí.

Creo que habría que juntar a alauitas, sunitas y a radicales y hacer una Siria nueva, pero sin ninguna revolución. Hay que dar a cada uno su espacio; pero todo esto supone que los sunitas más radicales acepten el principio de base de la historia de Siria que es la distinción entre política y religión.

Lo primero sería parar la guerra, hacer una tregua; después habría que lograr un diálogo entre todas las partes: cristianos, alauitas, sunitas, drusos, sunitas radicales y también con la presencia de algunos elementos occidentales que representan diferentes tendencias, como Rusia, Estados Unidos, Europa: Francia, etc. Y decidir hacer un camino de reconstrucción bajo la supervisión de la ONU. Pero es difícil hablar ahora de reconciliación porque hay que hablar de reconstrucción sobre algunos puntos bases.

– Últimamente el Padre Gabriele Amorth, conocido exorcista de Roma, afirmaba en una entrevista que «El Califato es Satanás» y que «Satanás avanza unido al Califato, y la cristiandad no sabe defenderse» en clara referencia a los ataques de ISIS y de los yihadistas. ¿Cuál es su opinión?

– No me gusta poner a Satanás en todos los sitios porque no me gusta unir este tema con la política. Lo que los musulmanes están haciendo hoy se apoya en la tradición islámica, coránica, en Mahoma y también en la historia.

Creo que lo que falta es el humanismo; falta defender al ser humano. Yo no diría que es satánico porque nos arriesgamos a decir que todo el Islam es satánico.

El Islam es un proyecto que ha avanzado hacia adelante desde la península arábiga en el siglo VII y que se ha bloqueado en el camino. En algunos periodos ha ido muy bien. No es un paso adelante en la historia de la humanidad pero sí lo es en la historia de la península arábiga.

Pero si lo comparamos con el Evangelio es un paso atrás sin ninguna duda y no porque soy cristiano, sino porque es un paso hacia el Antiguo Testamento. Retoma la lapidación y todos los castigos que son inspirados por la Biblia. Cristo dice en los Evangelios: “Ellos os han dicho, pero yo os digo…”.

No estoy de acuerdo con esta visión satánica y creo que incluir a Satanás es un poco arriesgado.

(La versión originaria de esta entrevista se publicó en ReL el 12 de febrero de 2016)


Israel-Palestina: «Un círculo infernal»

octubre 8, 2023

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Niño judío y palestino abrazados y caminando juntos

Niño judío y niño palestino, abrazados, caminan juntos

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NOTA: Esta entrada fue publicada en julio del 2014, después de la visita del Papa Francisco a Tierra Santa. Puede ayudar a situarnos en la problemática actual acaecida ayer sábado, 7 de de octubre de 2023, en la franja de Gaza. 

Israel-Palestina: «Un círculo infernal, pero rezar dará fruto. Aunque no inmediatamente»

Monseñor William Shomali, obispo auxiliar de Jerusalén, cuenta el drama vivido en Tierra Santa sobre todo para los jóvenes, primeras víctimas del conflicto, y de los cristianos, obligados a huir

Por Salvatore Cernuzio

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ROMA, 17 de julio de 2014 (Zenit.org) – Masacre y tragedia. Es difícil definir de otra manera la situación en Tierra Santa. En la franja de Gaza se sigue muriendo cada día, y entre lanzamientos de cohetes y bombardeos, la población vive bajo asedio y en miedo constante.

La diplomacia internacional invoca una tregua entre Palestina e Israel, y las Naciones Unidas condenan los lanzamientos de cohetes contra los territorios israelíes.

Mientras tanto, mujeres, niños y familias enteras de Beit Lahya, al norte de Gaza, se han visto obligadas a huir de sus casas, sin maletas y en ayuno, para no sucumbir al enésimo ataque del ejército israelí.

Una situación insostenible frente a la cual el papa Francisco ha expresado su pesar, exhortando en el Ángelus del pasado domingo, el cese de la hostilidad.

ZENIT recoge el testimonio de monseñor William Shomali, obispo auxiliar de Jerusalén y vicario patriarcal para Palestina.
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Excelencia, ¿qué sucede en Tierra Santa?

–Monseñor Shomali: Lo que está sucediendo es una reacción al secuestro y asesinato de los tres jóvenes judíos en Hebrón. El gobierno de Netanyahu ha atribuido este homicidio al partido Hamas y ha reaccionado con una frenética búsqueda de los criminales, con numerosos arrestos también de ex detenidos.

Mientras tanto, un joven palestino de Shufat, barrio de Jerusalén, fue secuestrado y quemado vivo por algunos extremistas israelíes.

Estos hechos han dado inicio a un círculo vicioso de violencia. El ejército israelí ha golpeado en Gaza las bases de Hamas de la Yihad Islámica. Estas últimas han respondido con el lanzamiento de misiles, llegando a golpear los asentamiento cercanos, así como las ciudades de Haifa, Tel Aviv y Jerusalén.

Estos misiles, conocidos por su imprecisión, hacen más ruido y miedo que destrucción. Para los palestinos, sin embargo, el balance es duro: 170 muertos, 1000 heridos y muchas casas destruidas en Gaza y en los territorios palestinos.

¿Cuál es el origen del conflicto en curso?

— Monseñor Shomali: la razón principal es el fracaso de paz del pasado mes de abril. El ministro americano Kerry, después de nueve meses de trabajo intenso no ha conseguido elaborar un cuadro político para los futuros negociadores.

Tal derrota ha creado en los corazones de los palestinos desesperación, aumentada después por la continua construcción de nuevos asentamientos israelíes. Estas construcciones son vistas como un casus belli continuo.

A esto se añade la tensión entre dos pueblos que tienen que ver como el Monte del Templo-Al Aksa. Aquí la religión forma parte del problema y es una causa agravante.

¿Cómo explica este progresivo aumento de violencia en Gaza, a pocas semanas de la visita del papa Francisco y sus llamamientos a la paz y la reconciliación?

— Monseñor Shomali: La visita del Papa ha suscitado muchas esperanzas, sin embargo ha estado seguida de mucha desilusión. Algo parecido sucedió con la peregrinación de san Juan Pablo II en marzo del 2000: apenas seis meses después de su visita inició la segunda Intifada.

En ambos casos, la violencia se ha desencadenado a causa del fracaso de las negociaciones, precedido de las visitas papales; en el primero, después de la caída del Camp David y en el segundo, después de la mediación americana.

Sobre el encuentro de oración en los Jardines Vaticanos, reitero lo que dijo el Santo Padre en el llamamiento del Ángelus: la oración lleva siempre frutos aunque sea a largo plazo.

Como en el caso del olivo, plantado al final del encuentro, cuyo florecer se hace esperar muchos años. Es necesario también reiterar que las palabras del Pontífice durante la «Invocación para la Paz» permanecen válidas en cuanto único camino justo hacia la paz.

El Papa ha hecho entender que las negociaciones por sí solas no bastan, como nos enseña la historia, y que es necesario moverse hacia otro horizonte que es la oración.

En estos conflictos las primeras víctimas son sobre todo los jóvenes. En su opinión, ¿en el origen se trata de un problema de educación?

–Monseñor Shomali: Es verdad que los jóvenes son víctimas de este conflicto, sin olvidar los niños, frágiles y traumatizados, por los bombardeos y el miedo. Las consecuencias se verán en el futuro, ahora cultivan el odio y el deseo de venganza.

El odio ha sido nutrido por una larga historia de violencia donde cada uno culpa al otro. Esta falsa retórica no ayuda. El odio puede ser eliminado solamente a través de la educación en valores de justicia, paz y reconciliación.

Pero la educación debe coincidir con pasos concretos, dando a cada parte los propios derechos: a los palestinos dignidad con un estado viable, y a los israelíes una seguridad y un reconocimiento del mundo árabe e islámico.

Los adultos, frente a estos horrores que afectan a las nuevas generaciones, ¿cómo reaccionan? A menudo son ellos mismos quienes empujan a los jóvenes a combatir…

— Monseñor Shomali: Es una paradoja decir que son los jóvenes que salen a la calle espontáneamente y van a los check-point para desafiar a los soldados israelíes, mientras el gobierno palestino no desea tal enfrentamiento con el ejército israelí.

Los jóvenes se encuentran inmersos en un círculo vicioso. Es urgente que la comunidad internacional encuentre una solución y la imponga a ambas partes. Todos viven en un círculo infernal, en el cual tanto los adultos como los jóvenes se encuentran atrapados y no saben cómo salir.

El resto de la población, sobre todo la cristiana, ¿cómo está reaccionando a todo esto?

— Monseñor Shomali: los cristianos, tanto palestinos como israelíes, sufren como todos los otros habitantes de esta tierra. Temen que la situación empeore y las consecuencias sociales y económicas. Rezan por la paz y la gran mayoría rechaza la violencia.

Es rarísimo verles salir a las plazas y recurrir a la violencia. Son también los más frágiles y débiles frente a la tentación de emigrar. Durante la última Intifada muchos jóvenes y familias cristianas dejaron Tierra Santa para buscar en otro lugar una vida más segura y digna.

Para ellos es difícil resistir a esta tentación. Para nosotros es difícil convencerles para que no abandonen estos lugares y hacerles entender que vivir aquí es un privilegio y una vocación.

Ustedes, como Patriarcado latino de Jerusalén, ¿de qué forma tratan de mostrarse cercanos a esta gente que vive en el miedo y bajo bombardeos?

— Monseñor Shomali: Estamos cerca con la oración y la ayuda humanitaria que organizamos según nuestras posibilidades. De momento no podemos hacer nada por la gente de Gaza. Cuando terminen las hostilidades iremos a visitarles para estar cerca de ellos y ver cómo ayudarles.

De momento nos limitamos a llamar por teléfono cada día a nuestro párroco de Gaza para pedir las últimas noticias.

En su opinión, ¿hay esperanza de que esta tempestad de violencia y muerte pueda parar, o como muchos temen, es inminente la explosión de una tercera Intifada?

— Monseñor Shomali: Es cierto que ni el gobierno palestino ni el gobierno israelí quieren una tercera Intifada. Ninguno saldría victorioso. Las consecuencias son duras para todos. Un ejemplo: los peregrinos han comenzado a cancelar reservas.

Sabemos por experiencia lo difícil que es retomar el flujo del turismo después de un conflicto. Rezamos al Señor para que estos enfrentamientos cesen rápidamente.


Maná y Vivencias Cuaresmales (3), 4.3.22

marzo 4, 2022

Viernes después de Ceniza

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Ayunarán cuando se lleven al novio.


Antífona de entrada: Salmo 29, 11

El Señor me escuchó, tuvo piedad de mí y ha venido en mi ayuda.

Oración colecta

Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma; y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA: Isaías 58, 1-9a

Así dice el Señor Dios:

«Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, muestran deseo de conocer mi camino, como un pueblo que practicara la justicia y no abandonase el mandato de Dios. Me piden sentencias justas, desean tener cerca a Dios. “¿Para qué ayunar, si no haces caso?; ¿mortificarnos, si tú no te fijas?”

Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés y apremiáis a vuestros servidores; mirad: ayunáis entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunéis como ahora, haciendo oír en el cielo vuestras voces.

¿Es ése el ayuno que el Señor desea para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?

El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne.

Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: “Aquí estoy.”»

SALMO: Sal 50, 3-4.5-6a.18-19

Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.

Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.

Aclamación antes del Evangelio: Amós 5, 14

Buscad el bien y no el mal, para que viváis, y el Señor estará con vosotros.

EVANGELIO: Mateo 9, 14-15

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»

Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.»

Antífona de comunión: Salmo 24, 4

Señor, enséñame tus caminos, dime cuáles son tus senderos.

VIVENCIAS CUARESMALES

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Todos los viernes son días penitenciales


3. VIERNES DESPUÉS DE CENIZA



TEMA CENTRAL

Coherencia del cristiano: Amor a Dios y amor al hombre

La apuesta por la rectitud y la verdad, que es el verdadero amor, se manifiesta inmediatamente en el amor al hermano.

Pues las mismas actitudes que adoptamos con Dios, las adoptamos con el hermano.

Si uno se acerca rectamente a Dios, se acerca correctamente a los hombres, porque todos procedemos de Dios, y todo lo creado se hizo por la Palabra. Y fuera de ella nada se ha hecho.

Por tanto, en el fondo, toda la creación es comunicación y todo está llamado a convivir en el amor y la complementariedad.

Se da una especie de globalización espiritual en el Verbo: Dios y los hombres, Creador y creatura son inseparables para siempre, por efecto del misterio de la Encarnación. Por ella se ha celebrado un matrimonio perpetuo entre Dios y el hombre.

La actitud religiosa hacia Dios lleva consigo una recta orientación del hombre mismo desde lo más profundo de su ser; y, por tanto, todos sus comportamientos serán rectos, constructivos, buenos.

La benevolencia con Dios lleva a la benevolencia con el hermano. No puede haber contradicción entre Dios y el hombre, entre el amor a Dios y el amor al hombre. Todo ayuno y sacrificio, todo esfuerzo por llegar a Dios debe hacer al hombre más grande y más cercano a sus hermanos.

El ayuno está en función del amor. Sólo el amor dice bien del ser del hombre. Sólo el amor plenifica al hombre, lo centra, lo libera del mal, lo hace feliz al ponerlo en comunión con toda la realidad, tomada de manera integral.

Todo ha sido creado en el Verbo, en la Palabra, y fuera de la Palabra, nada se hizo de lo que ha sido hecho.

Texto bíblico: «¿No saben cuál es el ayuno que me agrada?, dice el Señor. Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo… Entonces tu luz surgirá como la aurora… Si llamas a Yahvé, responderá: aquí estoy» (Isaías 58, 1-9).

Exigencia: Todo ayuno, toda religión del cumplimiento debe desembocar en el Nuevo Testamento, en el encuentro con el Amado. Es preciso pasar del temor al amor, de la letra al espíritu, de la obligación a la libertad, de la tristeza y ansiedad a la alegría y al gozo, del amor servil al desposorio, del ritualismo a la alabanza, del legalismo a la caridad liberadora; de la ideología a la humilde y solidaria cercanía; en fin, de la queja y la maldición a la bendición liberadora.

ORACIÓN COLECTA (Que lo exterior conduzca a la renovación de las actitudes internas y del corazón)

“Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia

con que hemos empezado la Cuaresma

y que la austeridad exterior que practicamos

vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón.

¿Qué vamos a hacer si todo está tan mal?

¿Qué harías si te dijeran que mañana se acaba el mundo? Algo así le preguntó a San Luis Gonzaga un compañero, mientras estaban jugando. El santo respondió: seguiría jugando. Ante el inminente peligro de que todo desaparezca, San Luis Gonzaga pensaba que lo mejor era continuar con lo que estaba haciendo.

Cambio de pregunta, para quedarme con la misma respuesta: ¿qué voy a hacer a la vista de tanta corrupción social y tanto pecado eclesial? ¿A quién voy a votar si en todos los partidos hay políticos que se aprovechan del cargo, mienten descaradamente, hacen de la política su negocio privado, sin interesarse por el bien de los ciudadanos?

¿Voy a dejar la Iglesia porque de pronto aparecen historias que avergüenzan e indignan a todos, sea cual sea el interés que hay detrás de la propagación de tales historias?

En línea con la respuesta de San Luis Gonzaga, yo voy a seguir haciendo lo mismo, voy a votar al partido que me parezca menos malo (porque bueno del todo no hay ninguno, y dejar de votar aún es peor que votar al menos malo), voy a continuar celebrando la eucaristía con la mayor dignidad posible, a seguir preparado mis homilías, conferencias y clases con todo interés.

¿Estoy diciendo que el mal no tiene importancia? Estoy diciendo que el mal no va a condicionar mi trabajo, ni mis esfuerzos por hacer el bien, ni mi necesidad de rezar (aunque sea una pobre oración), ni la normalidad de mis relaciones, ni mi libertad a la hora de expresarme.

Algo así decía Jesús: que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha; o, cuando des limosna, no vayas pregonándolo a bombo y platillo. Y, sin embargo, son precisamente las buenas personas, los muchos funcionarios honrados, los muchos políticos decentes, los muchos clérigos entregados y limpios, los que mantienen en pie las instituciones.

El mal, tan antiguo como la historia, no es algo abstracto, se encarna en personas y realidades. La diferencia entre el pasado y el presente no es la existencia del mal; la diferencia está en que hoy tenemos una cantidad de información como nunca ha habido. ¿Hay hoy más gente mala, más políticos aprovechados o más clérigos indecentes que en tiempos pasados?

Es dudoso. Precisamente porque hay más información, la gente va con más cuidado. El miedo guarda la viña. El miedo a que lo sepan hace que me contenga. Hoy y siempre el trigo y la cizaña han crecido juntos. Arrancar la cizaña es deseable.

Lo peligroso es arrancar el trigo creyendo arrancar cizaña. Lo peligroso es no valorar el bien, no darse cuenta del bien que hay en medio de tanto mal. A pesar de la gran cantidad de información que tenemos sobre el mal, el bien supera con creces al mal.

Martín Gelabert, sacerdote dominico

De las homilías del Pseudo Crisóstomo

La oración es luz del alma

El sumo bien está en la plegaria y en el diálogo con Dios, porque equivale a una íntima unión con él: y así como los ojos del cuerpo se iluminan cuando contemplan la luz, así también el alma dirigida hacia Dios se ilumina con su inefable luz.

Una plegaria, por supuesto, que no sea de rutina, sino hecha de corazón; que no esté limitada a un tiempo concreto o a unas horas determinadas, sino que se prolongue día y noche sin interrupción.

Conviene, en efecto, que elevemos la mente a Dios no sólo cuando nos dedicamos expresamente a la oración, sino también cuando atendemos a otras ocupaciones, como el cuidado de los pobres o las útiles tareas de la munificencia, en todas las cuales debemos mezclar el anhelo y el recuerdo de Dios, de modo que todas nuestras obras, como si estuvieran condimentadas con la sal del amor de Dios, se conviertan en un alimento dulcísimo para el Señor.

Pero sólo podremos disfrutar perpetuamente de la abundancia que de Dios brota, si le dedicamos mucho tiempo.

La oración es luz del alma, verdadero conocimiento de Dios, mediadora entre Dios y los hombres.

Hace que el alma se eleve hasta el cielo y se adhiera a Dios con inefables abrazos, apeteciendo la leche divina, como el niño que, llorando, llama a su madre; por la oración, el alma expone sus propios deseos y recibe dones mejores que toda la naturaleza visible.

Pues la oración se presenta ante Dios como venerable intermediaria, alegra nuestro espíritu y tranquiliza sus afectos.

Me estoy refiriendo a la oración de verdad, no a las simples palabras: la oración que es un deseo de Dios, una inefable piedad, no otorgada por los hombres, sino concedida por la gracia divina, de la que también dice el Apóstol: Nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.

El don de semejante súplica, cuando Dios lo otorga a alguien, es una riqueza inagotable y un alimento celestial que satura el alma; quien lo saborea se enciende en un deseo indeficiente del Señor, como en un fuego ardiente que inflama su alma.

Cuando quieras reconstruir en ti aquella morada que Dios se edificó en el primer hombre, adórnate con la modestia y la humildad y hazte resplandeciente con la luz de la justicia; decora tu ser con buenas obras, como con oro acrisolado; y embellécelo con la fe y la grandeza de alma, a manera de muros y piedras;

y, por encima de todo, como quien pone la cúspide para coronar un edificio, coloca la oración, a fin de preparar a Dios una casa perfecta y poderle recibir en ella como si fuera una mansión regia y espléndida, ya que, por la gracia divina, es como si poseyeras la misma imagen de Dios colocada en el templo del alma (Suplemento, Homilía 6 sobre la oración: PG 64, 462-466).


Maná y Vivencias Cuaresmales – Introducción

marzo 1, 2022

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cuaresma
Cuaresma, tiempo de conversión y autenticidad

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Maná y Vivencias Cuaresmales – Introducción

Preparación de la Cuaresma, motivación.

Otro año más, con toda ilusión, te ofrezco estas Vivencias Cuaresmales para cada día de la Cuaresma. Son fruto de la reflexión, oración y vivencia realizadas por varios años en mi estadía en Perú, Venezuela y actualmente en España, en la Parroquia de Santa Mónica, en Madrid.

Espero, y así se lo pido sinceramente al Señor, que estas Vivencias te ayuden a experimentar esta próxima Cuaresma de 2022 como nunca antes la hayas sentido, sí, como nunca antes, porque Dios no se repite; es siempre nuevo.

La finalidad de estas Vivencias Cuaresmales es ayudar a personas comprometidas en su fe a vivir el año litúrgico, y en este caso particular la Cuaresma, con intensidad y día a día. A la vez, ayudarles a simplificar su vida en Cristo inspirándola y alimentándola en la liturgia eucarística y de las horas.

Analizaremos día a día la espiritualidad del camino cuaresmal sirviéndonos de los textos litúrgicos y de algunas lecturas de los santos Padres, intencionadamente seleccionadas.

Somos conscientes de que la Cuaresma y la Pascua no se pueden separar demasiado porque forman conjuntamente el corazón del año litúrgico: son noventa días de celebración de lo más esencial del misterio cristiano y, por tanto, forman un todo único: son 40 días de Cuaresma, como preparación penitencial, y 50 días de celebración gozosa de la Pascua.

Se pretende vivir el tiempo de Cuaresma como un retiro general de toda la Iglesia: todos y cada uno de los bautizados tienen la oportunidad de renovar lo más nuclear de su fe, de su experiencia religiosa.

Para realizar esos ejercicios espirituales no hace falta irse a una casa de retiros sino seguir de cerca la liturgia cuaresmal, día a día, sin necesidad de abandonar sus ocupaciones habituales. Pero eso sí, dedicando un tiempo a la oración y a la lectura espiritual; y, si se puede, participando en la eucaristía diariamente.

Recordemos que en los comienzos de la Iglesia los cristianos sólo celebraban una fiesta: la Resurrección del Señor, todos los domingos. Pues el Señor resucitó el primer día de la semana. La Iglesia recoge la espiritualidad del sábado judío, el día del descanso. Los demás días de la semana no tenían nombre propio: se contaban como “el primer día después del sábado”, “segundo después del sábado”, y así sucesivamente.

Los cristianos le dieron nombre propio al día de la Resurrección del Señor, que ciertamente aconteció el primer día después del sábado, y lo llamaron “Día del Señor”; en latín, “Dies Domini”, o “Dies dominica”, que deriva en lengua romance “domingo”.

En realidad, para los primitivos cristianos sólo el día del Señor tenía nombre propio, los demás días de la semana eran conocidos como el primer día después del Día del Señor, segundo día después del Día del Señor, etc. En la liturgia latina se les conoce como feria prima, feria secunda, etc.

La centralidad del Día del Señor que orientaba la semana entera acaparaba toda la vida de los primitivos cristianos y la de las comunidades cristianas. De tal forma que un día entero les venía corto para celebrar la Resurrección del Señor.

No celebraban más fiestas. No celebraban más eucaristías, sino la dominical. Los días de la semana no eran sino la preparación para la celebración dominical, o consecuencia de la misma.

La Resurrección del Señor llenaba todo el domingo, como el día central de la semana. A la celebración traían los cristianos toda su existencia, con sus alegrías y sus penas y también sus pertenencias en forma de dones para compartirlo todo con los hermanos formando el Cuerpo de Cristo. Ese día nadie pasaba necesidad y desaparecían las clases sociales.

Se adelantaba o anticipaba el cielo a la tierra. Se traía comida para los pobres. La celebración eucarística se enmarcaba dentro de un ágape comunitario, previo o consecuente a la celebración sacramental. La comunidad hacía la eucaristía y ésta hacía o constituía a la comunidad.

No hacían falta más celebraciones durante la semana porque la celebración de la Resurrección era la experiencia fundante y suficiente de la comunidad y de cada creyente.

Lamentablemente, con el correr de los tiempos la celebración dominical se fue reduciendo a lo mínimo hasta degenerar en una caricatura del original Día del Señor, imponiendo la obligación de no trabajar y escuchar la misa.

Al principio no había necesidad de tal precepto dominical porque no se podía materialmente celebrar la Resurrección del Señor y estar ocupado en otros quehaceres durante aquel día tan especial y sagrado para todos.

Además, necesitaban celebrar la eucaristía, como algo vital. Sin eucaristía, no podían vivir. Y algunos murieron mártires por no renunciar a la misa dominical.

No obstante lo anterior, por diferentes motivos, en algunas comunidades se fue introduciendo la costumbre de prepararse siquiera una vez al año, de manera especial, para celebrar lo mejor posible la Muerte y Resurrección del Señor.

Es decir, además de la celebración semanal de la Resurrección del Señor, habría una celebración extraordinaria, una vez al año, de la Muerte y Resurrección del Señor.

Así fueron apareciendo prácticas litúrgicas que dieron lugar a los tiempos sagrados del actual año litúrgico y concretamente al tiempo cuaresmal y pascual tal como los conocemos hoy y los celebramos.

Sin pretender entrar en mayores precisiones históricas y litúrgicas y atendiendo a nuestra comprensión y vivencia espiritual, se podría describir la historia de la Cuaresma en tres apartados:

A) En la primitiva Iglesia, la Cuaresma fue la preparación inmediata e intensiva de los neófitos para ser bautizados la noche de la Vigilia Pascual. La Iglesia, madre y misionera, da a luz a nuevos hijos en la fe por la proclamación de la Palabra y la celebración del sacramento del bautismo, de la confirmación y de la eucaristía.

En la actualidad, crecen cada vez más las personas adultas que se preparan para recibir la iniciación cristiana en la noche de Pascua, en la Vigilia Pascual. Es una oportunidad que no debemos desaprovechar, ya que, por diveras circunstancias, cada vez se quedan más niños sin bautizar.

B) La Iglesia primitiva se encontró con el problema de la infidelidad de los bautizados. Algunos cristianos habían devenido en pecadores públicos, por su dejadez, por las persecuciones y otros motivos: la Cuaresma era el tiempo en que los pecadores públicos hacían penitencia y reasumían el bautismo recibido; eran perdonados por Dios y por la Iglesia, y aceptados nuevamente a la participación eclesial expresada en la comunión eucarística.

En el tiempo de la Cuaresma toda la Iglesia ora, intercede y se sacrifica por estos hijos que no vivían de acuerdo con la fe, clamando a Dios para que se convirtieran. Pues constituían un escándalo dentro de la Iglesia y de cara a los paganos. Después de una penitencia pública y cambio real de vida, eran acogidos de nuevo en el seno de la comunidad creyente.

C) Además, toda la Iglesia acompañaba a los neófitos renovando la gracia bautismal.

En la Iglesia actual, nosotros, toda la Iglesia vuelve durante la cuaresma a su primer amor; y empalmando con la Pascua, vive lo fundamental y primigenio de su fe: la muerte y la resurrección del Señor. Cuarenta días de preparación por la penitencia, la oración, la limosna… y cincuenta días de celebración de la Pascua.

Durante noventa días, todos los fieles, una vez al año, reviven la salvación que se les dio como don y tarea; y tratan de reasumir los sacramentos del bautismo y de la confirmación actualizados en la celebración eucarística.

Se trata de los tres sacramentos de la iniciación cristiana que contienen lo nuclear del misterio cristiano, base para toda otra experiencia religiosa o misión particular.

Cuaresma y Pascua son la preparación y la vivencia del Misterio central de nuestra fe: la muerte y la resurrección de Cristo.

Las siguientes consideraciones, denominadas «Vivencias Cuaresmales» son pinceladas fundamentalmente bíblicas referidas a las lecturas y a la liturgia de la Eucaristía diaria durante la Cuaresma. También se ha recurrido a los textos de la liturgia de las horas propia del tiempo, preferentemente.

En estas reflexiones y exhortaciones se intenta profundizar en las raíces de la vida cristiana a fin de facilitar su vivencia convencida y gozosa. Las lecturas bíblicas seleccionadas para este tiempo litúrgico, sobre todo las de la misa, ofrecen un resumen enjundioso del misterio cristiano: que gira en torno a los sacramentos del bautismo, de la confirmación y de la eucaristía.

Estos tres sacramentos de la iniciación cristiana deben ser reasumidos constantemente por los creyentes, de tal forma que esa reasunción de lo recibido es prácticamente la razón de toda la actividad pastoral de la Iglesia.

Lo que se nos regaló de una vez por todas en el bautismo y la confirmación se actualiza en la celebración eucarística tantas veces cuantas necesite el cristiano: una vez a la semana, el domingo, para todos los fieles; en la misa diaria, para otros; y esporádicamente en otras circunstancias que enmarcan una experiencia importante en la vida de los creyentes como la celebración del natalicio, aniversario matrimonial, misa de salud o por los enfermos, fallecimiento de algún ser querido, etc.

En el orden del trabajo y de exposición de la Vivencias Cuaresmales, se tratará de resaltar algunas constantes de la espiritualidad cuaresmal.

Pretendo transmitir no tanto ideas y teorías sino sobre todo realidades vivenciales, expuestas de forma sencilla, sucinta e interpeladora. A veces habrá una oración final. Se suele recoger con bastante atención y ponderación la oración colecta, considerada como una señal muy significativa de la espiritualidad propia de cada celebración eucarística.

Estas Vivencias Cuaresmales se ofrecen a todos los interesados como una ayuda para vivir un tiempo especial de reflexión, de serenamiento, de oración y renovación espiritual, y de remisión de los pecados personales y sociales.

Las ofrezco como un retiro espiritual que puede ejercitarnos día a día en el crecimiento espiritual integral.

El gran milagro que podemos alcanzar en esta Cuaresma será nuestra propia conversión al Señor y a los hermanos, un poco más sincera y sentida. Que seamos personas nuevas, transformadas por el amor de Dios.

¡Qué lindo sería que todos los miembros de la familia, de la parroquia, de la comunidad, de nuestra patria, pudiéramos comulgar por Pascua Florida, dejando atrás nuestros pecados personales y sociales!

En cuanto dependa de ti, hermano, hermana, hazlo realidad. La gracia de lo alto no te faltará, pues eso es precisamente lo que más quiere Dios.

Para lograr esa meta, irás meditando, día a día, la Palabra de Dios. Ella es eficaz para producir en ti un cambio muy notable, si no total. Casi de manera insensible Dios amanecerá en tu vida durante esta Cuaresma si eres perseverante.

Te ofreceremos muchos medios para lograrlo. Entre ellos, ejercicios para el perdón y el proyecto personal de vida cristiana.

Enhorabuena por esta oportunidad. Dios te ama mucho y no se resigna a que andes por el mundo de cualquier manera. No quiere que permanezcas trancado en el camino hacia la felicidad y la libertad que nos pertenece en Cristo. Dios, como padre amoroso, te corrige para el bien, porque para él eres un hijo preferido.

¡Ánimo, hermano, hermana, y decídete a experimentar la mejor Cuaresma de tu vida!

Como anotación final: se te recomienda la participación diaria en la Misa o los días que puedas. Si no te es posible asistir, te ofrecemos los textos bíblicos utilizados en la misa para que los conozcas, los leas, según tus posibilidades, los repases, e incluso los medites en tu casa o en la iglesia.

Conclusión

Según San León Magno, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana” (Esta definición es deducida del análisis del sermón 42).

NOTA: Algunas mujeres se plantean la conveniencia de usar velo o mantilla en la misa o en ciertos momentos de oración y de piedad. El tiempo cuaresmal y la semana santa parecen como más apropiados para usar velo. Por si interesa ofrezco estos dos enlaces:

Uno del Padre Miguel Martínez, http://www.padremiguel.info/mujer-como-te-vistes-delante-de-dios/;

Y otro personal, https://ismaelojeda.wordpress.com/2018/02/13/vuelve-el-uso-del-velo-o-mantilla-entre-las-mujeres-catolicas/


Por los enfermos del coronavirus: Petición de salud física y espiritual a san Ezequiel Moreno. Novena 6

julio 8, 2021

San Ezequiel Moreno, obispo misionero agustino recoleto

Por los enfermos del coronavirus: petición de salud física y espiritual a san Ezequiel Moreno oar.

Novena a san Ezequiel, protector de los enfermos. Día 6, 24 de abril de 2020

Apreciados lectores, dado el hecho de que el coronavirus sigue propagándose por muchos países, me ha parecido conveniente ofrecer de nuevo la Novena a san Ezequiel Moreno para los enfermos y sus familiares, y también devotos. 

Ya rezamos una novena a san Ezequiel los nueve primeros días de abril, pero me ha parecido bien comenzar otra a partir del pasado 19 hasta el 27 del presente. Con esta segunda novena en el mes queremos acompañar a los enfermos de coronavirus pidiendo, a través de san Ezequiel la salud de cuerpo y alma. 

¿Por qué la hemos comenzado el 19 de mes? Pues porque el 19 de agosto de 1.906, murió este Santo en Monteagudo, Navarra, España, víctima de un cáncer en las fosas nasales y en la garganta. Allá se conserva y se venera su sepulcro con su cuerpo incorrupto. El convento de Monteagudo es como el santuario de san Ezequiel. 

Bien, pues a continuación reproduzco el esquema-guión de la Novena ya publicada que rezamos del 1 al 9 de del presente mes. He aquí el texto.  

La preocupación y atención esmerada a los enfermos es una práctica constante de la Iglesia. La comunidad cristiana debe orar por los enfermos intercediendo por su salud integral ante Dios, el único compasivo. Y también implorando la protección de los santos, en particular la de aquellos que han sido especialmente cercanos a los enfermos.

Con motivo de la pandemia del coronavirus que nos aflige con tanta virulencia, me ha parecido oportuno recurrir a una personalidad que murió hace un siglo y que destacó por su caridad hacia los enfermos: San Ezequiel Moreno, agustino recoleto. Además de ejemplo para nosotros, es implorada en la Iglesia su intercesión a favor de los enfermos, en particular a favor de los que sufren de cáncer. Para ellos es singular protector y ejemplo.

Dada la piedad que san Ezequiel suscita en muchas personas y las gracias de consolación, conversión, y de curación física y espiritual que esos devotos agradecen a Dios como alcanzadas por su intercesión, me atrevo a presentarlo también como valedor ante Dios en favor de los enfermos de la pandemia del coronavirus.

Rezamos esta novena a san Ezequiel por los afectados del coronavirus que están en cuarentena u hospitalizados, para que recuperen la salud física, si es la disposición de Dios, sean consolados por la gracia divina y se acerquen más a Dios, padre compasivo, dador de vida.

Si alguna persona se incorpora a la novena, ya empezada el día uno de abril, puede seguirla en el día en que la haya encontrado o conocido, y después del día nueve, continuarla por el día primero hasta completarla en el día en que la comenzó.

Lo ideal es hacerla completa y en el orden del día uno al nueve. Pero si se hace en otro orden o no se reza completa, de todas formas Dios ve el corazón, y sabe de nuestras necesidades. No se trata de un rezo mágico con efecto automático en razón de nuestros merecimientos. Dios es padre o madre, no una ley implacable.

En esta novena, pedimos con toda fe que nuestros hermanos recobren su salud integral, de cuerpo y alma, para su contento y felicidad de sus familiares y amigos. Suplicamos que la bendición de Dios alcance no solo a las personas sanadas, sino también a sus familias con motivo de esta contingencia. Así ha sucedido con frecuencia y está sucediendo en muchos casos para alegría nuestra y gloria de Dios.

Pero sea cual sea el resultado de nuestras súplicas, nos contentamos siempre y alabamos a Dios porque él lo dispone todo para nuestro bien y para alabanza de su gloria. Él sabe mejor que nadie lo que nos conviene, en este mundo pasajero y en la vida eterna. Lo mejor será lo que Dios disponga en sus designios. Por eso, la oración siempre debe proporcionarnos una paz gratificante y consoladora.

Porque lo nuestro es pedir, orar con toda insistencia, conversar con nuestro Dios y Señor, incluso insistirle una y otra vez como si todo dependiera de nosotros; y a la vez, tratar de encontrar en todo lo que suceda la voluntad de Dios, que siempre, siempre busca lo mejor para nosotros, no sólo mientras peregrinamos por este mundo terreno, sino sobre todo cuando seamos llamados a la vida eterna y sin fin.

¿Y los enfermos que ya han muerto y que quizás no supimos ayudarles o no pudimos hacerlo debidamente? Rezaremos también por ellos porque para Dios todos los tiempos son presentes. Podemos y debemos orar por ellos, pensando en lo que sufrieron en esta vida, y la agonía que tuvieron, previa a su encuentro definitivo con Dios. Él escuchará nuestra oración y dará el descanso eterno a nuestros difuntos, y a nosotros el consuelo, la reconciliación y la paz del corazón.

Para conocer algo más a san Ezequiel y motivarnos en la oración, reproducimos algunos rasgos biográficos con dos milagros obrados por san Ezequiel, y finalmente ofrecemos una novena breve.

Datos biográficos

San Ezequiel Moreno nació en Alfaro, La Rioja, España, en 1848. Profesó en la Orden de Agustinos Recoletos y terminó los estudios eclesiásticos en Filipinas. Se ordenó sacerdote en 1871 y ejerció allí el ministerio durante quince años.

Volvió a España, y a los tres años pasó a Colombia como superior en 1889. Renovó las comunidades religiosas. Trabajó varios años en Bogotá y restauró las misiones de Casanare, de las que fue nombrado primer Vicario y Obispo.

En 1896 se le confió la diócesis de Pasto. Aquejado por un cáncer al paladar viaja a España en diciembre de l905. En Madrid se somete a dos operaciones, en febrero y marzo de 1906. Sin poder atajar el mal, en mayo se retira al convento de Monteagudo, Navarra, donde fallece el 19 de agosto del mismo año.

Fue beatificado en noviembre de 1975, en Roma, y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 11 de octubre de 1992 en Santo Domingo, República Dominicana, dentro de las celebraciones de los 500 años de la Evangelización de América.

Se destacó toda su vida por la observancia religiosa, el apostolado con los enfermos, su espíritu misionero, la dirección espiritual y por su generosidad con los pobres. Su fiesta se celebra el 19 de agosto.

Milagros aprobados en Roma

Pasto, Colombia: Carmela Jurado, hallándose en estado casi agónico con cáncer en la garganta y el paladar, se curó repentinamente en la noche del 11 de febrero de 1947, por intercesión del obispo Ezequiel Moreno. Este hecho portentoso sirvió para la beatificación.

Buesaco, Nariño, Colombia: María de Jesús Ñáñez, operada de cáncer en la pierna derecha y con metástasis en el seno izquierdo, se curó también milagrosamente en la noche del 18 de julio de 1986, por intercesión de san Ezequiel. La aprobación de este nuevo milagro dio paso a la canonización.

Estos dos milagros son los que avalan a san Ezequiel como ejemplo e intercesor en toda la Iglesia y para siempre. Por eso, podemos y debemos recurrir a Dios, a través de los santos y en particular de nuestro protector, para que siga realizando milagros de salud física y espiritual en favor de sus hijos que así lo imploren, porque Dios quiere que todos tengamos vida en abundancia por su Hijo Jesucristo, nuestro salvador.

Con esa fe y convicción recurrimos a san Ezequiel para que Dios siga multiplicando su gracia y bendiciones para bienestar físico y espiritual de sus hijos en toda la Iglesia y en todos los tiempos. Amén.

DÍA SEXTO, 24 de abril de 2020

«Buscad gente que pida mucho al Señor y le fuerce con sus oraciones»

San Ezequiel Moreno, agustino recoleto.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Aquí me tienes, Dios mío y Padre mío, en tu presencia. Humildemente te pido perdón de todas mis culpas y la gracia de perseverar en tu santo servicio hasta la muerte. Deseo durante estos nueve días recordar las virtudes de san Ezequiel Moreno para renovar mi fe y mi entrega a ti, mi Señor.

Por intercesión de san Ezequiel, te ruego escuches mis ruegos y me concedas la gracia especial que te pido en esta novena: muy especialmente la salud física y espiritual de los enfermos del coronavirus que te encomiendo con toda mi alma, cuyos nombres pronuncio en tu presencia, N. y N…

Finalmente, te encomiendo a todos los enfermos, a los que sufren de cáncer, que también padeció san Ezequiel; y en particular a los enfermos terminales, para que la Virgen María nuestra Madre, su esposo san José, y tus santos ángeles los asistan en su agonía.

Prestándoles nuestra voz y nuestra fe, y en su nombre rezamos con devoción y amor esta jaculatoria: “Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía”. Por Jesucristo nuestro Señor.- Amén.

DÍA 6º.-

Todos los días, san Ezequiel pasaba varias horas ante el Sagrario; de allí brotaba su ardiente caridad, su celo apostólico incansable, su fortaleza y su austeridad de vida.

La familia agustiniana celebra hoy, 24 de abril, la conversión de san Agustín. Él fue buscador infatigable de la Verdad, y por eso maestro de la conversión permanente. Vivía y enseñaba esta máxima: Debes desprenderte de lo que eres para llegar a lo no eres; hay que aborrecer la propia autosuficiencia.

Sobre la sencillez de vida y el desprendimiento de la pobreza san Ezequiel cumplió la enseñanza de san Agustín: No es más feliz el que más cosas tiene, sino el que menos necesita.

(Pausa de reflexión y oración)

Señor, enséñanos a rezar como san Ezequiel lo hacía, sobre todo ante el Santísima Sacramento. Danos una oración perseverante y experiencial que nos haga ser maestros de oración, y así podamos fecundar la vida de los hermanos y de la Iglesia entera.

(Pídase la gracia especial que se desee alcanzar en esta novena: Sobre todo, la curación física y espiritual de los enfermos del coronavirus)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

San Ezequiel Moreno, ruega por nosotros.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Padre y Señor nuestro: la oración devota y confiada, y la certeza de la intercesión de san Ezequiel, protector de los enfermos, son para mí un remanso de paz y de consuelo en estas penas y preocupaciones que me afligen por esta pandemia.

Tú, que eres el único bueno y compasivo, atiende a mis ruegos por los hermanos enfermos, tus hijos preferidos, aquejados del coronavirus. Tú sabes cuánto los queremos sus familiares y amigos, y cuánto los necesitan en el hogar. Ten piedad de nosotros, Señor, y dales a nuestros enfermos, por la intercesión de san Ezequiel, la salud de alma y cuerpo que ellos también esperan y desean.

Finalmente, te ruego que el ejemplo de san Ezequiel me estimule siempre hacia el bien y que no me falte nunca su protección amorosa. Te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor.- Amén.

Salmo 23: El Señor es mi Pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

(Recomendado para inspirar la confianza sosegada en la protección del Señor y en su auxilio oportuno)


Por los enfermos del coronavirus: Petición de salud física y espiritual a san Ezequiel Moreno. Novena 3

julio 5, 2021

San Ezequiel, agustino recoleto y pastor de almas.

Por los enfermos del coronavirus: Petición de salud física y espiritual a san Ezequiel Moreno.

Novena a san Ezequiel, protector de los enfermos. Día 3, 21 de abril

Apreciados lectores, dado el hecho de que el coronavirus sigue propagándose por muchos países, me ha parecido conveniente ofrecer de nuevo la Novena a san Ezequiel Moreno para los enfermos y sus familiares, y también devotos. 

Ya rezamos esta novena los nueve primeros días de abril, pero, como resulta que todos los 19 de mes de alguna forma los dedicamos a recordar a San Ezequiel, me pareció bien comenzar anteayer 19 el rezo de una segunda novena por los enfermos de coronavirus, hasta el día 27 del corriente.

¿Por qué recordamos a san Ezequiel todos los19 de mes? Pues porque el 19 de agosto de 1.906, murió este Santo en Monteagudo, Navarra, España, víctima de un cáncer en las fosas nasales y en la garganta. Allá se conserva y se venera su sepulcro con su cuerpo incorrupto. El convento de Monteagudo es como el santuario de san Ezequiel. 

Bien, pues a continuación reproduzco el esquema-guión de la Novena ya publicada que rezamos del 1 al 9 de del presente mes. He aquí el texto.  

La preocupación y atención esmerada a los enfermos es una práctica

La preocupación y atención esmerada a los enfermos es una práctica constante de la Iglesia. La comunidad cristiana debe orar por los enfermos intercediendo por su salud integral ante Dios, el único compasivo. Y también implorando la protección de los santos, en particular la de aquellos que han sido especialmente cercanos a los enfermos.

Con motivo de la pandemia del coronavirus que nos aflige con tanta virulencia, me ha parecido oportuno recurrir a una personalidad que murió hace un siglo y que destacó por su caridad hacia los enfermos: San Ezequiel Moreno, agustino recoleto. Además de ejemplo para nosotros, es implorada en la Iglesia su intercesión a favor de los enfermos, en particular a favor de los que sufren de cáncer. Para ellos es singular protector y ejemplo.

Dada la piedad que san Ezequiel suscita en muchas personas y las gracias de consolación y de curación física y espiritual que esos devotos agradecen a Dios como alcanzadas por su intercesión, me atrevo a presentarlo también como valedor ante Dios en favor de los enfermos de la pandemia del coronavirus.

Me pareció providencial rezar del 1 al 9 de abril una novena a san Ezequiel, y ahora otra del 19 al 27, por los afectados del coronavirus que están en cuarentena u hospitalizados, para que recuperen la salud física, y sean iluminados por la gracia divina y se acerquen más a Dios, padre compasivo, dador de vida.

Pedimos con toda fe que nuestros hermanos recobren su salud integral para su contento y felicidad de sus familiares y amigos. Que la bendición de Dios alcance no solo a los curados sino a sus familias con motivo de esta contingencia. Así está sucediendo en muchos casos para alegría nuestra y gloria de dios.

¿Y los enfermos que ya han muerto y que quizás no supimos ayudarles o no pudimos hacerlo debidamente? Rezaremos también por ellos porque para Dios todos los tiempos son presentes. Podemos orar por ellos, pensando en lo que sufrieron, y la agonía que tuvieron, previa a su encuentro definitivo con Dios. Él escuchará nuestra oración y dará el descanso eterno a nuestros difuntos, y a nosotros el consuelo, la reconciliación y la paz del corazón.

Para conocer algo más a san Ezequiel y motivarnos en la oración, reproducimos algunos rasgos biográficos con dos milagros obrados por san Ezequiel, y finalmente ofrecemos una novena breve.

Datos biográficos

San Ezequiel Moreno nació en Alfaro, La Rioja, España, en 1848. Profesó en la Orden de Agustinos Recoletos y terminó los estudios eclesiásticos en Filipinas. Se ordenó sacerdote en 1871 y ejerció allí el ministerio durante quince años.

Volvió a España, y a los tres años pasó a Colombia como superior en 1889. Renovó las comunidades religiosas. Trabajó varios años en Bogotá y restauró las misiones de Casanare, de las que fue nombrado primer Vicario y Obispo.

En 1896 se le confió la diócesis de Pasto. Aquejado por un cáncer al paladar viaja a España en diciembre de l905. En Madrid se somete a dos operaciones, en febrero y marzo de 1906. Sin poder atajar el mal, en mayo se retira al convento de Monteagudo, Navarra, donde fallece el 19 de agosto del mismo año.

Fue beatificado en noviembre de 1975, en Roma, y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 11 de octubre de 1992 en Santo Domingo, República Dominicana, dentro de las celebraciones de los 500 años de la Evangelización de América.

Se destacó toda su vida por la observancia religiosa, el apostolado con los enfermos, su espíritu misionero, la dirección espiritual y por su generosidad con los pobres. Su fiesta se celebra el 19 de agosto.

Milagros aprobados en Roma

Pasto, Colombia: Carmela Jurado, hallándose en estado casi agónico con cáncer en la garganta y el paladar, se curó repentinamente en la noche del 11 de febrero de 1947, por intercesión del obispo Ezequiel Moreno. Este hecho portentoso sirvió para la beatificación.

Buesaco, Nariño, Colombia: María de Jesús Ñáñez, operada de cáncer en la pierna derecha y con metástasis en el seno izquierdo, se curó también milagrosamente en la noche del 18 de julio de 1986, por intercesión de san Ezequiel. La aprobación de este nuevo milagro dio paso a la canonización.

Estos dos milagros son los que avalan a san Ezequiel como ejemplo e intercesor en toda la Iglesia y para siempre. Por eso, podemos y debemos recurrir a Dios, a través de los santos y en particular de nuestro protector, para que siga realizando milagros de salud física y espiritual en favor de sus hijos que así lo imploren, porque Dios quiere que todos tengamos vida en abundancia por su Hijo Jesucristo, nuestro salvador.

Con esa fe y convicción recurrimos a san Ezequiel para que Dios siga multiplicando su gracia y bendiciones para bienestar físico y espiritual de sus hijos en toda la Iglesia y en todos los tiempos. Amén.

DÍA TERCERO, 21 de abril de 2020

«Dios me dio un don inapreciable al llamarme a la vida religiosa»

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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Aquí me tienes, Dios mío y Padre mío, en tu presencia. Humildemente te pido perdón de todas mis culpas y la gracia de perseverar en tu santo servicio hasta la muerte. Deseo durante estos nueve días recordar las virtudes de san Ezequiel Moreno para renovar mi fe y mi entrega a ti, mi Señor.

Por intercesión de san Ezequiel, te ruego escuches mis ruegos y me concedas la gracia especial que te pido en esta novena: muy especialmente la salud física y espiritual de los enfermos del coronavirus que te encomiendo con toda mi alma, cuyos nombres pronuncio en tu presencia, N. y N…

Finalmente, te encomiendo a todos los enfermos, a los que sufren de cáncer, que también padeció san Ezequiel; y en particular a los enfermos terminales, para que la Virgen María nuestra Madre, su esposo san José, y tus santos ángeles los asistan en su agonía y les alcancen de Dios una santa muerte. Por Jesucristo nuestro Señor.- Amén.

DÍA 3º.-

Ordenado sacerdote y después obispo, san Ezequiel se consagró con todas sus fuerzas al ministerio sagrado: predicación del Evangelio, asistencia al confesionario y dirección espiritual, visita a los enfermos y atención a los más necesitados. A imitación de san Agustín, pastor de almas, destacó por su entrega al cuidado y orientación pastoral de los fieles.

(Pausa de reflexión y oración)

Te pedimos, Señor, en este día por las vocaciones religiosas y sacerdotales. Suscita operarios para tu viña, dales la perseverancia y bendice su apostolado con frutos de santidad en tu Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor.- Amén.

(Pídase la gracia especial que se desee alcanzar en esta novena: Sobre todo, la curación física y espiritual de los enfermos del coronavirus).

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

San Ezequiel Moreno, ruega por nosotros.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Padre y Señor nuestro: la oración devota y confiada, y la certeza de la intercesión de san Ezequiel, protector de los enfermos, son para mí un remanso de paz y de consuelo en estas penas y preocupaciones que me afligen por esta pandemia.

Tú, que eres el único bueno y compasivo, atiende a mis ruegos por los hermanos enfermos, tus hijos preferidos, aquejados del coronavirus. Tú sabes cuánto los queremos sus familiares y amigos, y cuánto los necesitan en el hogar. Ten piedad de nosotros, Señor, y dales a nuestros enfermos, por la intercesión de san Ezequiel, la salud de alma y cuerpo que ellos también esperan y desean.

Finalmente, te ruego que el ejemplo de san Ezequiel me estimule siempre hacia el bien y que no me falte nunca su protección amorosa. Te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor.- Amén.


Novena a Santa Rita de Casia (5), 17.5.21

May 17, 2021


DÍA QUINTO

RITA, VIUDA CRISTIANA

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1. Señal de la cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro; en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Acto de contrición

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

3. Oración preparatoria para todos los días

Señor y Dios nuestro, admirable en tus Santos. Venimos a ti, el único Santo, atraídos por el ejemplo de Rita, tu hija predilecta. Nos encomendamos a su poderosa intercesión y queremos imitar su vida de santidad.

Pues tú nos mandaste: “Sean santos porque Yo soy santo”. A la vez, tu Hijo nos ordenó: “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”.

Padre de bondad, concédenos poder contemplar durante esta novena con gran admiración y devoción las maravillas que obraste en tu sierva Rita.

Hoy nos unimos a todos los devotos de santa Rita para darte gracias por los ejemplos de santidad que en ella nos dejaste. Concédenos imitarla en la tierra, para que así podamos alabarte con santa Rita y con todos los santos para siempre en el cielo.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

4. Datos biográficos o ejemplos de vida

Rita queda sola en el mundo sin padres, sin esposo y sin hijos. En la más completa soledad, santa Rita no sólo afronta con entereza y alegría estos reveses de la vida sino que, apareciendo digna y segura, se dedica celosamente a reconciliar a los bandos rivales suscitados por la muerte de su esposo.

Sus hijos no eran los únicos que no podían perdonar. Rita tuvo que pacificar a sus parientes y amigos de Fernando que guardaban rencor y hasta deseaban vengarse de los asesinos. Además en Rocaporena y en Casia eran frecuentes, casi endémicas, las peleas, rivalidades, venganzas entre familias y clases sociales.

Su esposo había muerto víctima de estos conflictos. Rita logró poner armonía entre enemigos, a fuerza de paciencia, oración, humildad y perseverancia.

Libre de los deberes hogareños, se dedicó con mayor entrega e intensidad a las prácticas religiosas de amor a Dios, recluyéndose en una ermita cercana a su casa. Allá pasaba mucho tiempo en oraciones y penitencias, a veces noches enteras, a imitación de Cristo, y siguiendo los consejos de san Pablo a las viudas cristianas.

Por el día se dedicaba a la práctica de las obras de misericordia: visitar a los enfermos, auxiliar a los pobres, reconciliar a los enemistados, enseñar la religión a los niños, acoger a los necesitados, aconsejar a madres y viudas con problemas familiares.

Durante esta experiencia de viudedad, resurge en Rita el deseo de su adolescencia: ingresar al convento para vivir totalmente dedicada al Señor. Dice la historia que por tres veces solicitó a las madres agustinas del convento de Santa María Magdalena de Casia ingresar a la comunidad, y por tres veces fue rechazada su solicitud.

Rita no pierde la paz por esta contrariedad. Sencillamente, sigue encomendando al Señor todo cuanto le sucede en la vida. Busca en todo cumplir su voluntad y entender sus caminos: vive sumisa y obediente, en silencio.

Así se lo pedía al Señor una noche de vigilia orando sin interrupción, cuando recibió la respuesta del cielo de una forma milagrosa: sus santos patrones, san Juan Bautista, san Agustín y san Nicolás, la transportaron al convento dejándola dentro de su recinto, en el coro; la comunidad, ante el hecho milagroso, acepta a Rita como postulante a la vida religiosa.

5. Lecturas bíblicas y agustinianas

En el Antiguo Testamento, la viuda aparece como la preferida del Señor, juntamente con el huérfano y el pobre.

Frecuentemente Dios aparece como el defensor de la viuda y de los huérfanos, su protector. La viuda personifica el ser más indigente y a la vez el más explotado o injustamente tratado por los humanos.

Por eso la Ley manda: No harán daño a la viuda, ni al huérfano. Si ustedes lo hacen, ellos clamarán a mí y yo escucharé su clamor, se despertará mi enojo y a ustedes los mataré a espada; viudas quedarán sus esposas, y huérfanos sus hijos (Éxodo 22, 22-24).

Dice Deuteronomio 10, 17-18: Yahvé es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, el Dios fuerte y temible. Cuando juzga, da un trato igual a todos, no se deja comprar con regalos. Hace justicia al huérfano y a la viuda y ama al forastero, dándole pan y vestido.

Y el Salmo 146, 9: El Señor da protección al forastero y mantiene a los huérfanos y viudas.

En la historia sagrada Dios se vale frecuentemente de las viudas para llevar a cabo su plan de salvación. Así, en el primer libro de los Reyes, 17, 8-16: “Levántate, anda a Sarepta, pueblo que pertenece a los sidonios y permanece allí, porque he ordenado a una viuda que te dé comida”. Se levantó, pues, y se fue a Sarepta.

Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que recogía leña. Elías la llamó y le dijo: “Tráeme, por favor, un poco de agua en tu cántaro para beber”. Cuando ella iba a traérselo, la llamó desde atrás: “Tráeme también un pedazo de pan”.

Ella le respondió: “Por Yahvé, tu Dios, no tengo ni una torta; no me queda nada de pan, sólo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en un cántaro. Estoy recogiendo un par de palos para el fuego e irme a casa a preparar esto para mí y mi hijo. Cuando lo hayamos comido, no nos quedará más que esperar la muerte”.

Elías le dijo: “No temas, anda a tu casa a hacer lo que dijiste. Pero primero hazme un panecito a mí y tráemelo y después te lo haces para ti y tu hijo. Porque así dice Yahvé, Dios de Israel: No se terminará la harina de la tinaja y no se agotará el aceite del cántaro hasta el día en que Yahvé mande lluvia a la tierra”.

Ella se fue hizo lo que Elías le había dicho y tuvieron comida, ella, Elías y el hijo. La harina de la tinaja no se agotó, ni disminuyó el aceite del cántaro, según lo que había prometido Yahvé por medio de Elías.

La viuda, al quedar libre de compromisos humanos, se consagra al Señor y desea vivir en su santo Templo, como leemos en el Salmo 23, 1.4-6:

El Señor es mi pastor, nada me falta. Aunque pase por quebradas muy oscuras, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen. Me acompaña tu bondad y tu favor mientras dura mi vida; mi mansión será la Casa del Señor por largo, largo tiempo.

En el Salmo 84, 2-6.11.13, leemos:

¡Qué amable es tu morada, oh Señor de los cielos! Mi alma suspira y sufre por estar en tus atrios. Mi corazón y mi carne lanzan gritos con anhelo de ver al Dios viviente. Aun el pajarillo encuentra casa, y la alondra su nido para sus pequeñitos: tus altares, Dios de los ejércitos, mi Rey y mi Dios.

Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar. Dichosos los que en ti encuentran sus fuerzas y les gusta subir hasta tu templo. Vale por mil un día en tus portales; por eso yo prefiero el umbral de la casa de mi Dios antes que la morada del impío. Señor, Dios de los cielos, feliz el que en ti pone su confianza.

La profetisa Ana, viuda, empalma la espiritualidad del Antiguo Testamento con la del Nuevo, y confiesa al Mesías:

Había también una mujer de edad muy avanzada, llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Tenía ochenta y cuatro años. Después de siete años de casada, había perdido muy joven a su marido y, siendo viuda, no se apartaba del Templo, sirviendo día y noche al Señor, con ayuno y oraciones.

Ella también tenía don de profecía. Llegando en ese mismo momento, comenzó a alabar a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén (Lucas 36, 38).

Según san Lucas, Cristo valora el sacrificio de la viuda, comprendiendo su dolor y exaltando su perseverancia:

Jesús estaba observando y vio cómo los ricos depositaban sus ofrendas para el templo; vio también a una viuda pobrísima que echaba dos moneditas.

Y dijo Jesús: “Créanme que esta pobre viuda depositó más que todos ellos. Porque todos dan a Dios de lo que les sobra. Ella, en cambio, tan indigente, echó todo lo que tenía para vivir” (Lucas 21, 1-4).

Otro pasaje evangélico aleccionador: Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar a un hijo único, cuya madre era viuda. Una buena parte de la población seguía el funeral.

Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Después se acercó hasta la camilla. Los que la llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: “Joven, te lo mando: levántate”. Y el muerto se sentó y se puso a hablar.

Y Jesús se lo devolvió a su madre (Lucas 7, 12-19).

La viuda, que no es tenida en cuenta: En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaba nadie. En esa misma ciudad había una viuda que venía donde él a decirle: “Hágame justicia contra mi adversario”.

El juez no le hizo caso durante un buen tiempo. Pero al final pensó: “Aunque no temo a Dios y no me importa nadie, esta viuda me molesta tanto que le voy a hacer justicia; así, ya no volverá a romperme la cabeza”.

Y el Señor dijo: “¿Se han fijado en las palabras del juez malo? Ahora bien, ¿Dios no les hará justicia a sus elegidos si claman a Él día y noche, mientras Él demora en escucharlos?

Todo lo contrario, pues les aseguro que Dios hará justicia en favor de ellos y la hará pronto. ¿Pero cuando venga el Hijo del Hombre, hallará fe en la tierra?” (Lucas 18, 2).

En el capítulo 5 de la primera carta a Timoteo, san Pablo da sabias recomendaciones acerca de la viudez. Sólo reproducimos el versículo 5:

La verdadera viuda, que realmente queda sola, pone en Dios su esperanza, dedicando sus días y sus noches a la oración y a las súplicas.

En otro lugar, se permite san Pablo recomendar a la viuda que no se case de nuevo: La mujer está ligada mientras vive su marido. Si éste muere, ella queda libre de casarse con quien desee, siempre que sea un matrimonio cristiano.

Pero será más feliz si permanece sin casar según mis consejos. Y pienso que yo también tengo el Espíritu de Dios (1 Corintios 7, 25-40).

San Agustín reconoce la obra de Dios en su madre, santa Mónica: “Todos los que la conocían la alababan, y a todos nosotros nos cuidó como si a todos nos hubiese engendrado y nos sirvió como si de todos fuera hija”.

A continuación narra san Agustín el éxtasis de Ostia y concluye: “En el curso de nuestra plática dijo ella:

‘Hijo, por lo que atañe a mí, ninguna cosa me deleita en este mundo; no sé qué más haré yo aquí, ni por qué estoy aquí todavía, consumada toda esperanza de este siglo. Una sola cosa había por la que yo deseaba detenerme en la vida y era la de verte cristiano católico antes que muriese. Con creces ha realizado Dios mi deseo.

Si ya te veo siervo suyo con desdén de la felicidad terrena, ¿qué hago yo aquí?’ Después de unos cinco días no más, cayó enferma de fiebre y al noveno día de su enfermedad, a los 56 de su edad y a más de 33 de la mía, aquella alma religiosa y buena fue separada de su cuerpo” (Confesiones, Lib. 9, 9-11).

6. Consideraciones bíblico-teológicas

Parece claro el paralelismo entre Mónica y Rita. Mónica, culminada su peregrinación en el mundo, se va al cielo. Rita, habiendo concluido sus deberes familiares en este mundo, no se va al cielo pero sí muere al mundo y entra en el convento, y se transforma en señal viviente del Reino de Dios, presente ya en este mundo.

Las viudas son la personificación de la debilidad humana. Por eso, han de ser las preferidas y privilegiadas en la atención pastoral de la Iglesia. Ellas, por su parte, necesitan como nadie de la fe y el consuelo de Dios. Su vida será un constante milagro del poder de Dios.

Son personas especialmente llamadas a la santidad, pues sólo con Dios podrán afrontar los reveses de la vida. Dios será para ellas su refugio y su fuerza, la razón de su vida; Dios será para ellas como un esposo y el padre de sus hijos; por eso están llamadas a la máxima creatividad y madurez humana y cristiana.

Ciertamente que pueden casarse de nuevo, pero “en el Señor”. En muchos casos puede parecer hasta recomendable y por tanto querida por Dios esta nueva unión. A veces las viudas, por experiencias negativas en su vida matrimonial anterior, por miedo y hasta por egoísmo, rechazan de plano la idea de contraer nuevo matrimonio.

Es comprensible su reacción, pero también es preciso ayudarlas a buscar sinceramente la voluntad de Dios, pensando en su bien integral, en su futuro, y en el bien de los hijos, a los que podrían ofrecer otro verdadero padre.

Parece oportuno abrirles nuevos horizontes, a fin de que entiendan que podrían vivir otra experiencia matrimonial, siempre por fe y en el amor del Señor; experiencia más feliz, incluso que la primera, y hasta más fecunda… en el Señor.

Pero también es justo que la viuda, incluso por fidelidad a su esposo difunto, se consagre al Señor buscando en Él su fortaleza. Dios sería para ella mucho más que cualquier esposo y ella sería su esposa, padre y madre para sus hijos.

Con tal estilo de vida, la viuda cristiana se constituye en un signo elocuente del Reino. En medio de la Iglesia, su consagración a Dios, y por Él a su hogar, se parece a la consagración de los religiosos.

Efectivamente, la viuda cristiana expresa el quebrantamiento de la sabiduría del mundo, la de aquellos que creen de todo punto necesario el matrimonio, la vida conyugal, la realización afectiva y sexual.

La viuda opta por lo único necesario, haciendo del Señor su herencia y su contento, y así el estado de viudedad recuerda a los creyentes, a toda la Iglesia, el carácter relativo de las legítimas ventajas de la vida matrimonial, de la compensación afectiva, etc. Todo es relativo frente a lo absoluto del Reino.

Las viudas, consagradas a Dios y a sus deberes familiares, nos recuerdan a todos los cristianos que debemos poner nuestro contento en el Señor y no en las cosas del mundo por más justas y razonables que sean, y por más que parezcan recomendadas por los humanos, aun por pretendidas razones científicas o de experiencia. Todo es medio para alcanzar lo único necesario.

De ahí que nuestra vida en este mundo se justifica como peregrinación hacia el Reino. No importa gran cosa estar casado o soltero, o viudo; no importa vivir mucho o poco tiempo, estar sano o enfermo. Lo que importa es que sirvamos a Dios buscando en todo su gloria y el servicio de los hermanos.

Eso es lo que debe motivarnos como creyentes para seguir viviendo en este mundo. Cuando hayamos cumplido con los nuestros, llevándolos a Dios, podremos exclamar con santa Mónica: “¿Qué hago yo aquí en este mundo, para qué voy a permanecer todavía aquí?”

San Pablo nos lo recuerda bien claramente: Si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor. Y tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor (Romanos 14, 8).

San Martín de Tours mostraba así su abnegación pastoral: “Si todavía soy útil a vosotros, no rehúso el esfuerzo de seguir viviendo”.

San Pablo nos confiesa sus sentimientos al respecto: Sinceramente para mí, Cristo es mi vida, y morir es una ventaja. Estoy apretado por los dos lados: por una parte, desearía partir y estar con Cristo, lo que sería, sin duda, mucho mejor; pero a ustedes les es más provechoso que yo permanezca en esta vida; esto me convence: seguramente quedaré y permaneceré con todos ustedes para que puedan progresar y alegrarse en su fe (Filipenses 21, 25).

Por tanto, el creyente se experimenta como propiedad de Dios, vive liberado de sí mismo. Ágil para cumplir la voluntad de Dios, siempre en camino hacia “todo aquello que Dios disponga”, sea lo que fuere. Vive, por tanto, en este mundo pero sin ser del mundo; habita permanentemente en el templo de Dios, como la profetisa Ana, Mónica o Rita.

7. Peticiones o plegaria universal

Presentemos a Dios nuestras peticiones implorando que nos inspire el Señor sentir y actuar como lo hizo santa Rita en toda su vida.

1. Señor, que te has revelado a los hombres,
– por la intercesión de santa Rita, muéstranos tu rostro, aumentándonos la fe en tu palabra de verdad, y nuestro amor a tu Hijo Jesucristo.

Invitación: Roguemos al Señor.
Respuesta: Te lo pedimos, Señor.

2. Señor, tu sierva santa Rita conservó la paciencia en medio de tantas pruebas y tribulaciones;
– haz que en nuestra vida no seamos jamás motivo de molestia, o irritación para los demás.

3. Señor, que te glorificaste en la vida familiar de santa Rita, utilizándola como instrumento de salvación para su esposo y sus hijos;
– haz que nosotros seamos colaboradores tuyos en la salvación de los hombres, comenzando por nuestros propios hogares, comunidades religiosas o eclesiales.

4. Señor, que concediste a santa Rita la constancia de llamar a las puertas del monasterio hasta ser admitida como religiosa;
– haz que aprendamos el valor del sacrificio y el de la perseverancia en todas las circunstancias de nuestra vida.

5. Señor, que moviste a santa Rita para que prefiriese la muerte de sus hijos a verlos manchados por el pecado del odio y de la condenación eterna,
– enséñanos a perdonar a nuestros enemigos y a vivir en paz con todo el mundo, para que así podamos gozar nosotros mismos de tu paz y bendición.

6. Señor, que diste a santa Rita la paz y la tranquilidad en el monasterio después de tantas penas como había sufrido,
– suscita muchas vocaciones a la vida religiosa, donde muchos hijos tuyos alcancen lo único necesario y adelanten el Reino a este mundo.

7. Pídase y formúlese ante el Señor la gracia específica que se desea obtener por la intercesión de santa Rita en esta novena.

8. Señor, que por tu resurrección venciste a la muerte y permitiste que Rita participara de tu victoria,
– concede la vida eterna a todos los fieles difuntos y en particular a los devotos de santa Rita.

Peticiones específicas para este día

9. Oh Dios, bien supremo y lo único necesario,
– concédenos buscarte siempre y en todo, relativizando todas las demás cosas.

10. Oh Dios, defensor y consolador de viudas, protector de huérfanos,
– mira benevolente a todos los hogares humanamente incompletos y permíteles gozar de tus paternales cuidados.

Oración conclusiva

Dios Todopoderoso, que te dignaste conceder a santa Rita amar a sus enemigos y llevar en su corazón y en su frente la señal de la pasión de tu Hijo, concédenos, siguiendo sus ejemplos, considerar de tal manera los dolores de la muerte de tu Hijo que podamos perdonar a nuestros enemigos, y así llegar a ser en verdad hijos tuyos, dignos de la vida eterna prometida a los mansos y sufridos.

Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

8. Padre Nuestro, Ave María y Gloria (tres veces)

9. Oración final para todos los días

Oh Dios y Señor nuestro, admirable en tus santos, te alabamos porque hiciste de santa Rita un modelo insigne de amor a ti y a todos los hombres.

El amor fue el peso de su vida que la impulsó, cual río de agua viva, a través de todos los estados de su peregrinación por este mundo, dando a todos ejemplo de santidad, y manifestando la victoria de Cristo sobre todo mal.

Ella meditó continuamente la Pasión salvadora de tu Hijo y compartió sus dolores “completando en su carne lo que faltaba a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia”.

Aleccionada en su interior por la consolación del Espíritu Santo, Rita se convirtió en ejemplo de penitencia y caridad, experimentando continua y gozosamente, cómo la cruz del sufrimiento conduce a la alegría verdadera y a la luz de la resurrección.

De esta manera, se convirtió en instrumento de salvación al servicio del Dios providente, para bien de todos los hombres, sus hermanos, sobre todo en su propio hogar, en su familia, y finalmente en la comunidad agustiniana y en tu Iglesia.

Te damos gracias, oh Padre de bondad, fuente de todo don, y te bendecimos por las maravillas obradas en la vida de santa Rita de Casia, tu sierva. A la vez, te imploramos ser protegidos por su poderosa intercesión, de todo mal, llegando a cumplir tu voluntad en todas las circunstancias de nuestra vida, de acuerdo a los ejemplos de santidad que Rita nos dejó.

Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

10. Gozos a santa Rita

CORO

Tú que vives de amor,
y en el amor te recreas,
bendita por siempre seas,
dulce esposa del Señor.

ESTROFAS

1. Cual del ángel la belleza
difunde luz celestial,
exhalaba su pureza
tu corazón virginal.
Danos guardar esa flor,
que es la reina de las flores,
y ponga en ella su amor
el Dios de santos amores.

2. Santa madre, santa esposa,
en las penas y amarguras
brindaba tu amor dulzuras,
como fragancias las rosas.
Trocando en templo tu hogar
buscaste en Dios el consuelo:
almas que saben amar
hacen de un hogar un cielo.

3. Como esposa del Señor
con alma de serafín,
en tu amor ardió el amor
del corazón de Agustín.
Amor que Dios galardona
y en prenda de unión divina,
brota en tu frente una espina
y una flor en su corona.

11. Himno a santa Rita de Casia

Gloria del género humano,
Rita bienaventurada,
sed nuestra fiel abogada (tres veces)
cerca del Rey soberano.

Nido de castos amores,
fue tu corazón sencillo,
claro espejo, cuyo brillo
no hirieron negros vapores.
Haz que nunca amor profano
tenga en nuestro pecho entrada.

Gloria del género humano…

NOTA: Los contenidos de esta Novena a Santa Rita están tomados, con la debida autorización, del librito publicado por Ed. Paulinas, Lima 2015. Asociación Hijas de San Pablo, Lima, Perú.


Maná y Vivencias Cuaresmales (43), 31.3.21

marzo 31, 2021

Miércoles Santo

Sugerencia:

Preparación para recibir el sacramento de la Reconciliación. Se ofrecen orientaciones para la Confesión al final de esta entrada.

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¿Cuánto vale Jesús, El Señor, para ti? ¿En cuánto lo tasas?

Antífona de entrada: Filipenses 2, 10.8.11

Al nombre de Jesús, doble la rodilla todo cuanto hay en el cielo, en la tierra y en los abismos, porque el Señor se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso, el Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre.

Oración colecta

Oh Dios, que para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA: Isaías 50, 4-9

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.

El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.

Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?

SALMO 68, 8-10. 21-22. 31. 33-34

¡Señor, Dios mío, por tu gran amor, respóndeme!

Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.

La vergüenza me destroza el corazón, y no tengo remedio. Espero compasión y no la encuentro, en vano busco un consuelo: pusieron veneno en mi comida, y cuando tuve sed me dieron vinagre.

Así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias; que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos.

Aclamación antes del Evangelio:

¡Salve, Rey nuestro! Sólo tú te has compadecido de nuestros errores.

O bien:

¡Salve, Rey nuestro, obediente al Padre! Fuiste llevado a la crucifixión, como un manso cordero a la matanza.

EVANGELIO: Mateo 26, 14-25

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me darán si se lo entrego?

Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: ¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?

Él respondió, vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: ‘El Maestro dice, se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’.

Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: Les aseguro que uno de ustedes me entregará.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: ¿Seré yo, Señor?

Él respondió: El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ése me va a entregar.

El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquél por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!. Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: ¿Seré yo, Maestro? Tú lo has dicho, le respondió Jesús.

Antífona de comunión: Mateo 20, 28

El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.

VIVENCIAS CUARESMALES

Me levantaré, volveré junto a mi padre y le diré: He pecado

43. MIÉRCOLES SANTO

TEMA: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el cielo, en la tierra, en el abismo-, porque el Señor se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz; por eso Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Reza con todo fervor, unción y agradecimiento la Oración Colecta:

Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

Los pasos del siervo son decididos, el Señor le da fuerzas. Isaías 50, 4-9: “Tengo cerca mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿quién es mi rival? Que se acerque”.

Aclamación: Salve, Rey nuestro, solamente tú te has compadecido de nuestros errores. Gracias, Señor, pues tú eres el único que me entiende y me toma en serio. Mil gracias, Señor. Tú seas bendito. Amén.

Sin embargo, él no recibe el mínimo de comprensión y consolación de nuestra parte: Espero compasión y no la hay (Salmo 68, 8 34).

Terrible pecado el de Judas, y pensar que Jesús lo eligió con amor de predilección y durante días, meses y años lo siguió embelesado y hasta le confiaron un servicio delicado en el grupo de los discípulos: administración de las limosnas de la bolsa común.

Pero Judas comenzó a falsearse en pequeños asuntos, en detalles insignificantes, y se fue haciendo mañoso; y el que falló en lo poco se fue haciendo indigno de lo grande, y llegó hasta lo impensable, lo inaudito.

Quién lo iba a decir, si eran nimiedades. Y sin embargo, el fallo final es muy severo: “más le valdría no haber nacido”.

Escuchemos el relato evangélico. Piensa en tu honestidad, ante tu propia conciencia, ante Dios. ¿A qué das importancia? En cuestión de amor todo tiene su importancia; nada es despreciable. Es muy peligroso comenzar a trampear, porque no sabemos hasta dónde nos puede conducir la mala costumbre, el habituarnos a la mentira y la falsedad.

Repite hoy una y otra vez la oración sobre las ofrendas, pídelo de corazón: “Que consigas todos los frutos de la pasión de Cristo”. Comienza por escuchar reverentemente la descripción de sus padecimientos: 1era. lectura.

Con la oración postcomunión pide “sentir profundamente” la salvación, experimentar. Que toda tu persona quede marcada, seducida por el Señor. Que puedas decir con Job: Antes te conocía de oídas, ahora te han visto mis ojos. Lo que aprovecha es el Espíritu, la carne no sirve de nada; si no naces de arriba no puedes ver el reino de Dios.

PREPARACIÓN PARA TU RECONCILIACIÓN INTEGRAL Y, POR TANTO, SACRAMENTAL

CONFESIÓN SACRAMENTAL

¿Cuál es la razón profunda de esta praxis eclesial de confesar también los pecados leves o veniales? La razón está, por un lado, en una vivencia gradual cada vez más intensa de la gracia del Bautismo. Un irnos conformando continuamente a la muerte de Cristo, para que se manifieste en nosotros la vida de Cristo.

Con ello el penitente se toma en serio el carácter combativo de la vida cristiana: el esfuerzo cristiano por alcanzar la salvación, pues el Reino de Dios exige entrega y laboriosidad de nuestra parte.

La segunda razón para recomendar la práctica frecuente del sacramento de la penitencia, sin pecados graves, la expresa de este modo Juan Pablo II:

“Hay que subrayar el hecho de que la gracia propia de la celebración sacramental tiene una gran virtud terapéutica y contribuye a quitar las raíces mismas del pecado”(Reconciliación y Penitencia 32).

EL ARREPENTIMIENTO

¿Qué es el arrepentimiento? No significa sólo que una persona reconozca haber actuado mal, y que anhele reparar el mal hecho, asumiendo responsablemente las consecuencias de pecado. Arrepentimiento no es solamente tener voluntad de mejorar. El arrepentimiento no se agota en esto. Es mucho más.

Arrepentirse significa apelar al Dios viviente. Dios es el único santo, inaccesible y que no transige ante la injusticia; pero, a la vez, es el Amor y el Creador, capaz no sólo de dar origen al hombre para que exista, sino de algo incomparablemente más hermoso: recrear, hacer nueva en toda su belleza original, la persona humana manchada por la debilidad y la culpa.

El arrepentimiento es un clamor que se hace al misterio más profundo del poder creador de Dios. Con la verdad de sus hechos se presenta el hombre ante Dios para decirle:

“Señor, confieso mi culpa. Acepto tus juicios. Estoy delante de ti y me declaro reo. Quiero que ganes en el juicio y que tu voluntad prevalezca sobre la mía porque yo sé que tú eres el único santo. Te amo con todo mi ser. Tú tienes toda la razón, aunque sabes que soy de barro. Contigo me juzgaré a mí mismo. Pero tú eres amor y apelo a tu compasión. No pretendo, Señor, de ninguna manera, sustraerme al rigor de tu justicia, porque tú eres siempre gracia y misericordia”.

Es decir, al hombre le toca arrepentirse, a Dios tener misericordia. Es un misterio en que se relacionan dos vidas para realizar una vida única de santidad: la vida del Dios amoroso que perdona y la vida del hombre creyente, capaz de arrepentirse.

Por eso, el arrepentimiento es un don de Dios. Yo, arrepintiéndome de mis pecados, no sólo no le oculto nada a Dios sino que vuelvo a la vida, me siento nuevo, y recomienzo. Casi diría, me rehago de nuevo.

Cuanto estamos expresando es un misterio grande que únicamente el Dios viviente nos puede hacer comprender y, sobre todo, experimentar.

PERDÓN DE DIOS

En el perdón, Dios continúa la creación, sigue atrayendo al hombre hacia sí y hacia su creación, con la intención de que se sumerja en lo inefable de su fuerza viviente y vivificadora.

Más todavía, Dios introduce al hombre en el misterio de su poder creador, que no es únicamente dar la vida a lo que no existe sino hacer inocente lo que ha sido culpable. Se realiza entonces una nueva creación: Dios introduce al hombre y su pecado dentro de sí mismo, en un misterio de amor inefable.

De allí el hombre sale nuevo e inocente. Dios ya no tiene que quitar su vista de este hombre, porque su culpa no existe. Tampoco nuestra conciencia tiene necesidad de desviar su mirada de nuestra persona porque la culpa ya no existe.

LA EXPERIENCIA DEL PERDÓN DE DIOS

Esta experiencia supone todo un proceso de conversión y vivificación. “Si nos acusa el corazón, Dios es más grande que nuestro corazón, y él lo sabe todo” (1 Juan 3, 20). El texto habla de una “acusación del corazón”, que parece no referirse únicamente a lo que diga la razón (“En esto fallaste”), o a lo que diga la conciencia (“En esto pecaste”).

Ambas acusaciones pesan mucho sobre el hombre. Pero la acusación del corazón pesa más todavía: Es algo que viene de las raíces de la vida. Es la vida misma la que te acusa diciendo: “Has sido injusto conmigo”.

Y en esta acusación late la tristeza de la juventud perdida; es también la sensación de haber perdido algo que ya no se puede recuperar; es el amor que no ha llegado a plenitud y que nos produce dolor; palpita igualmente la inquietud de una desolación indecible porque la vida reclama a gritos lo infinito, y pasa irremediablemente veloz.

Pero quien realmente y en el fondo nos acusa cuando el corazón acusa es Dios mismo. Es a él a quien hemos ofendido con nuestro pecado. Hemos ofendido la tierna y sana vida que él ha despertado en nuestro corazón. Hemos defraudado la sagrada confianza que él había establecido con sus hijos.

Así aparece el pecado en el Salmo 50. Es a una persona a la que hemos ofendido, a un Padre, que espera todos los días por si el hijo vuelve, al que llena de besos, a pesar de que quizás no vuelve muy arrepentido, sino más bien por interés.

Pero Dios es más grande que nuestro corazón. Si san Juan hace en su primera carta esta afirmación es que ahí está el remedio.Todo el bien que se haya podido perder es grande, pero Dios es todavía más grande.

El amor que ha sufrido una injusticia pesa muchísimo, pero Dios es un mar sin confines y en él se hace liviano lo pesado, por más grande que sea. Es muy grande la injusticia hecha a la vida por nuestros pecados, pero Dios es la vida, la gracia, el dador de la vida. Él es más que todo.

Por eso, Dios en el perdón de los pecados nos dice: Dales a estas cosas toda la seriedad que quieras, pero es a mí, tu Dios, al que le toca medirlas. Y sucede lo que siempre sucede cuando Dios se pone al frente de sus criaturas: que se esclarecen ellas mismas porque pierden lo que en ellas mismas había de limitación. Pero en Dios todo llega a su plenitud. Porque “él lo sabe todo”.

Este saber es tan luminoso como el sol y deja ver en su verdad la existencia de las cosas. Es un saber hondo como el mar. En él se hunde todo, y él lo abarca todo en su inmensidad. Es como el amor en el que se resuelven todas las cosas, pues “Dios es Dios”. “Yo soy Dios, el Viviente”. Ésta es la respuesta para todo y que lo abarca todo.

¡Quiera Dios concedernos la gracia de conocer verdaderamente quién es él!

San Agustín pedía: “Conózcame a mí, conózcate a ti”. “Tú, Señor, cancelaste todos mis malos merecimientos, para no tener que castigar a estas manos mías con las que me alejé de ti. Previniste todos mis méritos buenos para premiar a tus manos, con las que me hiciste” (Confesiones 13, 1).


De las instrucciones de san Doroteo, abad
La causa de toda perturbación consiste en que
nadie se acusa a sí mismo.

Tratemos de averiguar, hermanos, cuál es el motivo principal de un hecho que acontece con frecuencia: A saber, que a veces uno escucha una palabra desagradable y se comporta como si no la hubiera oído, sin sentirse molesto, y en cambio, otras veces, así que la oye, se siente turbado y afligido. ¿Cuál, me pregunto, es la causa de esta diversa reacción?

¿Hay una o varias explicaciones? Yo distingo diversas causas y explicaciones y sobre todo una, que es origen de todas las otras, como ha dicho alguien: “Muchas veces esto proviene del estado de ánimo en que se halla cada uno”.

En efecto, quien está fortalecido por la oración o la meditación tolerará fácilmente, sin perder la calma, a un hermano que lo insulta. Otras veces soportará con paciencia a su hermano porque se trata de alguien a quien profesa gran afecto.

A veces también por desprecio, porque tiene en nada al que quiere perturbarlo y no se digna tomarlo en consideración, como si se tratara del más despreciable de los hombres, ni se digna responderle palabra, ni mencionar a los demás sus maldiciones e injurias.

De ahí proviene, como he dicho, el que uno no se turbe ni se aflija, si desprecia y tiene en nada lo que dicen. En cambio, la turbación o aflicción por las palabras de un hermano proviene de una mala disposición momentánea o del odio hacia el hermano.

También pueden aducirse otras causas. Pero si examinamos atentamente la cuestión, veremos que la causa de toda perturbación consiste en que nadie se acusa a sí mismo.

De ahí deriva toda molestia y aflicción, de ahí deriva el que nunca hallemos descanso; y ello no debe extrañarnos, ya que los santos nos enseñan que esta acusación de sí mismo es el único camino que nos puede llevar a la paz.

Que esto es verdad, lo hemos comprobado en múltiples ocasiones; y nosotros, con todo, esperamos con anhelo hallar el descanso a pesar de nuestra desidia, o pensamos andar por el camino recto, a pesar de nuestras repetidas impaciencias y de nuestra resistencia en acusarnos a nosotros mismos.

Así son las cosas. Por más virtudes que posea un hombre, aunque sean innumerables si se aparta de este camino, nunca hallará el reposo sino que estará siempre afligido o afligirá a los demás, perdiendo así el mérito de todas sus fatigas (Instrucción 7, sobre la acusación de sí mismo, 1-2: PG 88, 1695-1699)


Maná y Vivencias Cuaresmales (42), 30.3.21

marzo 30, 2021

Martes Santo

 

Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. El Hijo del hombre tiene que irse. Pero al que lo entrega más le valdría no haber nacido.

 

Apreciado amigo, estimada amiga, hoy te ofrezco una corta oración para empezar la jornada. Feliz día.

Oración para consagrar el día:

Buenos días, Dios y Padre nuestro. Gracias por este nuevo día, gracias por la vida y por la fe. Porque tú eres Dios, digno de toda bendición. Me pongo en tus manos. Sólo soy un proyecto de tu amor y benevolencia. ¿Cómo responderte, Dios mío? Permíteme invocar a tu Hijo para que él responda por mí, ante ti.

Señor Jesús, ten compasión de mí. Acompáñame en este día. Dame el Santo Espíritu para que toda esta jornada sea una bendición para mí y para cuantos me encuentre en este día.

De manera especial te pido, Espíritu divino, que me ayudes a sintonizar con los sentimientos de Cristo en estos días santos. Que su muerte y resurrección los viva este año como nunca antes. Amén.

 

Antífona de entrada: Salmo 26, 12

No me entregues al odio de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos que respiran violencia.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA: Isaías 49, 1-6

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.»

Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–:

«Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

 

SALMO 70, 1-2.3-4a.5-6ab.15.17

Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame.

Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías.

Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas.

 

Aclamación antes del Evangelio:

Salve, Rey nuestro, obediente al Padre; fuiste llevado a la crucifixión, como un manso cordero a la matanza.

 

EVANGELIO: Juan 13, 21-33.36-38

En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién es?»

Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado.»
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás.

Entonces Jesús le dijo: «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.»
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: “Donde yo voy, vosotros no podéis ir.”»

Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde.»

Pedro replicó: «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó: «¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»

 

Antífona de comunión: Romanos 8, 32

Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros.

 

VIVENCIAS CUARESMALES

 

42. MARTES SANTO

 

Mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Abba, Padre, no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.


TEMA.- Una certeza definitiva: en medio de las vicisitudes el Padre lleva adelante su salvación.

Lo más nuclear de nuestro pecado nos resulta muy difícil percibirlo, por eso no solemos pedir perdón. Pues bien, la Oración Colecta de hoy pide: Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo.

Es decir, el perdón de nuestro pecado por haber rechazado al enviado de Dios y haberle dado muerte cruel, no sólo en el pasado, sino cada día, con nuestros pecados personales y sociales. Cristo fue entregado por un discípulo, que Jesús mismo eligió; fue traicionado por su propio amigo, quien lo entregó con un beso.

Con san Pedro nosotros le porfiamos a Jesús que nunca cometeremos tal desfachatez, pero Jesús nos advierte y nos pregunta para aquilatar nuestra decisión y nuestra querencia: ¿Tú, dar la vida por mí?

Escuchemos el relato evangélico. Cuando salió Judas, Jesús se sintió un tanto liberado. Cada hecho, cada acontecimiento, por más inusitado y perverso que parezca es un paso hacia el pleno cumplimiento del plan de Dios. Déjalo, aún no ha llegado mi hora. El Padre sigue actuando.

Son admirables las palabras de Cristo conmovido, emocionado, confirmado en su fe, decidido a seguir adelante hasta el fin, creciendo de fe en fe, sacando fuerzas de su debilidad: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él; pronto lo glorificará”.

Permítele, estimado hermano/a al Padre glorificar a su Hijo en ti. Trata de aceptar agradecido su perdón y dile que, con temor y temblor, quieres cumplir su voluntad. Pide la valentía, la fortaleza, el poder de la alabanza.

Reza con la mayor sinceridad y agradecimiento la oración sobre las ofrendas:

Mira, Señor, con bondad las ofrendas de esta familia tuya a la que invitas a tomar parte en tus sacramentos; concédele alcanzar la plenitud de lo que ellos significan y contienen. Por Jesucristo nuestro Señor.

Confírmate en la vivencia del sacramento siempre igual y siempre nuevo. Puede servirte la oración de la postcomunión:

Señor, tú que nos has alimentado con el cuerpo y la sangre de tu Hijo, concédenos que este mismo sacramento que sostiene nuestra vida temporal, nos lleve a participar de la vida eterna. Por Jesucristo.

Escuchemos: La primera lectura nos abre a los planes de Dios en medio de las borrascas de la existencia terrena; todo está bien, todo funciona bien, nada está perdido.

Existe un Dios que lo ve todo, lo trasciende todo. En él todo es luz y vida, aunque estemos rodeados de problemas, aunque nos sintamos en un túnel; pero pasando por él.

Dale, hermano, hermana, un voto de confianza a la esperanza, a Jesús que cargó con tus pecados. En sus heridas hemos sido sanados. Su debilidad nos conforta y nos salva. El justo sigue viviendo de la fe, avanza de fe en fe, como Jesús. Por la Cruz a la Victoria. Dios no se muda. Ánimo.

 

De los sermones de san Agustín, obispo

Gloriémonos también nosotros
en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

La pasión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es una prenda de gloria y una enseñanza de paciencia. Pues ¿qué dejará de esperar de la gracia de Dios el corazón de los fieles, si por ellos el Hijo único de Dios, coeterno con el Padre, no se contentó con nacer como un hombre entre los hombres, sino que quiso incluso morir por manos de los hombres, que él mismo había creado?

Grande es lo que el Señor nos promete para el futuro, pero es mucho mayor aún aquello que celebramos recordando lo que ya ha hecho por nosotros. ¿Dónde estaban o quiénes eran los impíos cuando por ellos murió Cristo? ¿Quién dudará que a los santos pueda dejar el Señor de darles su vida, si él mismo les entregó su muerte? ¿Por qué vacila todavía la fragilidad humana en creer que un día será realidad el que los hombres vivan con Dios?

Lo que ya se ha realizado es mucho más increíble: Dios ha muerto por los hombres.

Porque ¿quién es Cristo, sino aquel de quien dice la Escritura: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios? Esta Palabra de Dios se hizo carne y acampó entre en nosotros. Porque no habría poseído lo que era necesario para morir por nosotros, si no hubiera tomado de nosotros una carne mortal.

Así el inmortal pudo morir, así pudo dar su vida a los mortales; y hará que más tarde tengan parte en su vida aquellos de cuya condición él primero se había hecho partícipe. Pues nosotros, por nuestra naturaleza no teníamos posibilidad de vivir, ni él, por la suya, posibilidad de morir.

Él hizo, pues, con nosotros este admirable intercambio: tomó de nuestra naturaleza la condición mortal, y nos dio de la suya la posibilidad de vivir.

Por tanto, no sólo no debemos avergonzarnos de la muerte de nuestro Dios y Señor, sino que hemos de confiar en ella con todas nuestras fuerzas y gloriarnos en ella por encima de todo: pues al tomar de nosotros la muerte, que en nosotros encontró, nos prometió, con toda su fidelidad, que nos daría en sí mismo la vida que nosotros no podemos llegar a poseer por nosotros mismos.

Y si aquel que no tiene pecado nos amó hasta tal punto que por nosotros, pecadores, sufrió lo que habían merecido nuestros pecados, ¿cómo, después de habernos justificado, dejará de darnos lo que es justo?

Él, que promete con verdad, ¿cómo no va a darnos los premios de los santos, si soportó, sin cometer iniquidad, el castigo que los inicuos le infligieron?

Confesemos, por tanto, intrépidamente, hermanos, y declaremos bien a las claras que Cristo fue crucificado por nosotros: y hagámoslo no con miedo, sino con júbilo, no con vergüenza, sino con orgullo.

El Apóstol Pablo, que cayó en la cuenta de este misterio lo proclamó como un título de gloria. Y, siendo así que podía recordar muchos aspectos grandiosos y divinos de Cristo, no dijo que se gloriaba de estas maravillas -que hubiese creado el mundo, cuando, como Dios que era, se hallaba junto al Padre, y que hubiese imperado sobre el mundo, cuando era hombre como nosotros-, sino que dijo:

Dios me libre de gloriarme sino es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo (Sermón Güelferbitano 3: PLS 2, 545-546).