Papa Francisco quiere una Iglesia de puertas abiertas

octubre 3, 2013

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  La Iglesia es santa y permanece abierta a todos


La Iglesia es santa y permanece abierta a todos

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 Audiencia general del 2 de octubre:

La Iglesia es santa; y está abierta a todos. 

Papa Francisco quiere una Iglesia de puertas abiertas, al hilo de su catequesis en la audiencia general de este miércoles 2 de octubre de 2013:

Ante cientos de miles de fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco celebra la audiencia general. La catequesis de este miércoles lleva por título “La Iglesia es santa”: el Obispo de Roma nos recuerda que en el “Credo”, después de profesar que la Iglesia es “una”, también decimos que es “santa”.

Pero ¿cómo es posible afirmar que la Iglesia es santa si a lo largo de su historia ha tenido tantos momentos de oscuridad?

¿Cómo puede ser santa si está compuesta de hombres pecadores?, pregunta Francisco, afirmando luego que la Iglesia es santa porque Dios es Santo, es fiel y no la abandona nunca al poder de la muerte y del mal; es santa porque Jesucristo, el Santo de Dios, se ha unido a ella indisolublemente; es santa porque el Espíritu Santo la purifica, la transforma, la renueva constantemente; es santa, no por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa.

En su catequesis del día el Papa también nos recuerda que en la Iglesia, el Dios que encontramos no es un juez despiadado, sino como el Padre de la parábola evangélica.

“Puedes ser como el hijo que ha abandonado la casa, que ha tocado el fondo de la lejanía de Dios. Cuando tienes la fuerza de decir: quiero regresar a casa, encontrarás la puerta abierta, Dios te sale al encuentro porque te espera siempre, te abraza, te besa y te hace fiesta”.

El Pontífice nos recuerda una vez más que el Señor “nos quiere parte de una Iglesia que sabe abrir los brazos para acoger a todos, que no es la casa de pocos, sino la casa de todos, donde todos pueden ser renovados, transformados, santificados por su amor, los más fuertes y los más débiles, los pecadores, los indiferentes, aquellos que se sienten desalentados y perdidos” (RC-RV).

Resumen de la catequesis y saludo del Papa en castellano:

Queridos hermanos y hermanas: En el «Credo», después de profesar que la Iglesia es «una», también decimos que es «santa». ¿Cómo es posible afirmar que la Iglesia es santa si a lo largo de su historia ha tenido tantos momentos de oscuridad? ¿Cómo puede ser santa si está compuesta de hombres pecadores?

La Iglesia es santa porque Dios es Santo, es fiel y no la abandona nunca al poder de la muerte y del mal; es santa porque Jesucristo, el Santo de Dios, se ha unido a ella indisolublemente; es santa porque el Espíritu Santo la purifica, la transforma y la renueva constantemente; es santa, no por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa.

No tengamos miedo a ser santos. Todos estamos llamados a la santidad, que no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar que Dios obre en nuestras vidas con su Espíritu, en confiar en su acción que nos lleva a vivir en la caridad, a realizar todo con alegría y humildad, para mayor gloria de Dios y bien del prójimo.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Panamá, Colombia y los demás países latinoamericanos.

Invito a todos a no olvidar la vocación a la santidad. No se dejen robar la esperanza. Ustedes pueden llegar a ser santos. Vayamos todos por este camino. Vivamos con alegría nuestra fe, dejémonos amar por el Señor. Muchas gracias.

http://www.revistaecclesia.com/papa-francisco-quiere-una-iglesia-de-puertas-abiertas/



El maná de cada día, 3.10.13

octubre 3, 2013

Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario

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Poneos en camino ligeros de equipaje

Poneos en camino ligeros de equipaje



PRIMERA LECTURA: Nehemías 8, 1-4a.5-6.7b-12

En aquellos días, todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que se abre ante la Puerta del Agua y pidió a Esdras, el escriba, que trajera el libro de la Ley de Moisés, que Dios había dado a Israel. El sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón.

Era el día primero del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.

Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie.

Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: -«Amén, amén.»

Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas explicaron la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. Leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura.

Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.»

Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley.

Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»

Los levitas acallaban al pueblo, diciendo: «Silencio, que es un día santo; no estéis tristes.»

El pueblo se fue, comió, bebió, envió porciones y organizó una gran fiesta, porque había comprendido lo que le habían explicado.


SALMO 18,8.9.10.11

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila.


Aclamación antes del Evangelio: Mc 1, 5

Está cerca el reino de Dios -dice el Señor-: convertíos y creed en el Evangelio.


EVANGELIO: Lucas 10, 1-12

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos.

No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.

Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios.»

Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.» Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»



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SIN ALFORJA, SIN BASTÓN Y SIN PAN

Cuando Lucas narra la misión de los Doce insiste en un detalle importante: el Señor les mandó a anunciar el Reino de Dios sin más provisión que su autoridad y su poder sobre todos los demonios. Y les mandó que no llevaran nada más para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni siquiera una túnica de repuesto.

Debía bastarles ese poder y autoridad que habían recibido de Cristo, debían fiarse de El y no de su bastón, de sus provisiones, de su dinero o de su túnica.

No niega el Señor el valor y la necesidad de los medios humanos. Enseña, más bien, que esos medios se quedan muy cortos y limitados cuando se trata de las cosas del Reino y de la expulsión de los demonios.

No son suficientes; es más, pueden mostrarse innecesarios y hasta inútiles frente a los planes y modos de hacer de Dios, que Él suele realizar a su modo y no al nuestro. Esta es la libertad interior que requiere nuestro apostolado para que sea realmente una obra de Dios y no una cosa nuestra.

Si Cristo hubiera programado y planificado la redención del hombre al modo humano con toda seguridad que no habría muerto en la cruz ni habría elegido el camino de la humillación y del dolor.

No te fíes de tus planes apostólicos, de tus cualidades, de tus dotes y recursos, de tus estrategias y gestiones, cuando se trata de las cosas de Dios. Es verdad que Él cuenta contigo, como quiso contar con los apóstoles.

Pero para una misión sobrenatural has de trabajar, sobre todo, con medios sobrenaturales: la oración, la eficacia de la Palabra de Dios, la gracia que te llega por los sacramentos, la comunión con la Iglesia y mucha confianza en que las cosas de Dios no se resuelven con regla y compás.

Lañas diarias www.mater-dei.es