Una ministra finlandesa lamenta que los animales estén más protegidos que los no nacidos

agosto 6, 2013
La Ministra del Interior de Finlandia, Päivi Räsänen

La Ministra del Interior de Finlandia, Päivi Räsänen

 

www.religionenlibertad.com

La Ministra del Interior de Finlandia, Päivi Räsänen, ha causado un pequeño revuelo con declaraciones en las cuales compara el aborto con una “carnicería” y lamenta que los animales están mejor protegidos por la ley que los seres humanos no nacidos.

“Los animales no pueden sacrificarse de manera dolorosa, pero ni siquiera está permitido discutir lo doloroso del aborto”, dijo Räsänen, quien es médico además de líder del Partido Demócrata Cristiano, en un evento de la Iglesia Luterana en Kankaanpää.

Describió el aborto como un “tabú silenciado y una caja de Pandora”, y añadió que “se temen las consecuencias de abrirla”.

Dijo que el aborto no debería ser permitido en ninguna etapa del embarazo. “Un niño en edad de ser abortado no es un pedazo de tejido insensible, sino una persona que puede sentir dolor”, dijo.

Räsänen también lamentó que Finlandia y Suecia son los únicos países de Europa donde no se les permite a los médicos negarse a participar en un aborto.

“Tenemos que reflexionar si tenemos la valentía de actuar en contra de la opinión pública o las normas, la presión de grupo e incluso a veces la ley, si éstas contradicen la palabra de Dios”, dijo Räsänen.

Añadió: “Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres”, cuando la ley está en conflicto con la conciencia.

Al día siguiente, los periódicos finlandeses informaron que 960 personas habían renunciado formalmente a la Iglesia Luterana en respuesta a sus comentarios.

Culpar por renuncias a iglesias es un arma comúnmente usada en contra de políticos conservadores en Finlandia.

En 2010, Räsänen apareció en un programa de televisión hablando en contra del “matrimonio” homosexual. Al día siguiente, los medios de comunicación atribuyeron a sus comentarios –cuando explicó que ella entiende las relaciones homosexuales como pecaminosas– las 40.000 renuncias repentinas a la iglesia, según el monitoreo del sitio secular http://www.eroakirkosta.fi.

La táctica es efectiva ya que los miembros registrados de las dos iglesias oficiales de Finlandia, la Iglesia Evangélica Luterana y la Iglesia Ortodoxa de Finlandia, pagan impuestos eclesiásticos que ascienden a alrededor del uno por ciento de sus ingresos anuales.

Los que desean salirse de una iglesia pueden hacerlo por internet, y tales renuncias de protesta masiva se dan con frecuencia después de comentarios de políticos, lo que hace perder tanto al gobierno como a las iglesias el impuesto sobre la renta.

El arzobispo luterano Kari Mäkinen, el primer arzobispo luterano en el país en expresar públicamente apoyo al “matrimonio” homosexual, escribió en Twitter:

“Se puede estar de acuerdo con ella o bien tener una opinión diferente, pero sus puntos de vista no deben ser confundidos con la posición de la Iglesia. No es más que la opinión de cualquier otro miembro de la iglesia”.

En una entrevista con la compañía de radiodifusión nacional finlandesa YLE, Räsänen expresó su sorpresa por el escándalo que causaron sus comentarios en los medios de comunicación. Dijo que de los miles de emails que ha recibido, la mayoría fueron positivos y de apoyo.

“Estaban preocupados por los cristianos devotos que creen que no hay total libertad para practicar la religión y para ser francos en sus puntos de vista en esta sociedad”, dijo.

Añadió que no es el único miembro del gobierno que tiene reparos sobre la falta de protecciones de conciencia, apuntando a las observaciones formuladas por el Ministro de Relaciones Exteriores Erkki Tuomioja, un socialdemócrata.

Erkki escribió en su blog que los trabajadores de la salud podrían estar justificados para usar desobediencia civil y negarse a participar en un aborto. Pero Tuomioja, ateo y socialista, agregó que esto no debería incluir la negativa basada en creencias religiosas.

“La convicción que lleva a esto [tipo de acción] sólo puede basarse en normas éticas humanas universales, no en directivas impuestas desde el cielo, como en el caso de la Biblia, el Corán, o el Mein Kampf”, dijo Tuomioja.

Räsänen también dijo a YLE que su casa ha sido objeto de vandalismo, pero dijo que mantiene sus creencias y que quiere continuar con su responsabilidad en asuntos de la iglesia, ya que pertenecen a su cartera como ministro del Interior.

El periódico Savon Sanomat publicó una encuesta que muestra que el 55% de los 1.100 encuestados desea que los asuntos de la iglesia sean removidos de la cartera del Ministro del Interior. El número, sin embargo, se redujo a alrededor del 10% de los votantes del Partido Demócrata Cristiano.


El maná de cada día, 6.8.13

agosto 6, 2013
TRANSFIGURACION

«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».

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La Transfiguración

del Señor


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Antífona de entrada: Mt 17, 5

En una nube luminosa se apareció el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.


Oración colecta

Oh Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos, concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el Predilecto, seamos un día coherederos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA: Daniel 7, 9-10. 13-14

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.

Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.


SALMO 96, 1-2. 5-6. 9

El Señor reina altísimo sobre toda la tierra.

El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono.

Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria.

Porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses.


SEGUNDA LECTURA: Pedro 1, 16-19

Queridos hermanos:

Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza.

Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada.

Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.


Aclamación antes del Evangelio: Mt 17, 5c

Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.


EVANGELIO: Lucas 9, 28 b-36

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»

Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.



Antífona de comunión: 1 Jn 3, 2

Cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
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¡QUÉ BIEN SE ESTÁ AQUÍ!

Del sermón de Anastasio Sinaíta, obispo,
en el día de la Transfiguración del Señor

El misterio que hoy celebramos lo manifestó Jesús a sus discípulos en el monte Tabor. En efecto, después de haberles hablado, mientras iba con ellos, acerca del reino y de su segunda venida gloriosa, teniendo en cuenta que quizá no estaban muy convencidos de lo que les ha anunciado acerca del reino, y deseando infundir en sus corazones una firmísima e íntima convicción, de modo que por lo presente creyeran en lo futuro, realizó ante sus ojos aquella admirable manifestación, en el monte Tabor, como una imagen prefigurativa del reino de los cielos.

Era como si les dijese: «El tiempo que ha de transcurrir antes de que se realicen mis predicciones no ha de ser motivo de que vuestra fe se debilite, y, por esto, ahora mismo, en el tiempo presente, os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar al Hijo del hombre con la gloria del Padre».

Y el evangelista, para mostrar que el poder de Cristo estaba en armonía con su voluntad, añade: Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta.

Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.

Éstas son las maravillas de la presente solemnidad, éste es el misterio, saludable para nosotros, que ahora se ha cumplido en la montaña, ya que ahora nos reúne la muerte y, al mismo tiempo, la festividad de Cristo.

Por esto, para que podamos penetrar, junto con los elegidos entre los discípulos inspirados por Dios, el sentido profundo de estos inefables y sagrados misterios, escuchemos la voz divina y sagrada que nos llama con insistencia desde lo alto, desde la cumbre de la montaña.

Debemos apresurarnos a ir hacia allí –así me atrevo a decirlo– como Jesús, que allí en el cielo es nuestro guía y precursor, con quien brillaremos con nuestra mirada espiritualizada, renovados en cierta manera en los trazos de nuestra alma, hechos conformes a su imagen, y, como él, transfigurados continuamente y hechos partícipes de la naturaleza divina, y dispuestos para los dones celestiales.

Corramos hacia allí, animosos y alegres, y penetremos en la intimidad de la nube, a imitación de Moisés y Elías, o de Santiago y Juan. Seamos como Pedro, arrebatado por la visión y aparición divina, transfigurado por aquella hermosa transfiguración, desasido del mundo, abstraído de la tierra; despojémonos de lo carnal, dejemos lo creado y volvámonos al Creador, al que Pedro, fuera de sí, dijo: Señor, ¡qué bien se está aquí!

Ciertamente, Pedro, en verdad qué bien se está aquí con Jesús; aquí nos quedaríamos para siempre. ¿Hay algo más dichoso, más elevado, más importante que estar con Dios, ser hechos conformes con él, vivir en la luz?

Cada uno de nosotros, por el hecho de tener a Dios en sí y de ser transfigurado en su imagen divina, tiene derecho a exclamar con alegría:

¡Qué bien se está aquí!, donde todo es resplandeciente, donde está el gozo, la felicidad y la alegría, donde el corazón disfruta de absoluta tranquilidad, serenidad y dulzura, donde vemos a (Cristo) Dios, donde él, junto con el Padre, pone su morada y dice, al entrar:

Hoy ha sido la salvación de esta casa, donde con Cristo se hallan acumulados los tesoros de los bienes eternos, donde hallamos reproducidas, como en un espejo, las imágenes de las realidades futuras.


Oración

Oh Dios, que en la gloriosa transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra perfecta adopción como hijos tuyos, concédenos, te rogamos, que, escuchando siempre la palabra de tu Hijo, el predilecto, seamos un día coherederos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.