Profesora de reiki durante años, una imagen de la Virgen la transformó… ahora es laica consagrada

agosto 26, 2013
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Moira Noonan

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Religión en Libertad
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Moira Noonan aún recuerda los deseos de su madre, quien anhelaba que se educara en colegios católicos, “porque las monjas podían formarnos mejor de lo que ella podía hacerlo”.

No obstante, la joven Moira y sus hermanos peregrinaron de colegio en colegio, y pocos lazos pudieron crear con sus compañeros.

Su itinerario les llevó por centros de Detroit, Nueva Jersey, Filadelfia, hasta llegar al internado laico MacDuffie de Massachusetts, lugar donde finalmente Moira ingresaría, pero muy apartada de su fe católica.

La “fascinación” por Raví Shankar

La curiosidad fue más -comenta- y paulatinamente comenzó a transitar por el “peligroso y embaucador” camino de la Nueva Era.

“Una de mis profesoras, me atrajo a su círculo de amigos, al igual que a muchas de las niñas de la escuela, tanto durante como después del horario escolar. Ella había estudiado en la India y tenía un fuerte apego a diversos credos hinduistas y estaba prometida con un hindú, académico de la Universidad de Priceton.

El llevaba traje tradicional y turbante -recuerda Moira-, e iba a visitarla a nuestro internado de forma regular. Acudimos con ellos a muchos conciertos, incluyendo los de Ravi Shankar y se nos hizo cada día más fascinante el misterio de la cultura y creencias de la India”.

La incesante búsqueda de la “iluminación”

En 1970 tras ingresar en la universidad ya estaba convencida de que su objetivo vital era “llegar a la iluminación”. Una sed inagotable por empaparse del “misticismo” de la India la poseía más y más.

Incluso unos meses después, estando en un obligado viaje de estudios por Francia y Turquía, tuvo el impulso de renunciar a todo y tomar un tren a la India… “pero el Señor tenía otros planes para mi vida -reflexiona- y utilizó a mi abuela para cambiar esa decisión. Ella me convenció para volver a casa y terminar la escuela graduándome en 1974 en la Universidad de Washington”.

Pero el dilema continuaba y, obsesionada -señala-, todo le hablaba, hasta los Beatles, de trascendencia e iluminación.

“La semilla de este nuevo sistema de creencias que había recibido durante la escuela secundaria estaba lo suficientemente desarrollada como para lavarme el cerebro y hacerme creer que necesitaba un gurú para encontrar la iluminación”.

Si con ello no bastara, a los 28 años, participó en un movimiento feminista de la naciente ideología de género, llevando por calles y plazas sus consignas.

Creía curar con meditación e hipnosis

Cuando cumplió los 30 años, Moira comenzó a desempeñarse como editora de una revista especializada en Hawaii y yendo camino al trabajo sufrió un violento accidente de tráfico.

“Quedé con una discapacidad grave, ya no podía trabajar, ni conducir, y sufría dolores constantes”. Esta sería, después de la mediación de su abuela, la segunda advertencia, pero ella necesitaría más.

Agobiada por el dolor buscó alivio lejos de médicos y tratamientos ortodoxos recurriendo a la errática propuesta del “sistema autógeno”, que mezcla meditación, hipnosis y sugestión.

Se empecinó tanto en validar los resultados de su “terapia” que posteriormente formó parte de la secta Iglesia de Ciencias Religiosas, más conocida como Ciencia de la Mente, en el Condado en Encinitas, California.

“Pasé cuatro años de aprendizaje con un ex católico que me hizo un lavado de cerebro en profundidad”, recuerda Moira.

Estaba convencida de que su “sistema de creencias” traía sanación. “Me convertí en una maestra de Reiki y recibí el certificado de curandera. Esto me llevó al deseo de aprender más sobre el mundo psíquico.

Así que fui a recibir clases de formación psíquica para obtener los falsos dones de clarividencia, y estar más conectada con los espíritus caídos”.

Pero Moira nunca advirtió que tanta “habilidad” adquirida iba a generar en ella desórdenes mentales. “Me encontré inmersa en el mundo de la hipnosis y se convirtió para mí en una reprogramación completa de mi mente y una grave pérdida de la voluntad personal”.

Una portada de revista revela lo verdadero

La conversión de Moira llega inesperada en 1990. Vivía en San Diego, California, y un día cualquiera estando en un supermercado… “vi la portada de la revista Life con la foto de una estatua de la Virgen María y al pie el título «¿Crees en los milagros?»

Aquella publicación fue un impacto a mi alma, fijando mi ser en esa imagen. Compré la revista y descubrir a María me animó a mirar más profundamente en ella”.

La transformación fue inexplicable y luego llegaría a su vida una católica a dar la estocada definitiva… “Esa persona clave que el Señor puso en mi vida y que me ayudó a entregarme completamente a Cristo y a la Virgen, fue Beverly Nelson, una laica de las Misioneras de la Caridad”.

Nutrida espiritualmente por esta amistad con la misionera, todo fue regalo de la providencia… la fe, el abandono de las creencias y prácticas heréticas, para coronar con Moira consagrándose como laica en las Misioneras de la Caridad.

“Me he convertido en un miembro activo dentro de la orden. Me uní a la Iglesia Católica en la Parroquia San Francisco, California, y me he convertido en madrina de muchos de mis amigos de la New Age que decidieron convertirse en católicos. Entre ellos un ex médico, mi ex profesor, amigos personales que han estado en la Nueva Era por más de treinta años. Hoy viven la felicidad verdadera que es la fe en Cristo”.


El maná de cada día, 26.8.13

agosto 26, 2013

Lunes de la 21ª semana del Tiempo Ordinario

Noveno y último día de la Novena a Santa Mónica

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El Señor ama a su pueblo

El Señor ama a su pueblo


PRIMERA LECTURA: Tesalonicenses 1,1-5.8b-10

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz.

Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones.

Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.

Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.

Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis:

cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.


SALMO 149, 1-2.3-4.5-6a.9b

El Señor ama a su pueblo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles.


Aclamación antes del Evangelio: Jn 10, 27

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen.


EVANGELIO: Mateo 23, 13-22

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros!

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga!» ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga.» ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda?

Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»


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LA SINCERIDAD NOS SALVA

El pecado nos acostumbra a vivir blindados detrás de una falsa imagen de nosotros mismos, constantemente alimentada por nuestra soberbia y vanidad. Detrás de esa careta escondemos la basura de nuestros pecados, defectos y limitaciones, procurando disimularlos para que se vean lo menos posible, y hasta terminamos creyéndonos que, en realidad, todo esa basura no existe.

Cuánto nos cuesta, entonces, vivir la sinceridad con Dios en el sacramento de la reconciliación y la sinceridad con uno mismo en la dirección espiritual.

Y, sin embargo, esa sinceridad te libera del pesado lastre de tu propia egolatría, te desata los nudos que atan en ti la acción de la gracia, te salva del duro cascarón de tu soberbio egoísmo en el que fácilmente te enrocas cuando caes.

Confía tu alma a Dios, sin miedos de ningún tipo. Confíala también, sin ocultar nada por vergüenza, a aquellos que, a través de la dirección espiritual, te ayudan en tu camino de entrega a Dios.

Y, sobre todo, sé sincero contigo mismo, mirándote en el espejo de tu imagen real, nada ficticia, hecha de mucho barro, sí, pero barro tocado y traspasado por la gracia divina.

La vitalidad de tu fe, el atractivo de tu apostolado, el testimonio de tu vida cristiana y hasta el crecimiento interior de tu alma dependen, y mucho, de la sinceridad con que, a diario, al final de la jornada, hagas tu examen de conciencia.

Lañas diarias www.mater-dei.es



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NOVENA A SANTA MÓNICA (y 9)

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Modelo de esposa y madre cristiana

Con textos bíblicos para la misa

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NOTA: Con esta novena nos unimos a todas las mujeres que desean sinceramente ser fieles a su vocación de esposas y de madres cristianas. Asumimos sus alegrías y sus penas y les animamos a seguir los ejemplos de Santa Mónica.

Que sus lágrimas y oraciones, unidas a su intercesión en el Cielo, hagan retornar a todos los esposos e hijos extraviados, como sucedió con Patricio y Agustín.

No lo olvidemos: Dios es capaz de hacer milagros, sobre todo milagros de conversión. Pues ¿acaso Dios se complace en la muerte del pecador? Por tanto, perseveremos en la oración y veremos las obras de Dios. Amén.

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Rito de entrada

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre…

1. Oración preparatoria

Padre y Señor nuestro, misericordia de cuantos en ti esperan, tú concediste a tu sierva santa Mónica el don inapreciable de saber reconciliar las almas entre sí y contigo; danos a nosotros el ser mensajeros de unión y de paz en nuestros ambientes, sobre todo en el hogar, y el poder llevar a ti los corazones de nuestros hermanos con el ejemplo de nuestra vida.

Tú que hiciste a Mónica modelo y ejemplo de esposas, de madres y de viudas, concede por su intercesión la paz y mutuo amor a los casados; el celo y la solicitud en la educación de los hijos, a las madres; obediencia y docilidad, a los hijos; la santidad de vida, a las viudas; y a todos, el fiel seguimiento de Cristo, nuestro único y verdadero maestro. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

2. Textos bíblicos y agustinianos para el noveno día

El éxtasis de Ostia Tiberina de Mónica y Agustín

1.- Textos bíblicos para la misa

• Romanos, 8, 26-39.
• Salmo 83, 2-6.11. Dichosos los que viven en tu casa. M. Ag. pág. 79.
• San Juan, 17, 1-8.21-24.

2.- Textos agustinianos

“Estando ya cercano el día de su partida de esta vida, aconteció, por tus disposiciones misteriosas, según creo, (Dios mío), que ella y yo nos hallábamos asomados a una ventana que daba al jardín de la casa donde nos hospedábamos. Era en las cercanías de Ostia Tiberina. Allí, apartados de la gente, tras las fatigas de un viaje pesado, reponíamos fuerzas para la navegación.

Conversábamos, pues, solos los dos, con gran dulzura. Olvidándonos de lo pasado y proyectándonos hasta las realidades que teníamos delante, buscábamos juntos, en presencia de la verdad que eres tú, cuál sería la vida eterna de los santos, que ni el ojo vio, ni el oído oyó ni llegó al corazón del hombre.

Abríamos con avidez la boca del corazón al elevado chorro de tu fuente, de la fuente de la vida que hay en ti, para que, rociados por ella según nuestra capacidad, pudiéramos en cierto modo imaginarnos una realidad tan maravillosa.

Y cuando nuestra reflexión llegó a la conclusión de que, frente al gozo de aquella vida, el placer de los sentidos carnales, por grande que sea y aunque esté revestido del máximo brillo corporal, no tiene punto de comparación y ni siquiera es digno de que se le mencione, tras elevarnos con afecto amoroso, más ardiente hacia él mismo, recorrimos gradualmente todas las realidades corporales, incluyendo el cielo desde donde el sol, la luna y las estrellas mandan sus destellos sobre la tierra.

Tú sabes, Señor, que aquel día, mientras hablábamos de estas cosas y, mientras al filo de nuestra conversación sobre estos temas, nos parecía más vil este mundo con todos sus atractivos, ella añadió: Hijo, por lo que a mi respecta, nada en esta vida tiene ya atractivo para mí. No sé qué hago aquí ni por qué estoy aquí, agotadas ya mis expectativas en este mundo. Una sola razón y deseo me retenían un poco en esta vida, y era verte cristiano católico antes de morir. Dios me lo ha dado con creces, puesto que, tras decir adiós a la felicidad terrena, te veo siervo suyo. ¿Qué hago aquí?” (Confesiones 9, 10).

3. Oración de los fieles

Dios, Nuestro Señor, concedió a santa Mónica la conversión de su esposo Patricio y de su hijo Agustín. Pidamos por intercesión de ella un espíritu de verdadera conversión y una verdadera comprensión y amor a los demás.

Después de cada invocación: Señor, que tu gracia nos santifique.

– Por todos los cónyuges cristianos que tienen dificultades en su vida familiar, para que sepan ofrecerse mutuamente consuelo y ayuda. Oremos.
R. Señor, que tu gracia nos santifique.

– Por todas las madres cristianas del mundo, para que sepan conducir a sus hijos hacia ti. Oremos.
R. Señor, que tu gracia nos santifique.

– Por cuantos sufren soledad y abandono en la sociedad o sufren por las debilidades morales de sus seres queridos. Oremos.
R. Señor, que tu gracia nos santifique.

– Por todos los que buscan la verdad y trabajan por ser fieles a tus preceptos y enseñanzas. Oremos.
R. Señor, que tu gracia nos santifique.

– Por el florecimiento de vocaciones a la vida agustino-recoleta seglar y religiosa, y por la perseverancia y fidelidad de cuantos se han comprometido a seguir a Cristo imitando a san Agustín. Oremos.
R. Señor, que tu gracia nos santifique.

– Por las vocaciones a la vida contemplativa, sobre todo entre las monjas agustinas recoletoas, y por la fidelidad de cuantas viven este santo propósito por amor a Dios. Oremos.
R. Señor, que tu gracia nos santifique.

Se pide la gracia que se desea alcanzar (pausa).

4. Oración final

Escucha, Padre de bondad, nuestras oraciones, y tú que concediste a santa Mónica que con su vida, sus oraciones y sus lágrimas ganara para ti a su marido Patricio y a su hijo Agustín, concédenos, por su intercesión, que hagamos de nuestras vidas una ofrenda perenne en tu honor y al servicio de los hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Rito de despedida

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Amén.

V. Bienaventurada santa Mónica
R. Ruega por nosotros.
V. Glorioso padre san Agustín
R. Ruega por nosotros.

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