El maná de cada día, 23.10.13

Miércoles de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

.

Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose correctamente

Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose correctamente



PRIMERA LECTURA: Romanos 6, 12-18

Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo.

No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia.

Porque el pecado no os dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.

Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia?

Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.


SALMO 123, 1-3.4-6.7-8

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte –que lo diga Israel–, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes.

Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Aclamación antes del Evangelio: Mt 24, 42a. 44

Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos pensáis viene el Hijo del hombre.


EVANGELIO: Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»

Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?

Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.

Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.

El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
.
.

.
EJERCITAR LA VOLUNTAD

Hay dos tentaciones fáciles que acechan continuamente tu vida cristiana: el intelectualismo, o el afán de convertir tu religión en un sistema de ideas o creencias, y el sentimentalismo, o el empeño por reducir tu religión a mero sentimiento.

El primero te lleva a creer sólo lo que entiendes; el segundo, te lleva a creer sólo lo que sientes. Ni uno ni otro transforman la vida sino que llevan a un cristianismo acomodaticio y abúlico, que no está dispuesto a entregar la vida a Dios y a los demás. Tienes que saber dar el paso de las ideas y de los sentimientos a la vida concreta. Y para eso has de ejercitar tu voluntad.

La fuerza de voluntad, cuando se aísla de las ideas y de los sentimientos, se convierte en un duro y estéril voluntarismo que no lleva a Dios y que ahoga la vida espiritual. Si, en cambio, se pone al servicio de la sana razón y se alía con el corazón se convierte en poderoso motor capaz de dar a tu vida cristiana la solidez y el armazón de unos buenos cimientos.

No empieces tu jornada sin renovar los propósitos que hiciste en el examen de conciencia del día anterior. No dejes pasar tantas y tantas ocasiones que te piden ese pequeño –y a la vez grande– acto de ejercicio de tu voluntad, y más cuanto está en juego la gloria de Dios y el bien de tantas almas.

Tienes que querer, poner todo de tu parte, si no quieres que la gracia de Dios en ti quede inutilizada y baldía. Piensa hasta qué punto la voluntad es importante en la propia santificación, que la santidad se reduce a hacer la voluntad de Dios, a querer lo que Él quiere, y eso es lo que más eleva al hombre por encima de todas las demás cosas.

Lañas diarias http://www.mater-dei.es

1 Responses to El maná de cada día, 23.10.13

  1. FRANCISCO JOSÉ AUDIJE PACHECO dice:

    En la vida existen estas dos posibilidades básicas: hacer el bien o hacer el mal. La posibilidad de elegir entre ambas es lo que marca nuestra libertad. Debemos saber, como dicen hoy las Sagradas Lecturas, que el que empeñe su vida en hacer el bien, tendrá al Señor de su parte. El Señor, que es el máximo poder que existe, el poder del amor, que hace la justicia, apoya a sus siervos, aunque no sean perfectos, porque servir a Dios, servir a Cristo, es encaminarse hacia la perfección en el amor, aunque no se posea de momento. El apoyo y la ayuda que brinda el Señor a sus servidores, consiste en orientarles y facilitarles la travesía hacia su morada, el Cielo, donde disfrutan de la vida eterna los que, al menos, han hecho el esfuerzo de superar el apego a los poderes carnales, para cumplir con la voluntad de Dios, que es instaurar el reino del amor verdadero en la Tierra. También existen los que son siervos del mal, los que, conociendo su misión de hacer el bien, a pesar de todo prefieren servir a las tinieblas, prefieren confiar en el poder del egoísmo, que es el poder de servirse a uno mismo sin tener en cuenta a los demás. Es el poder de no amar, porque el que se sirve a sí mismo, el que opta por obedecer a sus instintos carnales, anulando la misericordia y la justicia, que nos piden la entrega a los hermanos, que nos piden dedicarnos al bien del prójimo, a amar a los hermanos incondicionalmente, sin esperar contrapartidas materiales, solo deseando el bienestar y la salvación del prójimo, siendo esta nuestra mayor satisfacción, el que, como digo, practica la injusticia apegándose a las aspiraciones de la carne, ese puede que campee a sus anchas en este mundo, prueba de que el Señor le está dando oportunidades, pero si no las aprovecha para practicar la justicia, aun siendo consciente de su deber y de su oportunidad, cuando le llegue la hora de dar cuentas a Dios, le sucederá lo que dice el Evangelio de hoy, será despedido de la casa del amo por irresponsable, por haber convertido su casa en un nido de corrupción e injusticia. Y esto puede suceder en cualquier momento, cuando menos lo esperemos. Por eso conviene alinearse con el poder de Dios, amando a los hermanos, porque, cuando llegue la hora de morir, no moriremos, viviremos, pues seguiremos conservando ese poder de Dios. El que prefiere continuar sirviéndose a sí mismo, podrá comprobar la realidad que eso supone, que es no llegar a ninguna parte y quedarse el último, aunque haya podido estar de los primeros como siervo del mal.

    Me gusta

Deja un comentario