El papa Francisco es una respuesta de Dios a la «nueva evangelización»
Al observar la humildad del Papa Francisco, el presidente del RCC ha pensado en las palabras de San Agustín, «para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano».
En un ensayo sobre nueva evangelización, Salvatore Martínez habla de la elección del pontífice argentino como «el soplo potente del Espíritu que quiere romper todas nuestras resistencias humanas»
Por Antonio Gaspari
RIMINI, 27 de abril de 2013 (Zenit.org) – «El gesto de renuncia de Benedicto XVI ha procurado proféticamente una gran efusión del Espíritu Santo al mundo entero».
Esto ha escrito Salvatore Martínez, presidente de la Renovación Carismática Católica, en el ensayo apenas publicado ¡Abre el corazón a Jesús y anuncia el evangelio! – una nueva evangelización carismática (edizioni Rns). (Spalanca il cuore di Gesù e annuncia il Vangelo! – una nuova evangelizzazione carismatica, edizioni Rns).
Según el presidente del RnS, «el no bajar de la cruz del papa Ratzinger ha generado como un nuevo Pentecostés en el corazón de los hombres sobre todo de los no creyentes y de los incrédulos».
Ha escrito Martínez que el papa Francisco es un «carismático» en el sentido de que comunica al mundo una «exégesis viviente de la belleza de ser cristiano».
Un papa que viene de un continente que ya Juan Pablo II indicaba como el «de la esperanza». «Jóvenes tierras cristianas evangelizadas por el fervor de los europeos» del que podría emerger la «nueva evangelización del mundo».
Para Martínez, la sencillez evangélica, la atención hacia los pobres, la fraternidad universal, un lenguaje sensible, directo al corazón y al espíritu del hombre hacen de la «misericordia de Dios la primera nota del nuevo pontificado».
Para alimentar el fuego de la fe el papa Francisco ha «bajado del trono» y ha pedido al pueblo de Dios «caminar juntos».
Al observar la humildad del papa Francisco, el presidente del RCC ha pensado en las palabras de San Agustín, «para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano».
Martínez ha subrayado que la invitación del papa Francisco a «no ceder al pesimismo y al desaliento» porque «tenemos la firme certeza que el Espíritu Santo da a la Iglesia, con su soplo poderoso, la valentía de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización» muestra que la «Iglesia está bajo el viento impetuoso de Pentecostés» con el que el Espíritu quiere romper todas los resistencias y los miedos.
En el ensayo de Martínez se retoman las palabras de Benedicto XVI y precisa que «la verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe», por esto, como había ya advertido el cardenal Leon Suenens, «no basta cambiar las estructuras, no basta cambiar el cuerpo de la Iglesia; debemos primero renovar el al alma y el alma de la Iglesia es el Espíritu Santo».
Frente al riesgo de la pérdida de sustancia de la fe, Benedicto XVI ha escrito «no serán las tácticas las que nos salvarán, sino una fe pensada y vivida de una forma nueva».
En este contexto el año de la fe es precisamente una invitación universal a la conversión del corazón de la Iglesia. ¿Pero qué fe?, se pregunta Martínez, y responde: «la fe en Dios amor» porque «toda la misión evangelizadora de Cristo se ha cumplido en el amor y por amor».
Continúa Benedicto XVI: «a la raíz de toda evangelización no hay un proyecto humano de expansión, sino un deseo de compartir el don inestimable que Dios ha querido darnos, participando de su misma vida».
«El hombre -ha añadido Martínez- es amado por Dios, todo hombre es amado por Dios y busca al Amado, Jesús. Este es el sencillo y potente anuncio que la Iglesia le debe al hombre»
«La nueva evangelización -ha concluido el presidente del RCC- es sierva del amor, es discípula y sierva de este amor», por esto el compromiso principal de la nueva evangelización es «ayudar a todos los creyentes a redescubrir en Jesús el rostro auténtico de Dios».
Traducido del italiano por Rocío Lancho García
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El papa a monseñor Fisichella: «Diles que les quiero mucho»
Mensaje del Papa Francisco a monseñor Rino Fisichella antes de partir a Rímini al encuentro con los carismáticos.
Por Rocío Lancho García
RIMINI, 27 de abril de 2013 (Zenit.org) – Monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización, celebró ayer por la tarde la eucaristía que concluyó la segunda jornada en la Feria de Rímini de la 36ª Asamblea Nacional de la Renovación Carismática Católica.
Después de la señal de la cruz, monseñor Fisichella dio un mensaje inesperado y que provocó la alegría de las 15.000 personas presentes.
Dirigió a todos un saludo afectuoso del papa Francisco. «Antes de iniciar esta celebración, os traigo un saludo. Esta mañana, antes de salir, he estado con el Papa Francisco. Le he dicho: «Santo Padre, dentro de poco me tengo que marchar. Voy a Rímini, donde hay miles y miles de fieles de la Renovación Carismática: hombres, mujeres, jóvenes».
El Papa con una gran sonrisa me ha dicho: ¡Diles que les quiero mucho! Como si no fuera suficiente, al despedirse ha añadido: «Mire, dígales que les quiero mucho porque yo en Argentina era el responsable de la Renovación Carismática. Por eso, a ellos les quiero mucho».
Durante la homilía, monseñor Fisichella se dirigió con palabras afectuosas dando las gracias por la gran obra de nueva evangelización «que ya desde hace tiempo vosotros realizáis pero que se abre ahora al compromiso de todos a través del Plan nacional para la nueva evangelización que se os ha entregado y que a partir de este momento se convierte en la brújula con la que trabajar y actuar en el corazón de la Iglesia».
Monseñor Fisichella en una breve y muy concreta predicación habló principalmente de la labor de la nueva evangelización y de Jesús como maestro que nos acompaña y no nos abandona en un mundo en el que muchas veces, el cristiano debe caminar contra corriente.
Continuó recordando que Jesús es el camino, la verdad y la vida: es la «revelación» que indica el recorrido que Dios desde siempre ha diseñado para nosotros.
«La pregunta de Tomás es la nuestra: Señor, tú eres el camino, pero ¿cómo podemos conocerlo? El secreto de nuestra existencia, la plena realización de la felicidad, se obtiene en la medida en la que conocemos el plan de Dios sobre nosotros y lo ponemos en práctica. Pero no siempre lo que el corazón comprende encuentra una plena y concreta realización».
Sobre esta «realización» matizó que está solo en Cristo que nunca nos deja solos: «El camino nos permite conocer quiénes somos, adónde estamos yendo; nos indica la meta. La nueva evangelización nos llama a hacer nuestra la certeza de la fe, a fundar la vida en Jesús».
El testimonio no puede, por tanto, prescindir del anuncio de la esperanza, de la resurrección que se contrapone a la tendencia de la cultura de la muerte, en la que la falta de Dios quita la perspectiva y orientación al futuro.
«Debemos hacernos peregrinos: la meta es Él, Jesús. Y en esta meta debemos encontrarnos a nosotros mismos».