El maná de cada día, 13.8.13

Martes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

Cuarto día de la Novena a San Ezequiel Moreno, agustino recoleto, cuya fiesta se celebra el 19 de éste. La encuentras al final de esta entrada o artículo. Además de unirnos a todos los devotos de San Ezequiel, le confiamos a Dios, por su intercesión, todas las peticiones de salud y de gracias que recibimos en este blog, con mucha frecuencia. Dios se glorifique en esta novena. San Ezequiel, ruega por nosotros.

Como niños

Como niños



PRIMERA LECTURA: Deuteronomio 31, 1-8

Moisés dijo estas palabras a los israelitas:
– «He cumplido ya ciento veinte años, y me encuentro impedido; además, el Señor me ha dicho: «No pasarás ese Jordán.»

El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esos pueblos, para que te apoderes de ellos. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó.

Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he ordenado. ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no te dejará ni te abandonará.»

Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:

– «Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres; y tú les repartirás la heredad. El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes.»


SALMO 32, 3-4a.7.8.9.12

La porción del Señor fue su pueblo.

Voy a proclamar el nombre del Señor: dad gloria a nuestro Dios. Él es la Roca, sus obras son perfectas.

Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre, y te lo contará, a tus ancianos, y te lo dirán.

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios.

La porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad. El Señor sólo los condujo, no hubo dioses extraños con él.


Aclamación antes del Evangelio: Mt 11, 29ab

Cargad con mi yugo sobre y aprended de mí -dice el Señor-, que soy manso y humilde de corazón.


EVANGELIO: Mateo 18, 1-5.10.12-14

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
– «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»

Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:

– «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.

Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»
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“SI NO OS HACÉIS COMO NIÑOS…” 

Fíjate en los niños. Son sacramentos de Dios. El Señor afirmó, ante la mirada escandalizada y desconcertada de sus discípulos, que “de los que son como ellos es el Reino de los cielos” (Mc 10,14-15).

Los niños dependen en todo del amor de sus padres. Aman y son amados, y en eso consiste todo su vivir. Su atractivo irresistible nace de la sencillez con que viven una confianza ciega, inaudita, en el amor del padre y de la madre.

¿Por qué no puede ser ése tu camino de santidad? María fue Madre de Cristo porque supo mantenerse siempre Niña ante Dios Padre. Fue la “pequeña del Padre”. Su maternidad no se entiende sin su filiación. Para vivir como Ella la maternidad espiritual hay que permanecer siempre niños, pequeños, hijos.

La espiritualidad de la infancia espiritual no tiene nada de blandenguería ni es un camino de santidad de segunda categoría. Con ser pequeño en las formas, ese “caminito” –como gustaba de llamarlo Teresa de Lisieux– va forjando almas grandes en la entrega y en el amor, almas que apoyan toda su vida espiritual en lo esencial y no en las formas ni en lo accidental.

No te apoyes en tus méritos, cualidades, planes y pronósticos, en tus juicios y valoraciones, en tus estados de ánimo o en tus dotes y virtudes espirituales.

Sólo quien vive el más confiado abandono en el amor del Padre y de la Madre es capaz de gustar y contagiar la paz y la alegría de los niños.

Lañas diarias www.mater-dei.es



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NOVENA A SAN EZEQUIEL MORENO

San Ezequiel Moreno, agustino recoleto




ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Aquí me tienes, Dios mío y Padre mío, en tu presencia. Humildemente te pido perdón de todas mis culpas y la gracia de perseverar en tu santo servicio hasta la muerte. Deseo durante estos nueve días recordar las virtudes de san Ezequiel Moreno para renovar mi fe y mi entrega a ti, mi Señor.

Por intercesión de san Ezequiel, te ruego escuches mis ruegos y me concedas la gracia especial que te pido en esta novena. Finalmente, te encomiendo a todos los enfermos, en particular a los terminales y a los que sufren de cáncer. Por Jesucristo nuestro Señor.- Amén.


DÍA 4º.- En el Evangelio Jesús nos invita a rogar por las misiones. Él mismo envió a los apóstoles a predicar por todo el mundo con el poder del Espíritu. En nuestros días, Dios ha convertido a san Ezequiel en un intrépido misionero durante toda su vida. (Pausa de reflexión y oración)

Escucha hoy nuestra ardiente plegaria en favor de las misiones del mundo entero, y concédenos ser colaboradores de las mismas, en especial de las encomendadas a los agustinos recoletos. Por Jesucristo Nuestro Señor.- Amén.

(Pídase la gracia especial que se desee alcanzar en la novena)


Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

San Ezequiel Moreno, ruega por nosotros.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Padre nuestro: la oración confiada y la certeza de la intercesión de san Ezequiel son para mí un remanso de paz y de consuelo en mis penas y trabajos. Haz que sus ejemplos me estimulen siempre hacia el bien y que no me falte nunca su protección bondadosa.

Te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor.- Amén.

1 Responses to El maná de cada día, 13.8.13

  1. FRANCISCO JOSÉ AUDIJE PACHECO dice:

    Hoy Jesús, como todos los días, se pone de parte de los pequeños, de los que son como niños: inocentes e indefensos. De ellos es el reino de Dios. Por eso, hemos de procurar imitar a los niños en su bondad, y hemos de protegerlos, porque proteger a los niños, y a los que están indefensos como ellos, es hacerlo con el propio Jesús, a quien amamos. Cuando un pequeño venga a nuestra puerta pidiendo pan, no le dejemos tirado, porque equivale a cerrarnos las puertas del Cielo. En este mundo, al que el Señor nos pide que renunciemos con valentía, se admira y valora al que ha conseguido llegar lejos en la sociedad. Al que tiene dinero, al que tiene poder. Pero Dios, al que más admira y valora, es al sencillo, al humilde, al bueno, al que lo entrega todo por amor a los demás, al que «solo» tiene por defensa a Dios, es decir, a los pequeños, a los niños. Pongamos en práctica, pues, estas enseñanzas de Jesús, que nos piden que no confraternicemos con el poderoso, porque si confraternizamos con el poderoso, nos estamos condicionando a aceptar su voluntad, y la voluntad del poderoso puede estar en contra de los pequeños, a menudo lo está. Jesús dice que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, es decir, que no aceptemos sobornos contra el inocente, contra los indefensos, contra los niños. El cristianismo no admite medias tintas. O se está con los niños, o se está con el diablo. La tibieza es sinónimo del mal. Pero el mundo no se acaba por perder el favor de los poderosos, al contrario, es cuando empieza, porque inmediatamente ganamos el favor de Dios. Y sin Dios no podemos hacer nada, sin Dios no podemos ser cristianos, sin Dios no podemos amar a los pequeños, ni ser como ellos. No seamos cómodos, no hagamos lo más fácil, compliquémonos la vida, pongámonos de parte de los pequeños. Esto es lo que nos pide Cristo hoy y todos los días, y nos dice que tengamos fe, porque Él estará con nosotros.

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