Maná y Vivencias Pascuales (40), 9.5.24

Jueves de la 6ª semana de Pascua

Decenario del Espíritu Santo (1)

Todos, hasta los confines del mundo, han visto la victoria de nuestro Dios.

¡PENTECOSTÉS A LA VISTA!

COMIENZA EL DECENARIO DEL ESPÍRITU SANTO

Estimado hermano, hermana: Lo encuentras al final de la entrada. Si puedes hacerlo, estupendo. Lo que más les gusta al Padre y al Hijo es derramar el Espíritu sobre nosotros y regalarnos la vida en abundancia. Pero si puedes colaborar con la acción de Dios y disponerte lo mejor posible, pues muy bien. Dios aprecia tu firme voluntad. Y ama a quien da con alegría.

¡VIDA EN ABUNDANCIA para ti!

Textos bíblico-litúrgicos.- Entrada: Sal 67, 8-9.20; 1era lectura: Hch 18, 1-8; Salmo: 97, 1-4; Aleluya: Jn 14,18; Evangelio: Jn 16, 16-20; Comunión: Mt 28, 20.

ANTÍFONA DE ENTRADA

Oh Dios, cuando salías al frente de tu pueblo, y acampabas con ellos y llevabas sus cargas, la tierra tembló, el cielo destiló. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que nos haces partícipes de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

PRIMERA LECTURA: Hch 18, 1-8

En aquellos días, Pablo se marchó de Atenas y se fue a Corinto. Allí se encontró con un judío llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su esposa Priscila, a consecuencia de un decreto del emperador Claudio; porque todos los judíos habían recibido la orden de abandonar Roma.

Pablo se acercó a ellos pues eran del mismo oficio y se dedicaban a fabricar tiendas. Y se quedó a vivir y a trabajar con ellos. Todos los sábados Pablo entablaba discusiones en la sinagoga, tratando de convencer tanto a los judíos como a los griegos.

Al llegar de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se dedicó por entero a la Palabra, y aseguraba a los judíos que Jesús era el Mesías. Como se oponían y le respondían con insultos, se sacudió el polvo de sus vestidos mientras les decía: Nada tengo ya que ver con lo que les suceda; ustedes son los únicos responsables. En adelante me dirigiré a los paganos.

Pablo cambió de lugar y se fue a la casa de un tal Tito Justo, de los que temen a Dios, que estaba pegada a la sinagoga. Crispo, uno de los dirigentes de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia, y de los corintios que escuchaban a Pablo, muchos creían y se hacían bautizar.

SALMO 97, 1-4

Entonen al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas, su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia, se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

Todos, hasta los confines del mundo, han visto la victoria de nuestro Dios.

¡Aclama al Señor, tierra entera; estallen en gritos de alegría!

ALELUYA: Jn 14, 18

No los dejaré huérfanos, dice el Señor; me voy y vuelvo a su lado, y se alegrará su corazón.

EVANGELIO: Jn 16, 16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Dentro de poco ya no me verán, pero después de otro poco me volverán a ver.

Algunos discípulos se preguntaban: ¿Qué querrá decir con eso: «Dentro de poco ya no me verán y después de otro poco me volverán a ver»? ¿Y qué significa: «Me voy al Padre»?

Y se preguntaban: ¿A qué se refiere ese «dentro de poco»? No entendemos lo que quiere decir.

Jesús se dio cuenta de que querían preguntarle y les dijo: Ustedes andan discutiendo sobre lo que les dije: “Dentro de poco tiempo no me verán y después de otro poco me volverán a ver”.

En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo.

COMUNIÓN: Mt 28, 20

Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya. 

DECENARIO AL ESPÍRITU SANTO (1)

Estimados amigos, estamos entrando en la recta final del tiempo pascual. Ya llevamos cuarenta días celebrando la resurrección de Cristo.

En efecto, a los cuarenta días, el Resucitado asciende a los cielos. Tradicionalmente se celebraba en este jueves la Ascensión del Señor. Ahora la celebramos el domingo próximo.

Jesús ha encomendado a los apóstoles, ha «mandado» predicar el evangelio a todas las naciones, pues se le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Pero antes de salir a evangelizar deben ser capacitados para tal misión: No se ausenten de Jerusalén, les dice Jesús, hasta que reciban el Espíritu Santo.

Por eso los apóstoles y discípulos se reunieron junto a María la madre de Jesús, y permanecieron unidos en oración esperando la venida del Espíritu. No se ausenten de Jerusalén, ni se les ocurra salir a predicar sin haber recibido previamente el Espíritu Santo. Cuando lo reciban estarán aptos y capacitados para construir la «obra de Dios».

Esta espera de diez días constituye la primera vigilia de oración de la Iglesia que se prepara, durante diez días, para una gran fiesta, un gran acontecimiento salvífico: La efusión del Espíritu y el consiguiente nacimiento de la Iglesia en el día de Pentecostés.

Ese tiempo de oración constituye la primera “novena” de oración de la historia de la Iglesia, podríamos decir.

Nosotros, por nuestra parte, hemos tratado de vivir con paciencia y perseverancia, día a día, la ascesis cuaresmal y la alegría pascual.

Ahora notamos que lo sembrado está dando frutos. Pero aún no ha culminado este tiempo santo. Debemos continuar abiertos a la acción del Señor.

Por eso, me ha parecido muy conveniente ofrecerles, a partir de hoy, un Decenario al Espíritu Santo. 

Mediante este ejercicio piadoso queremos «sentir, experimentar» con mayor intensidad la fuerza del Espíritu ya recibido en el bautismo.

La experiencia pascual de los apóstoles estuvo sazonada constantemente por la presencia del Espíritu: antes de Pentecostés, durante Pentecostés y después del mismo.

Nosotros también queremos permanecer los próximos días junto a María esperando una nueva efusión del Poder de lo alto en nuestras vidas.

Entremos, pues, con decisión y alegría en el cenáculo de oración donde la Iglesia de Jesús, presidida por María y los apóstoles, espera la irrupción de Pentecostés.

¡Qué mejor oración que un decenario al Espíritu para disponernos a recibir la vida en abundancia que nos regala el Padre a través del Hijo Resucitado mediante la acción del Espíritu Santo!

ORACIÓN PREPARATORIA

Oh Dios que, por el misterio de Pentecostés, santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica.- Por Jesucristo nuestro Señor.

DÍA PRIMERO

Los Hechos de los Apóstoles, al narrarnos los acontecimientos de aquel día de Pentecostés, en el que el Espíritu Santo descendió en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos de nuestro Señor, nos hacen asistir a la gran manifestación del poder de Dios, con el que la Iglesia inició su camino entre las naciones.

Los discípulos, que ya eran testigos de la gloria del Resucitado, experimentaron en sí la fuerza del Espíritu Santo: sus inteligencias y sus corazones se abrieron a una luz nueva. El Espíritu Santo, que es espíritu de fortaleza, los ha hecho firmes, seguros, audaces.

Oh Dios, tú que al principio creaste el cielo y la tierra y, al llegar el momento culminante, recapitulaste en Cristo todas las cosas, por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la salvación.

ORACIÓN FINAL

Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciéndelos con el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y serán creados; y renovarás la faz de la tierra.

Quema, Señor, con el fuego del Espíritu Santo nuestras entrañas y nuestro corazón, para que te sirvamos con cuerpo limpio y con un corazón puro te agrademos.

Te pedimos, Señor, que inspires nuestras acciones, las prevengas y las acompañes con tu auxilio, para que todos nuestros deseos, pensamientos y trabajos comiencen siempre en ti, como en su fuente, y tiendan siempre hacia ti, como a su fin.

Por Jesucristo nuestro Señor.- Amén.

Deja un comentario