El maná de cada día, 25.6.15

junio 25, 2015

Jueves de la 12ª semana del Tiempo Ordinario

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Construir la casa sobre la roca que es Jesucristo

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PRIMERA LECTURA: Génesis 16, 6b-12. 15-16

En aquellos días, Saray maltrató a Agar, y ella se escapó.
El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo: «Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?»

Ella respondió: «Vengo huyendo de mi señora.»

El ángel del Señor le dijo: «Vuelve a tu señora y sométete a ella.»

Y el ángel del Señor añadió: «Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar.»

Y el ángel del Señor concluyó: «Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos.»

Agar dio un hijo a Abrahán, y Abrahán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar.

Abrahán tenía ochenta y seis años cuando Agar dio a luz a Ismael.


SALMO 105,1-2.3-4a.4b-5

Dad gracias al Señor porque es bueno.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza?

Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia. Acuérdate de mí por amor a tu pueblo.

Visítame con tu salvación: para que vea la dicha de tus escogidos, y me alegre con la alegría de tu pueblo, y me gloríe con tu heredad.


Aclamación antes del Evangelio: Jn 14, 23

El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.


EVANGELIO: Mateo 7, 21-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?” Yo entonces les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados.”

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»

Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
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Poned en práctica la Palabra, no os contentéis
con escucharla, eso sería engañaros

San Agustín. Sermón 179, 8-9; PL 38, 970

No os confundáis, hermanos, si habéis venido con diligencia a escuchar la palabra sin poner en práctica lo que oís. Pensad bien en ello; si bueno es escuchar la palabra, es mucho mejor ponerla en práctica. Si no la escuchas, si no practicas lo que has oído, no construyes nada. Si la oyes y no la pones en práctica, construyes una ruina… escuchar y poner en práctica, es construir sobre roca. Y el solo hecho de escuchar, es construir.

En cuanto al que escucha estas palabras, continúa el Señor, y no las pone en práctica, es semejante al insensato que construye su casa. También él construye, pero ¿qué construye? Construye su casa pero dado que no pone en práctica lo que oye, tiene buen oído, pero construye sobre arena…

Puede que alguien me diga: “¿Para qué escuchar lo que no tengo la intención de cumplir. Ya que construiré una ruina si escucho sin ponerlo en práctica, no es más seguro no escuchar nada?”. En este mundo, la lluvia, los vientos, los torrentes no cesan. ¿No es mejor construir sobre roca para que cuando vengan los torrentes, no te arrastren?… Sin protección y sin el menor tejado, vas a ser irremediablemente abatido, arrastrado, sumergido.

Reflexiona pues sobre el partido que vas a tomar. Es malo no escuchar, es malo escuchar sin actuar, resulta que hay que escuchar y poner en práctica. Sed personas que » ponen en práctica la Palabra, y no se contentan sólo con escucharla”; lo contrario sería engañarse.